Pese
a que no siempre seamos conscientes de ello, nuestra
vida está inevitablemente vinculada al reclamo.
Simplemente el hecho de despertarnos supone apagar
un despertador Sony, tomar una taza de Nescafé
o usar un champú de Pantene. Vallas, marquesinas,
sitios web, canales de televisión, radio o
prensa albergan mensajes comerciales muy alejados
de la impremeditación y que pertenecen a una
técnica comunicativa ya milenaria: la publicidad.
|
Cartel
de las III Jornadas Universitarias Internacionales
de Publicidad Social celebradas en la Universidad
Rey Juan Carlos. |
Del latín 'publicus', se entiende por publicidad
la disciplina científica que tiene por objeto
informar sobre un bien o servicio para favorecer una
determinada conducta, relacionada en la mayoría
de los casos con su adquisición.
Podemos situar el origen de la publicidad, entendida
como un método que se ajuste a la definición
dada, en Babilonia. La ciudad-estado, situada en el
actual Irak, albergaba hace 2500 años mercaderes
que contrataban a hombres denominados heraldos con
el fin de que anunciaran con voz potente sus productos,
técnica esencial en los países europeos
durante toda la Edad Media. Sin embargo, son la romana
y la pompeyana las civilizaciones de las cuales se
han encontrado los primeros mecanismos publicitarios:
carteles rudimentarios que anunciaban tabernas en
ciudades cercanas o que buscaban la venta de terrenos.
La invención de la imprenta y la difusión
de la radio, la televisión o el cine fueron
también elementos básicos para favorecer
lo que, tras la Segunda Guerra Mundial, se convertiría
en uno de los factores económicos más
influyentes.
|
Publicidad
impactante en un autobús . |
Son varias las teorías publicitarias que a
lo largo de la historia han tratado de enunciar las
bases psicológicas de esta destreza comunicativa.
Sin embargo, fue el modelo desarrollado en 1896 por
el abogado americano Elías St. Elmo Lewis,
partidario de la industria de la publicidad, conocido
como Método AIDA, uno de los primeros y más
importantes. AIDA no es otra cosa que el acrónimo
formado por las siglas de los cuatro principios de
la conducta humana en los que se basa la publicidad
(Attention, Interest, Desire y Action):
- Factores como la intensidad, el tamaño, el
contraste, la novedad, el movimiento o la claridad
del mensaje publicitario influyen, junto a gustos,
estados o valores del receptor, en la que es la primera
fase de esta secuencia. Se trata de una cualidad perceptiva
rápida cuya captación ha de darse en
los primeros tres segundos en radio y televisión
y en menos de un segundo en prensa: es la atención.
- La segunda fase es la denominada del interés.
Basada en la curiosidad humana, no es sino una atención
continuada que necesita de más tiempo que la
primera para llevarse a cabo. Apoyándose a
veces en la creación de necesidades que el
receptor no tiene en realidad, trata de comunicar
las ventajas que proporciona aquello que se publicita.
- Se llama fase de deseo a aquella en la que el receptor
encuentra un beneficio en la compra del producto,
fruto del éxito de las dos anteriores.
- Por último, es la fase de acción aquella
que tiene, pese a su sencillez teórica, una
mayor complejidad práctica. El mensaje publicitario
debe responder a las cuestiones dónde y cuándo
está disponible el bien o servicio que se ofrece,
facilitar la adquisición del mismo (Llame
al teléfono que aparece en pantalla),
así como convencer al cliente de la existencia
de un beneficio que se suma al que se desprende de
comprar el producto (Si llama ahora, recibirá
dos kits completos por el precio de uno).
Se pueden sintetizar en tres los objetivos de la publicidad,
que trataré de ilustrar con ejemplos de lemas
publicitarios o eslongans:
1. Informar al consumidor sobre:
- El lanzamiento de un producto
Si la cuestión es llegar, confíe
en un 600.
- Cambios en el precio
En Carrefour, bajamos los precios.
- Apoyo a causas sociales:
No te pedimos más de lo que puedas dar
(asociación AFANOC contra el cáncer
infantil).
2. Persuadir para:
- Crear una demanda selectiva
Rolex, el reloj de la corona.
- Aumentar:
- La frecuencia de uso de un producto
Plan 14 días Activia.
- La cantidad comprada del mismo
En Eroski, la segunda unidad a
la mitad.
3. Recordar la notoriedad del producto y de la marca
Siempre Coca-Cola.
Buscando estos objetivos, así como basándose
en las conductas humanas mencionadas, miles de campañas
publicitarias no dejan indiferentes a millones de
consumidores en todo el mundo. Son varias las consecuencias
sociales de la publicidad: conseguir una población
informada sobre el amplio abanico de productos es
una de ellas. Sin embargo, la publicidad puede en
ocasiones resultar ofensiva o molesta para el público
más exigente y la principal consecuencia económica,
causar demanda, puede pasar a ser la contraria. No
obstante, y como dice uno de los publicistas más
importantes de nuestro país, Luis Bassat, "en
publicidad, el mayor riesgo es no arriesgar".

SUBIR
|
|