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Reportajes: Marzas: tradición y costumbre
Las Marzas: tradición y costumbre Entre los meses de febrero y marzo se continúa celebrando la fiesta de 'Las Marzas' en Cantabria. En este reportaje nos explican qué son, cómo se organizan los marceros y dónde se viven con más intensidad, con una mención especial a la fiesta en Torrelavega. Según el Diccionario de la Lengua Española, las Marzas, son coplas que los mozos santanderinos cantaban de noche por las casa de las aldeas, en alabanza de la primavera, de los dueños de la casa, etc. Como su propio nombre indica, estos cantos se celebran en el mes de marzo (último día de febrero o primero de marzo), aunque también se celebran en otros días, como en Nochebuena, Año Nuevo o Reyes. Las Marzas se cantan en comitivas, formadas por los mozos del lugar, que van provistos de palos, cestas, campanos y ataviados con pieles de oveja. Los mozos se organizan en cuadrillas o comparsas. A veces, cuando había conflictos entre ellos y no salían a rondar, eran sustituidos por cuadrillas de hombres casados. Al anochecer recorren una por una todas las casas de los vecinos del pueblo, pidiendo el aguinaldo a cambio de los cantos que entonan, siempre antes de haber pedido permiso al cura, alcalde o maestro del lugar. Al llegar a la puerta de una casa, los marceros suelen empezar con la frase: ¿cantamos o rezamos?, por si acaso la familia está de luto por la muerte de alguien. La familia les daba un aguinaldo en forma de dao o limosna, y si este había sido cuantioso, se les daba el "buen dao", que son una serie de vivas hacia el vecino por su generosidad, pero si este había sido tacaño, se le cantaba la "Marza rutona" y se hacía cencerrada con todos los campanos que llevan los marceros. Aunque gran parte de esta fiesta se ha perdido, todavía hay mozos que salen a cantar las Marzas en Torrelavega, Polanco, el valle de Soba, Santander y Reinosa. En el valle de Soba, los marceros ataviados con pieles de oveja y cencerros de diversos tamaños eran acompañados durante la Pascua por el zarramasquero, un joven enmascarado con ramaje y careta de piel de oveja que porta un ramo de acebo. En Santander, un grupo de jóvenes las canta por el centro de la ciudad, y en Reinosa, se celebra desde hace más de treinta años, el único concurso de Marzas de Cantabria.
Este año, se ha constatado la gran importancia que tiene para Torrelavega la conservación de las tradiciones. Los más de cien marceros de todas las edades rondaron las calles de toda la ciudad. A las 7 de la tarde, se concentraron a las puertas de la Residencia de ancianos San José, donde se dio el comienzo a los cantos. Desde ahí se continuaron los cantos por los distintos barrios, pasando por la Nueva Ciudad y después por el Barrio Covadonga, para ya a las 9 de la noche dirigirse a las puertas del Ayuntamiento de Torrelavega. Allí se realizó el nombramiento del marcero mayor, que recaería en el párroco Miguel Ángel Fernández. El Ayuntamiento preparó el ya popular aguinaldo, que constaba de unos pinchos y vino, para que los marceros pudieses recomponer sus fuerzas. Tras una tonada final, se dirigieron hacia la calle Mártires, donde se rindió un emotivo homenaje al fallecido poeta José Hierro, en la plaza que lleva su nombre. Sobre las diez de la noche, se les otorgó la bendición en la Iglesia de la Asunción, y después de esto se dirigieron hacia la calle Serafín Escalante para escenificar la Marza Rutona. Ya para poner punto final, cantaron el "Saludo a Marzo" en la fuente de la calle Julián Ceballos.
Las imágenes son de la página web de Cantabria Joven | ||