Hola a todos.
Queremos proponeros un juego divertido que hemos practicado
en clase. Hemos jugado con las palabras. ¿Sabéis
quién era Gianni Rodari? Fue el inventor del
binomio fantástico. Consiste en escoger palabras
aleatoriamente y unirlas en una historia. Fue así
como escribimos nuestros relatos… Os animamos
a leerlos.
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Gianni Rodari , escritor, maestro y pedagogo
italiano (1920-1980) |
EN BUSCA DE ....
Por
Ángela Ruiz San Miguel y Alba Rodríguez
Tezanos.
Érase una vez dos chicas que no se conocían
de nada. Una de ellas solo buscaba la felicidad, y
la otra estaba en busca de cariño. La que buscaba
cariño se llamaba Clara; ella únicamente
tenía dieciséis años. Pensaba
que su vida estaba llena de cosas materiales, pues
vivía con sus padres en una gran casa muy bonita,
pero las cosas que le compraban sus padres no podían
llenar el vacío que le dejaba la falta de cariño.
La chica que estaba buscando la felicidad también
tenía dieciséis años y se llamaba
Marina. Recibía todo el cariño de sus
padres, pero no era total su felicidad porque veía
cómo su familia se iba quedando sin dinero
y cada día eran más pobres.
Un día Clara fue a una gran superficie a comprar
ropa y a su vez Marina fue a comprar un poco de comida.
Los dos iban muy rápido y de repente…
chocaron en un pasillo. A Clara se le cayó
la ropa y a Marina toda la comida. Ellas se ayudaron
a recoger lo que se había caído y poco
a poco empezaron a hablar, hasta que al final se dieron
sus teléfonos. Con el tiempo empezaron una
amistad, se contaron sus problemas y se ayudaron.
Marina le dio todo el cariño que jamás
recibió de sus padres y Clara ayudó
económicamente a Marina y a su familia. Y desde
aquel día en que se encontraron en aquella
tienda hasta ahora, cuarenta años después,
siguen siendo tan buenas amigas como entonces.
SALTARÍN
Por Elba Castanedo y Marta Caloca.
Había una vez, en un bosque lejano, un niño
llamado Arturo que tenía ocho años.
Arturo se levantaba todos los días temprano
ya que no tenía familia. Hacía todos
los días las tareas de casa él solo
y cuando tenía un rato se iba a la escuela
para poder aprender tan solo a leer y escribir. Arturo
creció y creció y a los 15 años,
en un día como otro cualquiera llegaron unos
vecinos nuevos a la casa abandonada que había
al lado de la de su familia.
Una mañana, alguien llamó a la puerta;
allí se presentó una gran familia: el
padre, Alfonso, la madre, Alfonsina, el hijo, que
no tenía nombre y al que llamaban Saltarín,
y una hermosa muchachuca. Arturo se enamoró
de ella y una tarde fue a dar un paseo por el bosque
y le encontró cogiendo manzanas. Se acercó
y le preguntó su nombre, y ella le contestó
que se llamaba Marieta. Desde aquel día quedaron
todos los días en el bosque bajo aquel manzano
en el que hablaron por primera vez. Pasaron los días
y cada vez se gustaban más, hasta que decidieron
casarse. El hermano, Saltarín, hizo la alianza
para Marieta y también para Arturo: eran las
más bonitas que nunca hubo en ese bosque, pero
Saltarín tropezó en el puente y se cayó
al río. Arturo fue capaz de rescatarlo justo
a tiempo, antes de la boda que se celebró pronto.
La pareja fue muy feliz y tuvo 16 hijos.
UN ATAJO PELIGROSO
Por Óscar Ocio y Nicolás Román.
Alfredo era un niño de trece años que
vivía en un barrio lujoso de Madrid, pero estaba
pasando las vacaciones de Semana Santa en casa de
su abuela Conchi, que vivía en un pueblo de
Cantabria llamado Solares.
Todas las tardes se aburría, porque allí
no tenía amigos y su abuela dormía una
larga siesta todos los días. Una tarde, salió
a dar un paseo. Recorrió el pueblo en poquísimo
tiempo. Cuando volvía a casa de su abuela,
encontró un atajo oscuro y sombrío.
Decidió ir por él para conocerlo, ya
que en casa no iba a hacer cosas más interesantes.
Era una calle estrecha y silenciosa. Después
de haber estado caminando durante unos cinco minutos
pude distinguir a los lejos la figura de un hombre
muy corpulento. Cuando estaba a pocos metros de él,
observó que llevaba una manga subida por debajo
del codo. Alfredo tuvo el mal presentimiento de que
no había hecho bien al coger ese atajo porque,
en realidad, estaba tardando más de lo que
esperaba y además tenía mucho miedo.
Cuando salía corriendo hacia casa de su abuela
Conchi, recibió un disparo en la pierna y quedó
en coma. Al despertarse, estaba con su abuela en el
hospital. Todo había pasado.
NACÍ EN EL AÑO 1979
Por Sara Gil y Andrea Oria.
Nací en el año 1979, en un pequeño
pueblo del que no diré nada. Mis padres pensaron
que era prematuro, que aún era un feto. No
sé si para mi desgracia o para la de ellos
el médico negó que yo fuese un feto,
que incluso nací un poco tarde.
Toda mi infancia me senté en la parte de atrás
del coche, separado de mis padres por un cristal tintando,
para evitar verme. Cuando iba al parque con mi madre
y le preguntaban si yo era su hijo… ella lo
negaba rotundamente.
En el colegio tampoco cambió mucho, era el
feo de la clase, el marginado de turno. Al menos sacaba
buenas notas. Empecé el instituto y mi situación
era parecida, pero yo aún tenía esperanza,
a pesar de que cada vez fuese a peor. Saqué
el graduado de ESO y en bachillerato seguí
siendo un alumno ejemplar.
¿Sabéis ese consejo que dice que si
quieres ligar ve con un amigo feo? Funciona, si no
preguntádselo a mis amigos. Les entusiasmaba
ir conmigo de fiesta. Al menos las chicas decían
que era simpático.
Terminado bachillerato empecé económicas
y empresariales en una universidad privada. No es
que tuviese mucho dinero, pero pude salir adelante
gracias a mis padres y a una beca… Sin contar
mis dos trabajos.
El trabajo, otro gran problema para los feos, sobre
todo si es de cara al público. Por mucha preparación
que tengas, si eres feo lo tienes crudo. Da igual
que “compitas” contra canis y chonis.
Terminada la universidad me encontré con un
viejo amigo, me dijo que en realidad no era tan feo
como yo creía, al menos ahora… Solo me
hacía falta quererme un poco más o como
el dijo "Peinarte, arreglarte, vestir como una
persona y no un Neanderthal… Lavarte un poco.
Esas cosas".
No es que cambiase mucho de aspecto pero, al menos,
a diferencia de los que me marginaban, tengo un trabajo
estable y una mujer espectacular.
Es increíble cómo se disfruta, aunque
solo sea un poco, ver a la gente que tanto te había
despreciado peor que tú. Y el que diga lo contrario
MIENTE.
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