Nº35. Noviembre-Diciembre. 2002.


Tribuna Libre

El lugar para vuestras opiniones personales es Tribuna Libre.
Aquí podéis opinar de todo aquello que os interese, bien porque esté de actualidad o bien porque creáis que merece la pena ser comentado.

Inseguridad en las calles
La violencia juvenil
Money, money, money
El futuro está en los idiomas
Guerra de intereses
El botellón, en peligro de extinción
La furtividad
Adoles..¿qué?
Atentado en el teatro de Moscú
Prestigio de la Formación Profesional
No apto para menores


 

 

 

 

 

 

 

 


Inseguridad en las calles
Por Lidia Zubillaga Agudo, alumna de 3ºA de la ESO del IES Manuel Gutiérrez Aragón de Viérnoles.

Delincuencia: acción de cometer uno o varios delitos.
Ya sabemos que la delincuencia existe y que cada vez aumenta más. Ya no se da con la solución para que este terrible problema llegue a su fin.
Los jóvenes de hoy en día pensamos de manera diferente, ya que lo tenemos presente casi las 24 horas del día. Me estoy refiriendo a los típicos problemas de las pandillas, en los que por una simple tontería que comentan, a alguno le puede costar la vida. No estoy exagerando, si es lo que ustedes piensan; los tiempos han cambiado mucho y esas calles de hace 15 años tan normales con peleas que sólo podían llegar a pequeños moratones producidos por los puñetazos se han convertido en peleas sangrientas con navajas y demás utensilios.

Saliendo una tarde de copas con los amigos, ya no sabes lo que la tarde te deparará. Yo ya llevo un par de años saliendo por Torrelavega con mis amigos/as y creo que es una de las ciudades en las que más problemas pueden ocurrir a cabo del día, sobre todo los sábados por la noche. Aunque no es la única, también he oído hablar de otros sitios (por ejemplo de Renedo o de Santander, como el Río de la Pila), pero lo que más me llama la atención es la llamada Banda del 13. Son unas 12 ó 13 personas que se ponen al lado de cualquier bar o discoteca y, a todos los chavales que van entrando, van contando: uno, dos, tres, ..., así hasta llegar a 13; al que le toque ese diabólico número se le dará una gran paliza con bates de béisbol y demás. En Torrelavega, hace un año a un chaval se le dejó inconsciente por llevarse un gran golpe con el casco de una moto; otro fue agredido con una navaja y falleció en la Plaza Roja, cerca de la zona de vinos, y así podría estar contando cantidad de peleas que empiezan con una pequeña discusión y acaban en una gran tragedia.

Sobre todo, a lo que más miedo se tiene es a tener un día una discusión y marcharte para que no te peguen y, al sábado siguiente, van a buscarte hasta que te encuentren y te pegan una paliza. Eso ha sucedido varias veces, pero esa paliza se puede convertir en un dramático final.
Supongo que esto seguirá así durante mucho tiempo y, aunque las cosas cambien, siempre se seguirá teniendo ese miedo de salir de casa y que te ocurra cualquier cosa. Por eso hablo de este tema, porque la seguridad de nuestras calles nos fallará definitivamente con el tiempo y no habrá ningún sitio seguro; ni siquiera nuestro hogar.


 

 


La violencia juvenil
Por Miguel Angel Gutiérrez Villaescusa, alumno de 3ºG del IES Manuel Gutiérrez Aragón de Viérnoles.

La violencia suele empezar por los jóvenes. Muchos de los jóvenes se divierten con la violencia. Antes de salir ya están pensando a quién van a pegar o qué es lo que van a hacer.
La violencia suele empezar desde los 15 o los 16 años en adelante. Sales a dar una vuelta por Torrelavega o Santander y ves mucha gente con violencia; salen a pegarse en pandilla, con navajas, bates y cosas peores que no son tan normales de ver.

Si empiezan con esta violencia a estos años, cuando sean mayores no podrán estar en ningún sitio, porque con la reputación que tienen serán echados de todos los sitios. Y estos jóvenes violentos siempre están buscando oportunidades y aprovechan para meterse a pegar a la gente; si pueden meter algún navajazo lo meten, y así serían felices. No me extraña que tengan mala reputación en todos los sitios.


 

 


Money, money, money
Por Sara Gómez, alumna de 1º Bachillerato del IES Pereda de Santander.

Sara opina sobre las obras que se están realizando en el patio de los colegios Cisneros, Magallanes y Antonio Mendoza, en el que ella estudió. Además, explica la situación que vive el IES Santa Clara, una situación que asegura conocer de primera mano por la relación que mantiene con estudiantes del centro.

Parece que el señor alcalde está tomando nota de su colega de oficio Álvarez del Manzano y está plagando Santander de obras. Puede ser que aún la gente piense que es por la mejora de la ciudad, pero los que lo piensan son unos ingenuos.

Ya el año pasado las instituciones públicas tuvimos más de un quebradero de cabeza, como el del instituto Santa Clara. El constructor del hotel del solar de los cines Coliseum, tuvo la magnífica idea de tocar los cimientos de este antiguo instituto, provocando grandes grietas y el desprendimiento del falso techo del tercer piso. Los alumnos y la mayor parte de profesores se unieron en una huelga justa, en la que también participaron alumnos de otros institutos. Lo que más me llamó la atención, es que este suceso no salió en las televisiones, ni alarmó a la opinión pública, por lo que no se pudo hacer nada más, pese a los intentos infructuosos de los afectados. Y la obra siguió adelante como si nada.

Hace casi dos años, en el patio de los colegios Antonio Mendoza, Cisneros y Magallanes, se comenzó a excavar el suelo, con intención de quitar a los niños suelo de su patio y convertirlo en un polideportivo privado para las escuelas de deportes y los que pagasen por la entrada. La obra quedó parada más de un año porque había demasiada roca en el suelo. Pero eso no era nada nuevo, y nuestro señor alcalde debería acordarse de la cantidad de obras paralizadas en la calle Magallanes por esa causa. Y no le estoy hablando de hace muchos años, se lo dice una joven de 16 años que ha vivido toda la vida allí y lo conoce. Las diferentes bajadas de agua subterráneas y la enorme cantidad de terreno rocoso, hace de esta calle casi imposible de construcción subterránea. Pues bien, después de haberlo paralizado todo ese tiempo, reanudan las obras cuando el calendario lectivo se pone en marcha. Es realmente vergonzoso ver cómo tienen a los niños en sus recreos. Dentro del patio, hay un espacio muy reducido en el que pueden estar los niños del Antonio Mendoza. Unas vallas mal hechas retienen a los niños del Cisneros en la calle del mismo nombre. Y, por último, han cortado la carretera de Magallanes para que los niños de este colegio puedan pasar su recreo, tan sólo protegidos por unas barreras de poco más de medio metro, que están abiertas a los lados para permitir el paso de los transeuntes. No lo veo lógico. Basta que se descuiden un poco los profesores, para que se escape algún niño y pueda acabar mal. Porque, no olvidemos, la cantidad de tráfico que hay en esa zona.

De esto y mucho más debería fijarse el señor alcalde, ya no por el espacio de patio que quitarán a los niños con esta obra, que es decepcionante, sino que también permite reanudar las obras cuando están los niños en clase. ¿Acaso no han tenido suficiente tiempo en verano para reanudar las obras? La respuesta es evidente: no. Siempre no. Ahora vuelven a trabajar, gastando más dinero del presupuesto inicial, molestando a los alumnos con el ruido que acontecerán esas obras, con la incertidumbre de que (con lo inteligentes que están saliendo los constructores) toque un pilar maestro de uno de los colegios y se venga abajo... en fin. Siempre la misma historia, el cuento interminable: los burgueses contra el pueblo obrero. Y todo, por qué. ¡Bien claro! Por el dinero. No se meterían en esos proyectos si no tuviesen la certeza de que iban a sacar dinero. Ellos no miran por el bienestar de los futuros ciudadanos de Santander, sino por su propio bolsillo. Eso, no debería estar permitido.