La sirenuca era una joven que desobedeció a
su madre para ir a cantar a los acantilados más
peligrosos de Castro Urdiales. Su madre, enfadada,
la maldijo y la chica se convirtió en una sirena.
La leyenda dice que la sirenuca canta a los marineros
para evitar que se choquen contra los acantilados.
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Piedras
pequeñas de colores que brillaban bajo
el agua. |
Hace mucho tiempo, en una nube sobre el mar vivía
un ventolin muy bueno que se llamaba Vento. Él
estaba completamente enamorado de la sirenuca.
Un feliz día la sirenuca invitó a Vento
a su cumpleaños y ¡claro! Vento al recibir
la nota supo que tendría que hacerle un regalo,
pero Vento no sabía el qué. Al cabo
de un tiempo, mientras que estaba mirando el mar entristecido,
se fijó en que en el agua brillaba algo, así
que fue a mirar qué era. Al acercarse vio unas
piedras pequeñas, de colores y que además
parecían de cristal. Vento se puso tan contento
que fue a meter la mano en el agua, las cogió,
y al sacarlas los colores se apagaron.
Las metió en el agua y volvieron a su color.
En un instante supo que sólo producían
su color cuando estaban metidas en agua. Allí
mismo creó una bolsa de aire, donde metió
agua y las piedras de colores.
Llegó el día del cumpleaños,
y sin embargo estaba muy nervioso. En ese momento,
Vento se acercó a la sirenuca y él le
ofreció el regalo, y la dijo lo que sentía
por ella; ésta le dijo que si quería
podían ser marido y mujer, y él la respondió
que sí, y ella dijo muchas gracias por las
piedras, porque esas piedras simbolizaban el amor.
Al cabo de unos años se celebró su boda,
y todo terminó con un final feliz.

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