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Nº 115

REPORTAJES / CON LA MOCHILA AL HOMBRO

Un viaje por el tiempo

Por Andrea Macho, John Alejandro Campo y Allison Alvarado (3º Diversificación) y Lydia Méndez y Joshua San Miguel (4º Diversificación), estudiantes del IES José María Pereda de Santander.

Os proponemos una experiencia de convivencia, aprendizaje y encuentro con la naturaleza. Un viaje por el tiempo y por una de las rutas más antiguas de Cantabria: la Calzada Romana. Hemos realizado la ruta 20 alumnos y, además de pasarlo muy bien, nos hemos divertido y aprendido muchas cosas curiosas.

Las piedras del camino resbalaban.

El martes día 8 de abril los alumnos de 3º y 4º de Diversificación tuvimos una excursión a la Calzada Romana, iniciándola en Pesquera y finalizándola en Bárcena de Pie de Concha.
Salimos desde Santander a las 8:20 de la mañana y llegamos a Pesquera a eso de las 9:45 horas. Sobre esa hora comenzamos la ruta. El principio era un tramo en cuesta, el cual nos resultó un poco complicado y cansado, además de que chispeaba un poco (Pesquera 621 metros). Comenzamos viendo un humilladero, donde antiguos peregrinos se paraban a rezar. Después entramos en un tramo que estaba embarrado, en el cual las piedras resbalaban mucho; estaba todo muy húmedo y eso hacía que a medida que íbamos avanzando el camino se complicase un pelín más.

Iniciamos el camino en Pesquera.

Nos fuimos fijando mucho en el paisaje ya que además de que era bonito, había cosas de las que hemos estudiado como una placa solar (energía renovable) y la autovía que contamina el medio ambiente (impacto visual). También se veían las carreteras, tendido eléctrico y demás, que dañaba un poco el paisaje.
Para llegar a nuestro destino había que seguir las indicaciones correctamente o si no, nos íbamos a perder. Los profes nos decían que mirásemos los muros que había cerca de las casas o los árboles, donde se veían unas señales en rojo y blanco que significaba que se iba por buen camino, pero si salía un cruz o semejante es que andabas por mal camino.

Continuamos la ruta hacia Bárcena de Pie de Concha.

Se observaba claramente las huellas de las ruedas de los carros en la piedra y en algunos tramos de la calzada se notaba claramente su deterioro debido al tiempo.
A media mañana paramos a comer algo y a comentar las caídas de cada uno, aunque también comentamos la vegetación que había. Luego seguimos por un tramo en el que el terreno seguía empedrado, hasta que llegamos a un punto donde había casas y el terreno ya estaba algo mejor. Era hierba húmeda pero no había ningún problema al andar.
Pasamos por los pueblos de Somaconcha y Mediaconcha que están abandonados pero que tienen su encanto.

La foto de grupo no podía faltar.

Mientras continuábamos en la calzada la profe nos dijo que nos fijáramos en la vegetación y vimos acebos. Era bastante curioso porque había acebos con frutos rojos y otros no; el acebo que llevaba las bolitas rojas era hembra y el que no las llevaba era macho. También en todo el trayecto nos encontramos castaños.
Llegamos al puente que esta encima de las vías del tren donde nos hicimos unas fotos todos juntos. Y llegamos al último tramo, muy estrecho, el más difícil debido a que era todo cuesta repleto de piedras, muy resbaladizo y muy encharcado y embarrado.

Parada final en Bárcena de Pie de Concha.

Al llegar al pueblo de Bárcena de Pie de Concha (325 metros) nos lavamos un poco en una fuente y fuimos hasta una plaza en la cual podíamos comer y tener un poco de tiempo libre. Comimos todos juntos y después fuimos a dar un paseo por el pueblo. Luego unos cuantos alumnos estuvimos jugando y otros paseando por el pueblo. Finalmente fuimos dando un paseo hasta la estación del tren para regresar a Santander.
Estuvo muy bien el viaje porque aprendemos o incluso nos imaginamos como era aquel tiempo al ver y tocar las huellas que dejaron…



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Nos vamos de excursión con la mochila al hombro