El 
                            pasado mes de abril, entre los días 13 y 19, 
                            los alumnos de francés de la ESO del colegio 
                            Miguel Bravo-A.A. La Salle, del Barrio Pesquero de 
                            Santander, hemos podido disfrutar de distintos rincones 
                            de Francia gracias a la subvención otorgada 
                            por la Unión Europea al habernos sido aprobado 
                            el proyecto Erasmus+ KA2 que el colegio presentó 
                            a finales del curso 2013-2014. 
                          
                             
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                               Aprendimos 
                                  muchas cosas en el país vecino.  | 
                             
                           
                           
                          El colegio Miguel Bravo–A.A. La Salle recibió 
                            la aprobación del proyecto 'Aprendiendo idiomas 
                            para construir Europa', siendo el centro coordinador 
                            del proyecto y teniendo como socios a un centro educativo 
                            francés y otro británico. 
                          En una semana los alumnos, además de enriquecernos 
                            culturalmente, tuvimos la oportunidad de pasar varios 
                            días en el Collège Bobée, ubicado 
                            en Yvetot, un pueblo alejado de la capital, Rouen, 
                            en la Normandía francesa. 
                          El intercambio nos mostró que la forma de 
                            enseñanza no es tan diferente como imaginábamos. 
                            Lo que más nos llamó la atención 
                            fue que, a lo largo de la jornada lectiva, los alumnos 
                            franceses estudiaban una misma materia durante más 
                            de una hora seguida.  
                          Por otro lado, observamos que las instalaciones eran 
                            mucho mayores en comparación con las nuestras 
                            y, para el paladar de algunos, la comida típica 
                            francesa era bastante diferente. 
                          
                             
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                               Descubrimos 
                                  los secretos de la gastronomía francesa. 
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                          Alumnos y profesores del Collège Bobée 
                            nos recibieron con los brazos abiertos. Durante nuestra 
                            estancia, nos sentimos muy bien acogidos e incluso 
                            nos llevamos alguna que otra amistad. En estos momentos 
                            la distancia no nos resulta un problema puesto que 
                            podemos contactar a través de las redes sociales. 
                            Además, si todo sale según lo previsto, 
                            el próximo curso nos devolverán la visita. 
                            Nos esforzaremos por organizar un buen recibimiento 
                            y hacer que se sientan como en casa. 
                          Habría que hacer una mención especial 
                            a la colaboración de dos personas: por un lado 
                            a Philippe Geffroy, profesor de español del 
                            Collège Bobée, quien nos organizó 
                            la estancia en el colegio y quien, de forma desinteresada, 
                            nos enseñó los lugares más emblemáticos 
                            de la capital, Rouen. Por otro lado a Vicente Quibel, 
                            cocinero del comedor escolar, quien amablemente nos 
                            descubrió los secretos de la gastronomía 
                            francesa, organizándonos unos talleres en los 
                            que nos enseñó a hacer diversos platos 
                            típicos normandos. 
                          En definitiva, estamos convencidos de que habría 
                            que promover más viajes de esta índole 
                            ya que, además de mejorar el proceso de aprendizaje 
                            de los idiomas, nos ayuda a romper fronteras y tener 
                            una visión global de Europa. 
                             
                           
                          
                             
                               
                                    
                                    SUBIR 
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