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Nº 127
CULTURA / GALERÍA DE ARTE

Mi vida en la Edad Media

Por Montse Moreno Díaz, estudiante de 2º de Secundaria del IES Santa Cruz de Castañeda.

¿Imaginas cómo sería tu vida en la Edad Media? Una alumna del IES Santa Cruz recrea en forma de relato lo que ha aprendido en clase.

Así se vivía en la Edad Media.

 

Yo soy Montse, una campesina de inicios del Siglo VI en la Hispania Visigoda. Vivo en el campo. Todo el mundo toma de referencia la gran población de Valentia para saber dónde vivo, pero yo vivo más al norte, entre las poblaciones de Valentia y Barcino, con mis dos hermanos mayores, mi hermana pequeña y mis padres. En mi familia somos seis.

Todos vivimos en una tribu, que está gobernada por nuestro rey, que ha sido elegido por el consejo de ancianos. Son bastantes, uno de ellos es mi abuelo, el padre de mi madre. Sueña que mis hermanos sean como él, de hecho uno de mis tíos está preparándose para ello, pero dudo que mis hermanos puedan ser tan inteligentes como él; los ancianos son muy sabios. El rey es la persona más fuerte e inteligente de la tribu. Este cargo pasa de padres a hijos, pero mi madre me ha contado que no hace mucho tiempo, cuando un rey moría o se retiraba, los ancianos se reunían y elegían a otro.
El consejo está formado por todos los miembros de nuestra tribu. Los ancianos son la voz de la experiencia y las mujeres y los niños no participamos, cosa que me parece injusta, porque nosotras también deberíamos opinar, pero es así y no podemos hacer nada.
En mi tribu también hay un druida, que hace pócimas. Solemos acudir a él cuando estamos enfermos; suele mejorar bastante nuestro estado de salud. Es la voz de la experiencia, al igual que los ancianos.
Nuestra religión es politeísta, es decir, creemos en varios dioses, y animista, nuestros dioses son los animales.

Hace poco, nosotros, los pueblos germanos, y los romanos han ido entrando en contacto. Los romanos quieren conquistar nuestros territorios, eso hace que nos desplacemos. Pero aun así, vamos entrando en contacto y asimilando nuestras culturas, como la forma de vida, la forma de vestir, las leyes… Muchas veces la asimilación no es pacífica, hay muchas guerras, los soldados romanos destruyen nuestras cosechas y ciudades; se produce mucha inseguridad.

Los sabios cuentan que más al norte, más allá de las montañas, desde hace un siglo hay un gran imperio, que surgió con la desintegración. Lo llaman el imperio Carolingio.
Está gobernado a través de mayordomos de palacio, que son representantes del rey en distintos territorios. Son los encargados de que se cumplan las leyes, de cobrar impuestos y administrar justicia.
Su capital se establece en Aquisgrán y se organizaba tanto en condados, gobernados por condes, como en marcas, gobernados por marqueses. Estas son zonas fronterizas e inestables, pero tienen una fuerza defensiva, que es el ejército. Pero tanto condes como marqueses juran fidelidad al rey, prometiendo acudir en apoyo, aconsejarle en sus decisiones y representarle en tierras lejanas.
Frecuentemente el señor envía funcionarios para comprobar que el trabajo de sus representantes se está realizando bien. Su economía es de subsistencia; viven en el campo, viven de lo que produce la ganadería y la agricultura. Aquí nuestra economía está sustentada por agricultores, ganaderos, cazadores y lo que robamos en las razzias.

También cuentan que más al sur también hay un gran imperio, el imperio Bizantino, que se formó en el año 476, y tiene capital en Constantinopla. Su gobernante más importante fue Justiniano, que estuvo casado con Teodora y tenían políticas expansivas hacia el sur y el oeste. Este imperio se sustenta en la figura del Basilius, que tiene todos los poderes, legislativo, ejecutivo y judicial; también es el jefe religioso. Tiene una amplia administración, con funcionarios y un ejército poderoso, que se encarga de conquistar, defender el exterior y sofocar revueltas internas. Tiene una legislación uniforme en todo el imperio, el Código de Justiniano.
Las características del imperio son: Sus ciudades más importantes son Éfeso, Tesalónica y Constantinopla. Son grandes centros comerciales, comercio con productos de Asia, del norte de Europa y el norte de África; también hay artesanos muy importantes, hacían objetos de lujo para la corte, la Iglesia y la nobleza. Esto hace que su moneda sea moneda de cambio en todo el mundo.

A mí de mayor me gustaría vivir en cualquiera de estos dos imperios.

 


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