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Esta sección está reservada para desarrollar los temas transversales, como Salud, Educación por la paz, Sexualidad, etcétera. En este espacio tiene cabida cualquier tipo de experiencia que refleje los temas alternativos, pero no por ello excluyentes, de la educación. Anorexia, la daga del espejo
Anorexia, la daga del espejo Pretendemos mostrar las consecuencias que tiene la anorexia, una enfermedad que afecta sobre todo a las jóvenes adolescentes. Por ello, debemos percatarnos de quién lo sufre, cómo y cuándo y así poder ayudar a las personas que lo sufren y actuar en consecuencia. La Anorexia (nerviosa) es una enfermedad que se caracteriza por el miedo intenso a ganar peso y por una imagen distorsionada del propio cuerpo. Conduce a un grave adelgazamiento debido a una dieta exagerada y a un exceso de ejercicio. Se presenta habitualmente en adolescentes, especialmente en las mujeres. Un Trastorno en la Alimentación es una enfermedad causada por la ansiedad y por una preocupación excesiva por el peso corporal y el aspecto físico. Se da cuando una persona coloca a la comida como centro de su vida. La persona que padece algún Trastorno en su Alimentación como la anorexia o la bulimia, basa en la comida todos los pensamientos y actos que forman parte de su vida cotidiana, sintiéndose totalmente dependientes de esa idea que, a modo de parásito, parece "atacar" en cada momento y situación. La comida se convierte, entonces, en el eje a partir del cual gira la vida y el mundo de relación de la persona enferma. Es así como la comida es el motivo por el cual se visita a los amigos evitando las horas de las comidas, se deja de salir a comer en restaurantes que cocinan determinado tipo de comida (que engordan), se ingiere una manzana o un yogurt solamente en todo el día, y otras que hacen de la comida un cruel titiritero de la vida de aquellos que padecen esta enfermedad. La Bulimia es un desorden alimenticio causado por la ansiedad y por una preocupación excesiva por el peso corporal y el aspecto físico. Se caracteriza por episodios repetidos de ingesta excesiva seguidos de provocación del vómito, uso de laxantes, dietas exageradas y abuso del ejercicio para controlar el peso. La bulimia aparece sobre todo en adolescentes, en especial en las mujeres, debido a diferentes mecanismos psicológicos; el más obvio es la respuesta a la presión social que valora la delgadez como atractivo físico. La aparición de estas enfermedades relacionadas con la alimentación se dan especialmente en la adolescencia, entre los 14 y los 20 años, ya que es una etapa en la que el cuerpo se está desarrollando y cambiando abruptamente y la imagen mental que tenemos del propio cuerpo es más lenta que su evolución biológica. La responsabilidad de un adolescente enfermo recae sobre la publicidad y los medios, que muestran modelos perfectos del hombre y la mujer, delgados y bellos, o sobre la misma familia. No hay que negar lo que sucede, hay que asumir la situación, sentirse parte de ella y actuar en consecuencia. En otras palabras, querernos como somos, querer nuestro cuerpo y no buscar ser de otra manera, sino aceptarnos como somos y sentirnos bien así, aunque sea muchas veces difícil, pero seguramente imposible NO. Se debe mostrar a la persona que padece esta enfermedad que hay otras cosas, otros intereses en la vida, más allá de la figura y la comida, y que estos últimos son sólo una mínima parte de un gran y maravilloso todo que es el ser humano, al que hay que valorar, amar y defender. Hay testimonios de adolescentes en los que exteriorizan: Son muchos los factores que nos generan este tipo de pensamientos: la ropa de moda que no nos entra, el transpirar dentro de un probador en una tienda mientras forzamos a que se estire el pantalón, o quizás esas chicas o chicos semidesnudos y con cuerpos esculturales que aparecen en la tele a cada instante. Pero hay uno que es, quizás, el más importante: nuestro propio miedo. Miedo a que otros nos vean distintos, feos, a ser discriminados, a que nos hagan sentir mal. No podemos hacer que los fabricantes cambien los talles, ni que en la TV aparezca gente como nosotros...
Fuente de las fotografías: Más información sobre la anorexia: El suicidio, la tercera causa de muerte El suicidio entre los adolescentes y jóvenes ha tenido un aumento dramático en los años recientes. Es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 y 24 años de edad. El suicida piensa que no tiene medios ni formas para afrontar los problemas de su existencia y decide acabar con su propia vida. Es preciso que nos miren, nos observen, nos escuchen, nos comprendan y nos apoyen a nosotros, los jóvenes. No podemos desentendernos de lo que están viviendo estas personas, angustias, tristezas, inseguridades; es preciso acercarnos y mostrarles el camino de la felicidad, del amor, de la alegría. No podemos permitir que por sentir su vida vacía terminen con ella. A veces los adultos dicen: ¡Que mal se sentía uno cuando
tenía 15 ó 25 años ¡La juventud sufre tanto!
Esa es la verdad... La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales graves, que se pueden tratar. Muchos de los síntomas son similares; algunos son los cambios de hábitos en el dormir y en el comer, actuaciones violentas, comportamiento rebelde, uso de drogas o de alcohol, abandono en su apariencia personal, cambios en su personalidad, aburrimiento constante, dificultad para concentrarse, deterioro en la calidad de su trabajo escolar, quejas frecuentes de dolores físicos tales como dolores de cabeza, de estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del joven. El suicidio es un problema multifactorial, es decir, que son muchos
los factores que existen e influyen para que se realice un suicidio. Más información: http://www.saludalia.com/Saludalia/web_saludalia/urgencias/
Algunos la llamaron El mal de Nuestro Siglo, pero la depresión parece ser también el mal del milenio. Este padecimiento ha incrementado su incidencia en niños y jóvenes y afecta más a las mujeres que a los hombres. ¿Cuántas veces nos hemos sentido con un muy bajo estado
de ánimo y la dificultad para disfrutar de situaciones que habitualmente
nos despiertan alegría, con pérdida de interés hacia
los mismos y hacia la vida? Ojalá que ninguna, pero lo más
seguro es que por lo menos una vez lo hemos sufrido y es que estos sentimientos
se presentan en todos y cada uno de los seres humanos, a veces ante un evento
desagradable, otras ante una frustración, estrés continuado,
una pérdida de trabajo o la de un ser querido y a veces ni sabemos
por qué: Simplemente tenemos una sensación desagradable, abrumadora
y de abatimiento. Nadie está exento de sufrir algún tipo de depresión, ya
que puede presentarse en cualquier época de la vida, incluyendo
la niñez. Este es un trastorno muy frecuente reportado tanto en
población general, como en los hospitales. Este padecimiento ha incrementado su incidencia en niños y
jóvenes. Tradicionalmente se pensaba que el riesgo de depresión
aumenta con el tiempo de vida de un sujeto, es decir, mientras mayor sea
el individuo, más susceptible a la depresión. Sin embargo,
los resultados de varios estudios han demostrado una prevalencia considerablemente
más alta en personas jóvenes que en ancianos. Las personas deprimidas muestran tasas de mortalidad 2 a 3 veces
más altas que las de población en general debido a que presentan
una mayor tendencia a enfermarse, a sufrir accidentes, a descuidar tratamientos
para enfermedades. En algunas personas la depresión puede ser tan grave que domina sus vidas hasta el punto que les impide enfrentarse a las mismas en su forma habitual y les lleva, en ocasiones, a considerar que no merece la pena vivir o que los demás estarían mejor sin ellos. Esto no es darse por vencido, y acusar a estas personas de compadecerse de sí mismos. Cuando la depresión alcanza este grado constituye ya una enfermedad que precisa de tratamiento, es entonces el momento en el cual se necesita pedir ayuda. Una persona depresiva no debe quedarse sola. Es necesario buscar la
compañía, confiar en alguna persona; siempre es mejor
que estar solo y no hablar con nadie. La persona deprimida que ha recibido
recientemente malas noticias, o ha experimentado un trastorno importante
en su vida, debe contárselo a personas cercana, contarle que En la depresión no apetece comer. No importa. La fruta fresca y las verduras están especialmente recomendadas. Las personas con depresiones graves pueden perder peso y perder sus reservas de vitaminas, lo cual les hará sentirse peor. El alcohol acaba por deprimir más, a pesar de que inicialmente y durante
un breve período de tiempo pueda dar la sensación de un
aparente alivio. Una persona deprimida que consume alcohol
no buscará la ayuda adecuada para su trastorno y dejará
de buscar alternativas a sus problemas, además de que será
malo para su salud física.
Las fotografías proceden de las páginas: http://www.tusalud.com.mx/120811.htm Más información: http://www.nimh.nih.gov/publicat/spdepresion.cfm#intro | ||