El pasado 
                            domingo 10 de mayo tuvo lugar la despedida de 56 alumnos 
                            finalistas del colegio La Salle de los cuales 19 iniciaron 
                            su andadura en el centro cuando tenían tres 
                            años y sólo había una aula de 
                            Infantil. Esta promoción, la 60 desde que La 
                            Salle se ubicó en su localización actual, 
                            ha vivido una profunda transformación del centro. 
                            Su cariño y sentimiento de pertenencia así 
                            como su satisfacción por la formación 
                            recibida queda patente en las siguientes palabras. 
                          
                             
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                              Alumnos de 2º 
                                  de Bachillerato del colegio La Salle.  | 
                             
                           
                           Todo comienza a mediados de septiembre de 1994. 
                            En esos momentos no nos imaginábamos que la 
                            mayoría de nosotros compartiríamos 15 
                            años juntos. A la puerta, lloros y miedos. 
                            Dentro nos esperaba Charo que con un gran abrazo daba 
                            la bienvenida cariñosamente a esa nueva generación 
                            que iniciaba la estancia en el colegio. Con el cuaderno 
                            de Micho, las ceras de Plastidecor, punzones, juguetes 
                            y gomets desarrollamos nuestra imaginación 
                            y aumentamos nuestras ganas de aprender.  
                            Los años se sucedieron tan rápido que 
                            apenas nos dimos cuenta de lo que perdíamos, 
                            puesto que cuando entramos a Primaria con María 
                            Dolores y Mari Paz tuvimos que enfrentarnos a las 
                            duras matemáticas, que por aquellos tiempos, 
                            gracias a Calculito, pudimos sacar adelante; sin olvidarnos 
                            de la lectura eficaz. A nuestras viejas amistades 
                            se les sumaron nuevas que poco a poco se fueron afianzando 
                            y que pasaron a ocupar un lugar imprescindible en 
                            La Salle.  
                            Lo que más nos sorprendió en aquella 
                            época fue el aula de informática, ya 
                            que fuimos de los primeros en probar las nuevas tecnologías 
                            que se iniciaban en el colegio. A pesar de que el 
                            juego Mickey en el ordenador era muy entretenido nada 
                            podía superar la media hora de recreo. En este 
                            corto espacio de tiempo, pues a nosotros nos parecía 
                            muy breve, los más valientes se atrevían 
                            a jugar al fútbol en aquella maraña 
                            de niños piernas y pelotas. Otros cambiaban 
                            cromos, tazos, pokemon o jugaban a los míticos 
                            comandos. Las chicas, sin embargo preferían 
                            cambiar conjuntos y, según Javi, pasarnos horas 
                            en el lavabo, mientras los chicos esperaban fuera. 
                            Las combas y las gomas también nos tuvieron 
                            entretenidos en esos minutos de risas y alegría. 
                           
                          Tercero y cuarto de Primaria supusieron cambio de 
                            tutores, que en esas edades no fue fácil. Unos 
                            recibíamos a don Miguel y otros a Ana, la cual 
                            nos acompañaría dos años más, 
                            en los que las divisiones y los bailes de Piquío 
                            se convirtieron en el centro de atención. Fuimos 
                            creciendo hasta llegar al curso clave: sexto de Primaria. 
                            Ese año estuvo repleto de despedidas. Nunca 
                            podremos olvidar las grandes obras de Paco 'fray Perico 
                            y su borrico', que nos hicieron apreciar el valor 
                            de la amistad, o sus divertidas frases como "que 
                            saco a Tizona" o "tengo un elefante 
                            en el armario", algo que nos decepcionó 
                            puesto que, al llegar el final de curso, no cumplió 
                            con su promesa de sacar al elefante del armario (aún 
                            lo estamos esperando). 
                            Sin duda alguna, el acontecimiento, que realmente 
                            nos marcó fue el primer viaje a las Fraguas 
                            en el que todos nos reuníamos por las noches 
                            a contar las peripecias del día.  
                          Y empezamos la ESO. La llegada de nuevos compañeros 
                            era una situación que no experimentábamos 
                            desde primero de Primaria. Gracias a la salida a Entrambasaguas 
                            pudimos conocernos mejor con actividades como tiro 
                            con arco, remo y veladas muy entretenidas. El colegio 
                            se volvió más complejo, ya no era el 
                            lugar en el que solíamos jugar; en las clases 
                            en vez de juguetes había libros, los cuales 
                            nos hacían estudiar. Ya tuvimos que decidir 
                            entre asignaturas como taller de Matemáticas, 
                            Procesos de Comunicación y Francés, 
                            lo que a algunos nos supuso una complicación. 
                            Éramos principiantes, al igual que José 
                            Javier, el cual fue nuestro propio dictador de palabras 
                            sobre arte y que nos sometió a la tortura de 
                            tomar apuntes, nunca antes habíamos hecho esto 
                            (por ahora todavía no hemos conseguido igualar 
                            el récord de cinco folios en una hora). Otros 
                            profesores como José Manuel y Sergio intentaron 
                            inculcarnos el amor por las ciencias y las matemáticas 
                            y nos acompañaron en esta etapa que llamamos 
                            "la edad difícil". 
                          
                             
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                              Los alumnos 
                                  de la promoción 1994-1995.  | 
                             
                           
                           Tercero de la ESO fue quizá el curso más 
                            conflictivo y complicado, estábamos en la edad 
                            del pavo. Las distracciones constantes hacían 
                            que nuestro nivel decayese pero fue una época 
                            en la que maduramos y crecimos como personas. En este 
                            año llegó Zubi. La tecnología 
                            que dábamos en aquel entonces era física 
                            encubierta debido a que muchos conceptos aprendidos 
                            en aquellas clases los hemos puesto en práctica 
                            recientemente, ahora nos ha venido muy bien. Fue un 
                            año en que experimentamos nuestro primer viaje 
                            a Madrid; la Warner nos marcó, además 
                            del palacio de Aranjuez y el maravilloso Bernabéu, 
                            sin podernos olvidar de las lágrimas que nos 
                            saco el musical 'Hoy no me puedo levantar'. 
                           En cuarto de la ESO tuvimos que tomar una gran decisión, 
                            tuvimos que empezar a pensar en nuestro futuro y en 
                            qué querríamos hacer el DIA de mañana. 
                            La elección de la rama de letras, la del tecnológico 
                            o la de ciencias de la salud nos resulto bastante 
                            estresante. Aun así conseguimos sacar una sonrisa 
                            en este curso, el último para muchos que dejaron 
                            el colegio. El viaje a Cataluña fue una despedida 
                            cargada de emociones y de grandes retos como defendernos 
                            por la gran Barcelona con un mapa que apenas acertábamos 
                            a descifrar o enfrentarnos al miedo de subir al Dragon 
                            khan. 
                           El inicio de bachiller con temor nos hizo darnos 
                            cuenta de la importancia de los estudios, como no 
                            dejaban de repetirnos los profesores, quienes nos 
                            hablaban de la selectividad casi más veces 
                            en ese primer curso que ahora. Destaquemos nuestra 
                            gran actuación en el pregón de inicio 
                            de fiestas lasalianas 2008, los disfraces, las combas 
                            y los bailes fueron un buen comienzo. Ese curso realizamos 
                            nuestro último viaje, el calor de Valencia 
                            no nos impidió disfrutar al máximo de 
                            nuestra estancia allí. 
                           Después de este breve resumen de nuestra 
                            estancia en el colegio, más bien digo de nuestra 
                            vida en este gran colegio, quisiera destacar que las 
                            pequeñas diferencias entre nosotros no deben 
                            permanecer en el recuerdo sino perderse en el olvido. 
                            Por muy lejos que nos encontremos y por diferentes 
                            caminos que hayamos tomado siempre llevaremos en nuestro 
                            interior un pedacito de La Salle, haciendo que nos 
                            acordemos cariñosamente del tiempo que pasamos 
                            aquí.  
                            La Salle por medio de sus profesores y de sus alumnos 
                            nos ha enseñado a cada uno muchos conocimientos, 
                            pero no se ha quedado ahí, nos ha dado unos 
                            cimientos sobre los que fundamentar nuestra vida, 
                            unos valores. Los profesores han sido elementos de 
                            apoyo que nos han exigido cuando tenían que 
                            hacerlo pero también han sabido ser una mano 
                            amiga cuando se necesitaba de apoyo. Son incontables 
                            las ocasiones en las que Bea se ha desgañitado 
                            explicándonos diédrico, las que Zuga 
                            nos ha aclarado qué es una falacia, que Florencio 
                            nos ha hecho comprender la replicación del 
                            ADN, las que Manolo no ha repetido frases como "imaginaos 
                            que soy Brad Pitt o Angelina Jolie…", 
                            en las que Sofía se ha esforzado fotocopiando 
                            para nosotros infinidad de ejercicio al igual que 
                            Pilar, cuando la sustituyó, lo cual nos ha 
                            venido muy bien las veces que Pili ha repetido con 
                            paciencia lo que es un pH, en las que Francisco nos 
                            ha sacado a la pizarra para preguntarnos qué 
                            es el pacto de San Sebastián o en las que Pilar 
                            nos ha quitado décimas por nuestras faltas 
                            de ortografía, enseñándonos a 
                            la vez muchas características de las obras 
                            españolas más representativas. Y no 
                            nos podemos olvidar de las numerosas charlas sobre 
                            conciencia social de Ramón, nuestro profesor 
                            de inglés.  
                          El colegio nos ha impulsado a conseguir cada uno 
                            de nuestros sueños y cada una de nuestras metas 
                            tanto a través de las enseñanzas en 
                            el aula como mediante las actuaciones teatrales. Hago 
                            un inciso y aprovecho para resaltar la extraordinaria 
                            labor de nuestros compañeros de teatro y de 
                            su director Chemi, que ahora mismo están con 
                            la obra NUNCA JAMÁS, os la recomiendo.  
                          Mientras recorro los pasillos que me han acompañado 
                            en este largo camino no puedo evitar sentir una gran 
                            nostalgia al darme cuenta de que se acerca el final, 
                            la hora del adiós en que todos nosotros tomaremos 
                            nuestro camino y comenzaremos una nueva vida. De aquí 
                            no sólo nos llevamos una preparación 
                            para el trabajo que queramos desempeñar en 
                            el futuro, sino unas nociones sobre los sentimientos 
                            que serán muy útiles el día de 
                            mañana para afrontar nuestra vida. Aunque lo 
                            más destacable que este colegio nos ha dado 
                            son unos amigos para siempre debido a que las relaciones 
                            que hemos forjado no son unos simples lazos quebradizos, 
                            sino que son profundas raíces en la tierra 
                            que perdurarán aun con el paso del tiempo. 
                            Pero estoy aferrándome a la idea de no considerar 
                            esto como un adiós, sino como un "hasta 
                            luego", porque aunque no nos volvamos a ver, 
                            hemos pasado juntos por una de las etapas más 
                            confusas de nuestra vida, apoyándonos los unos 
                            a los otros consiguiendo superar las difíciles 
                            situaciones que se nos han planteado. Ahora sólo 
                            puedo decir GRACIAS. Si algo he aprendido es que lo 
                            que importan son las personas, si algo me llevo son 
                            los buenos momentos con mis compañeros, la 
                            cercanía de nuestros profesores y el apoyo 
                            constante de nuestros padres. 
                           Quien ha pertenecido a la Salle, será lasaliano 
                            siempre 
                           
                            
                          
                             
                               
                                    
                                    SUBIR 
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