Nº39. Mayo. 2003.

 

Esta sección está reservada para desarrollar los temas transversales, como Salud, Educación por la paz, Sexualidad, etcétera. En este espacio tiene cabida cualquier tipo de experiencia que refleje los temas alternativos, pero no por ello excluyentes, de la educación.

Afganistán: el problema de las minas
El comienzo del fin
El amor virtual
Un futuro mejor
Las minorías marginadas
Para no olvidar: la crisis de Irak y la catástrofe del Prestige


 

 

 

 

 

 

 

 


Afganistán: el problema de las minas
Por Eugenio Fernández Abad, alumno de 1º A de Bachillerato del colegio Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega.

Una vez terminado el conflicto en Afganistán parece que todos los problemas han concluido. Sin embargo, el país se enfrenta ahora al grave problema de las minas antipersonales que reflejan la huella del dolor y de la muerte que no terminan cuando acaba la batalla. Numerosas organizaciones están luchando contra ellas para garantizar la seguridad de la población, sin embargo, se necesita un gran desembolso económico, pues son muchas las zonas afectadas por la colocación de estos explosivos.

La existencia de minas terrestres o minas antipersonales, constituyen una de las crisis más grandes en el ámbito mundial, tal como lo es el SIDA u otras epidemias. Cerca de 110 millones de minas están enterradas en más de 70 países, causando 24 mil muertes y heridos por año, la gran mayoría mujeres y niños. Cada 20 minutos alguien es herido por una de estas armas, responsable de 250.000 víctimas, teniendo en cuenta que en los últimos 50 años han causado más muertos y heridos que las armas atómicas y químicas del mundo en conjunto.


Foto de AP para la BBC

En primera instancia fueron utilizadas como un medio de protección a las minas antitanques, posteriormente pasaron a ser armas de ataque propiamente letal, siendo su uso ofensivo, tanto en los conflictos internacionales como internos. Como armas ofensivas están destinadas a mutilar el enemigo y también han sido usadas para inhabilitar extensiones de terreno, que son la fuente de abastecimiento tanto de tropas enemigas, como de la población civil. Desde un punto de vista defensivo, se han utilizado como estrategia para garantizar la defensa nacional de los Estados, cumpliendo de este modo, con el rol de la seguridad en sus propios países.

Afganistán es uno de los países del mundo más afectado por las minas y municiones sin estallar (MUSE). Dado que miles de afganos huyen, según se ha comunicado, de las zonas urbanas al campo o hacia las fronteras del país, preocupa al CICR que esto pueda tener como consecuencia un incremento del número de víctimas de las minas.

Según las estimaciones de los grupos e vigilancia, de 150 a 300 afganos mueren o quedan lisiados cada mes a causa de explosivos, entre ellos minas contracarro y contrapersonal, y de munición sin explotar (UXO), como granadas y obuses. Cerca del 20% de las personas atendidas en los hospitales afganos son niños.

Empleadas en múltiples conflictos bélicos desde la segunda guerra mundial, las minas terrestres continúan sembrando el terror; las que quedaron en los campos minados de Egipto siguen lesionando a los Beduinos. El año pasado, los explosivos mataron o mutilaron de 15.000 a 20.000 personas en 70 países, la mayoría rurales.

Después de 23 años de guerra, Afganistán es probablemente el país más afectado del mundo por las minas. El programa de acción contra las minas en Afganistán se dedica a desactivar minas, señalar las áreas minadas y enseñar a los civiles a ser cautos.

Uno de los métodos utilizados consiste en emplear perros adiestrados para detectar minas; cuando un perro olfatea un explosivo, se sienta y espera a su acompañante. Otros afganos utilizan bulldozers y grúas para limpiar los campos de minas.

Existen muchos tipos de minas.
La mina más corriente en Afganistán es la llamada mina antipersonal, tamaño de una lata de atún y fabricada para explotar a consecuencia de la presencia, la proximidad o el contacto de unas personas, dejándolas muertas o incapacitadas. Hay otra que estalla a la altura de la cintura, arrojando, metralla de acero. Estas minas se componen de 10 a 250 gramos de explosivo, bastando la presión de 5 a 50 kilos para ser detonada, son compuestas de TNT, plástico y pequeñas cantidades de metal, tornándose más difíciles de ser localizadas.

Durante la invasión de Afganistán los soviéticos sembraron de minas mariposa vastos territorios, a menudo lanzadas desde helicópteros. Unas alas de plástico facilitaban su descenso. Rusia es otro de los países desgarrados por la guerra, concretamente en Chechenia, donde se siguen usando minas. Pero hoy son más las minas que se desactivan en el mundo que las que se colocan, y las cifras de víctimas están descendiendo lentamente. En Afganistán se han limpiado de minas y munición sin explotar un total de 224 Km. cuadrados de carreteras, ciudades y aldeas, y 321 Km. cuadrados de campos de batalla. Pero librar definitivamente al país de los explosivos costará al menos otros 10 años y casi 600 millones.

 

Fuentes:
Comité internacional de Cruz Roja (CICR)

UNICEF
Instituto de ecología política de chile
Las fotografías han sido obtenidas de la página web de la
BBC

 

 

 


El comienzo del fin
Por Beatriz Ortego Balbás, alumna de 1ºA Bachiller del Colegio Nuestra Señora de La Paz.

La humanidad está yendo hacia un camino en plena decadencia y va a tener que plantearse seriamente cómo resolver este caos para que podamos salir de la situación.

¿Quién iba a pensar que los únicos supervivientes de la catástrofe que estamos provocando en nuestro planeta, serían las mismas personas del Tercer Mundo? En un futuro, si no conseguimos arreglar la situación actual, y continúa la destrucción, acabaremos cayendo y ellos serán los que, por primera vez, disfruten de una libertad que les hemos prohibido.

La búsqueda que toda la humanidad hace desde el principio de los tiempos hasta hoy es el encuentro del agua. Es lo más importante, por encima de los alimentos, las relaciones y el trabajo. El agua es la base de toda vida, sin ella no podemos hacer ni conseguir nada. Precisamente la desaparición de este líquido es una de las cosas más preocupantes, pues poco a poco nos estamos quedando sin él. De los 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua, un 97 % constituye el mar. Sólo nos queda un 3% de agua dulce, de los cuales tres cuartas partes se encuentran congeladas en los polos o en zonas inaccesibles. De esta forma, aproximadamente un 1% es de lo que disponemos para abastecernos.

El pequeño porcentaje de agua que se encuentra en los ríos y bajo tierra está contaminándose debido a que las industrias y nosotros mismos, arrojamos productos químicos a esta fuente de salud de la que disponemos. Incluso una pequeña pila de reloj, puede contaminar por varios kilómetros el cauce de un río. Además, el calentamiento global de la Tierra está produciendo que el agua de los polos se deshiele y se mezcle inevitablemente con el mar

Así pues, estamos reduciendo cada vez más el agua potable que estamos dispuestos a beber. Sólo nos queda depurarla, pero supone un terrible gasto y un esfuerzo enorme para todos los países del mundo. Además, no siempre se consigue limpiar este agua lo suficiente para conseguir un líquido tal y como encontrábamos al principio.

Podemos añadir a esto que nos estamos volviendo cada vez más escrupulosos y sensibles. Hace años, nuestros abuelos bebían agua directamente del río o de algún manantial, sin necesidad de utilizar el cloro para matar a las bacterias. Hoy en día, no bebemos el agua que sale del grifo. Nos compramos botellas de agua mineral, sin bacterias, ni nada de eso que siempre hemos tomado. Lo único que estamos haciendo es debilitar nuestro sistema inmunológico. No tenemos defensas que hagan frente a las bacterias más comunes, cayendo enfermos cuando alguna de estas nos ataque. Pero esto no es todo. Cuidamos la limpieza, hasta puntos extremos, de todo lo que nos rodea. Nuestras generaciones anteriores no sabían lo que era el asma, ni las alergias, al polvo o al pelo de los animales, precisamente porque estaban rodeados continuamente de esa beneficiosa "suciedad".

Volviendo al tema del agua, ¿qué pasará cuando ya no exista algo potable que beber?. Una de las teorías que estudian los pensadores es que caeremos enfermos y moriremos, porque no estamos preparados para beber de esa agua. Sin embargo, las personas del Tercer Mundo, podrán beber sin preocuparse del agua estancada de las charcas y habitando entre el polvo y los animales, pues serán capaces de soportarlo sin problemas

 

Más información: http://www.explora.cl/otros/agua/consumo.html