Con las 
                            maletas en el maletero, dijimos adiós a Santander 
                            por unos días y emprendimos viaje hacia Valencia. 
                            En el autobús, a pesar del sueño, nadie 
                            pudo pegar ojo, la euforia era la protagonista. 
                          
                             
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                              ¡Qué 
                                  buen tiempo nos hizo!.  | 
                             
                           
                          Llevábamos casi un mes esperando, 
                            y por fin llegó el día esperado, martes 
                            22 de abril. Las sábanas se nos pegaron algo 
                            más que de costumbre, ya que a las 6:45 teníamos 
                            cita en el colegio. Dos autobuses estaban parados 
                            en el patio del colegio, un microbús para los 
                            de 1º B de Bachillerato acompañados por 
                            el Hermano Marcos, y otro autobús con alumnos 
                            de 4º A, B y C de la ESO y 1º B de Bachillerato, 
                            acompañados por tres profesores: Mª José, 
                            Amador y Paloma. 
                             
                            La primera parada fue en Burgos, donde apenas nos 
                            dio tiempo a despejarnos y a comer algo para coger 
                            fuerzas. 
                            Paramos más tarde en la ciudad de Soria, concretamente 
                            en las ruinas de la caída de Numancia a manos 
                            romanas. Se nos explicó la disposición 
                            de las calles, con un nordeste que nos pilló 
                            desprevenidos, así como la estructura de las 
                            casas antes y después de la conquista romana 
                            por el general Escipión. Tras informarnos algo 
                            más, en un museo cercano, sobre una de las 
                            ciudades celtíbero/romanas de la provincia 
                            de Soria, fuimos a comer a una universidad de la zona. 
                            La preciosa ciudad de Teruel nos enseñó 
                            sus encantos ya por la tarde, última parada 
                            antes de Valencia. 
                          Llegamos por fin, hacia las 22:00, 
                            a la casa de convivencias La Salle (Lliria) donde 
                            dormiríamos. Hubo repartición de habitaciones, 
                            cena y tiempo libre por el recinto del colegio, lleno 
                            de árboles y algún campo de fútbol 
                            y baloncesto. 
                          
                             
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                              Saludando desde 
                                  lo más alto.  | 
                             
                           
                          Nos levantamos temprano para visitar 
                            las maravillas de Valencia. Comenzamos por el Oceanográfico, 
                            donde tuvimos tiempo para visitar los animales de 
                            los diferentes océanos y mares del mundo. Nos 
                            sorprendieron mucho las velugas con su bello resplandor 
                            blanquecino, así como el espectáculo 
                            de los delfines que captó nuestra atención 
                            en todo momento. Fuimos a comer a un local que nos 
                            dejaron en el recinto de la Ciudad de las Artes y 
                            las Ciencias.  
                          Por la tarde, tuvimos ocasión 
                            de ver la película: 'Fantasía 2000', 
                            en el Hemisférico. La gran cúpula que 
                            nos rodeaba nos hacía vivir la música 
                            e imágenes de la proyección. También 
                            nos dio tiempo algo después a ver el centro 
                            de Valencia, en particular el edificio de Correos, 
                            con su preciosa cristalera y la Estación del 
                            Norte, de estilo modernista. 
                          El jueves nos tocaba un día 
                            duro, repleto de curiosidades respecto a la historia 
                            de Valencia. Empezamos visitando la catedral: el retablo, 
                            las cristaleras, las puertas, las figuras esculpidas… 
                            Pudimos ver los restos de unos baños termales, 
                            así como el famoso Tribunal de las Aguas, importante 
                            para la tradición valenciana. Estuvimos en 
                            varias plazas, como la Plaza Redonda, una de las más 
                            antiguas de Valencia. También tuvimos ocasión 
                            de entrar en la Lonja, famosa por el intercambio de 
                            sedas, y ver su patio de naranjos y sus diversas habitaciones, 
                            cada una con una utilidad. Recorrimos algo más 
                            de la ciudad para ver las únicas dos puertas 
                            de entrada a Valencia que quedaban, de las 20 que 
                            había en un principio. 
                          Comimos cada uno por nuestra cuenta 
                            y disfrutamos del caluroso día, para ya por 
                            la tarde ir al Museo de las Artes y las Ciencias. 
                            Aunque el museo era enorme, disfrutamos manipulando 
                            muchos de los objetos y máquinas que se nos 
                            presentaban. Volvimos al centro de la ciudad para 
                            comprar detalles a nuestras familias y callejear por 
                            otras zonas que no habíamos visto.  
                            De nuevo en la residencia, intentamos descansar para 
                            el cansado día que nos esperaba. 
                          
                          El día amaneció algo 
                            nublado, aunque en el camino a Terra Mítica 
                            comenzó a despejar. Cada uno fuimos por nuestro 
                            lado, aunque siempre nos encontrábamos en alguna 
                            de las atracciones. Para los más atrevidos 
                            había ciertas atracciones con caídas 
                            que dejaban sin aliento, y para los más miedosos, 
                            los tradicionales rápidos. Comimos sin salir 
                            del lugar, con unos tickets que se nos dieron a la 
                            entrada. Intentamos aprovechar al máximo la 
                            ocasión, repitiendo a veces los lugares y haciéndonos 
                            fotos para inmortalizar momentos. 
                          El sol había hecho estragos, 
                            y muchos de nosotros acabamos quemados, o si no, muertos 
                            de cansancio. De vuelta a La Salle disfrutamos de 
                            nuestra última noche.  
                            Por la mañana, nos esperaba un largo viaje 
                            de vuelta, que sin duda todos queríamos haber 
                            retrasado algún día más. Hicimos 
                            una breve parada en una estación de servicio 
                            y de nuevo al autobús.  
                          Hacia la hora de comer paramos en 
                            el Monasterio de Piedra (Calatayud) y llenamos los 
                            estómagos en el restaurante. Sin descansar 
                            apenas, nos sorprendimos de la belleza del lugar. 
                            Todos esperábamos un edificio pedregoso, y 
                            sin embargo recorrimos senderos y grutas, viendo cascadas 
                            en cada rincón, cada una con su particular 
                            encanto.  
                          
                             
                              |   | 
                             
                             
                              Junto al Museo 
                                  de las Artes y las Ciencias.  | 
                             
                           
                          De nuevo fuimos al autobús 
                            intentando pasar el rato con películas o algo 
                            de música. No pudimos visitar Logroño, 
                            ya que íbamos con el tiempo justo, así 
                            que paramos en un área de servicio para ya 
                            ir directos a Santander. 
                          Una vez en Santander, hacia las 22:30 
                            del sábado 26, cogimos cada uno nuestra maleta 
                            y nos despedimos a nuestro pesar de los compañeros 
                            y de los estupendos días que pasamos en Valencia. 
                             
                           
                          
                             
                               
                                    
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