En Cantabria puede que nos falten muchas cosas, como en cualquier otra Comunidad Autónoma, pero lo que es azul y verde tenemos para dar y tomar. Sin embargo, ¡ojo! no nos descuidemos. El azul de nuestros mares y ríos y el verde de nuestros campos, valles y montañas pueden dejar de serlo si no nos mostramos vigilantes.
Ejemplos tenemos, y no citaremos a nadie para evitar herir susceptibilidades, en algunos lugares bien cercanos donde, desgraciadamente, ya dominan los tonos grises cuando no lo hace el color negro-negro.
En Azul y Verde queremos prevenir, que siempre es mejor que curar. Por ello estas páginas acogerán todo tipo de noticias, ideas, sugerencias y denuncias que tengan como norte y guía la defensa de la naturaleza y el medio ambiente.


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La ballena de Oriñón / Opinión |

La ballena varada de Oriñón
José Ramón Úrculo Abad. Alumno de 3º de Diversificación. Asignatura: Ámbito socio-lingüístico. IES Ataúlfo Argenta. Castro Urdiales.

El sábado día 15 de noviembre de 1997 apareció una gran ballena de casi veinte metros de longitud y setenta toneladas de peso, aproximadamente, en la playa de Oriñón.

Ese día estaba de guardia, como todos los fines de semana, en la Cruz Roja. Sonó el teléfono. Era el coordinador del Servicio de Bomberos de Castro, que pidió un vehículo con su conductor y sus dos correspondientes socorristas para colaborar en las tareas de rescate.


Ilustración: Nuria Martínez. 1º de ESO. C. Compañía de María

Salimos hacia el local de bomberos. Una vez allí, y después de preparar el material necesario, nos dirigimos hacia Oriñón. Al llegar había gente tapando al cetáceo con toallas y mantas húmedas para que aguantase con vida. Al ver que las mantas no eran suficientes, una de las personas que estaban en el lugar del rescate se ofreció a darnos un rollo de tela de cincuenta metros para taparlo mejor y mantenerlo con vida.

Unos policías municipales nos pidieron dos colirios para la ballena. Tuvimos que ir a Castro a por ellos y, al regresar, ya habían llegado los biólogos marinos así como mucha gente á·s, tanto de Castro como de otras ciudades y pueblos. La ballena estaba a 120 metros de distancia del agua. Los bomberos la mantenían viva echándole agua con una bomba conectada a la ría.

También nos estuvo ayudando una excavadora para ver si mediante un empalme a la ría se la podía sacar o mantenerla hasta que subiese la marea (18:00 aproximadamente). A las tres de la tarde nos trajeron los bocadillos para comer.

De repente ocurrió algo espectacular: la marea subió hasta alcanzar la aleta y el cuerpo de la ballena. Nos quedamos asombrados. Cuando la ballena notó cómo las olas tocaban su cuerpo, empezó a pegar aletazos al aire, a levantar su enorme cabeza. En pocos minutos ya la cubría la mar. En ese momento intentamos sacarla mar adentro y fue cuando empezó la intriga. La gente preguntaba: ¿se ha muerto?, ¿sigue viva?, ¿qué le pasa? Al ver que la cubría la mar y que no hacía nada, la embarcación de la Cruz Roja la intentó llevar hacia fuera, pero la ballena se quedó tripa arriba.

Al comprobar que había fallecido, y ante la desolación y la tristeza de la gente, los miembros de Salvamento Marítimo la engancharon a varios barcos que la remolcaron hasta Santander.

Yo también me puse muy triste. En uno de los momentos del rescate, mi compañero y yo estábamos hablando al lado de la ballena, mirándola y viendo cómo ella también nos miraba, pareciendo que nos guiñaba el ojo. Sentí una gran impotencia al no poder salvarla. Es difícil de explicar. Fue una gran experiencia tanto para mí como para toda la gente.

En este rescate participaron: Cruz Roja, Cruz Roja del Mar de Castro, Servicio de Bomberos, Protección Civil de Baracaldo, Guardia Civil, Guardia Civil de Protección de la Naturaleza, Guardia Civil Marítima, Salvamento Marítimo de Santander y de Arriluce (Getxo), Policía Local, Biólogos Marinos, y todos los voluntarios que se ofrecieron a rescatar e intentar salvar a la ballena.

 

Ballenas, como excusa
Alejandro Sierra Escalante. 4 E.S.O. I.E.S. Foramontanos de Cabezón de la Sal.

Reflexión sobre diferentes aspectos ecológicos, partiendo del acontecimiento de la ballena aparecida en la playa de Oriñón.

Apenas pasaron unas semanas del varamiento de la ballena en Oriñón, los biólogos que llevaron a cabo la autopsia del animal anunciaban, que la ballena, un estupendo ejemplar de la familia de lo rorcuales, no había muerto por causas naturales sino por asfixia al ingerir plástico en alta mar vertido por algún barco o desde la costa por algún descerebrado, esto hizo que cuantas personas habían visto al animal debatirse entre la vida y la muerte, en aquellas personas que trabajaron incansablemente durante varias horas para mantenerlo con vida y también en los que leímos la noticia en los periódicos de la región, comprobáramos a las pocas horas entre resignados y escépticos que el animal había muerto por culpa de la ignorancia de algunos hombres de este planeta que todavía no se han dado cuenta de que no vivimos solos.

Cantabria fue en su tiempo mar de ballenas, muy abundantes en nuestras costas y de las que se extraían y utilizaban todas sus partes, pero mal fue el momento cuando algún avispado hombre cayó en la cuenta de cuanta riqueza podía darle tal animal. Se empezaron a hacer cazas indiscriminadas de los grandes cetáceos, se empezaron a matar por cientos, más tarde y por la demanda del mercado por miles, grandes barcos llenos de valerosos y fuertes hombres de mar salían todos los días a faenar cerca de las costas y llevar a puerto tan preciada carga. Pero cada vez menos marinos tenían que salir pues empezaba a escasear la pesca. Una vez más la codicia del hombre daba sus frutos.

Lo que antaño pasó en Cantabria está empezando a ocurrir en otras partes del planeta que no han hecho caso de las protestas razonadas de gentes y de ONG's, que recomiendan incansablemente a los gobiernos que si no suprimir por lo menos reducir la pesca de los colosales cetáceos marinos.

Hasta las costas cántabras se acercan muchos cetáceos aprovechando el ramal de la corriente del Golfo, por lo tanto encontrarse a uno de ellos varado en nuestras costas no es algo tan inusual. Así entre noviembre y febrero multitud de delfines y pequeñas focas mueren en los arenales o si se avisa a algún grupo de gente y su peso no entraña gran dificultad, son devueltos al mar.

En Cantabria se producen una media de doce varamientos al año, de los cuales el estupendo museo marítimo con el que contamos archiva una ficha con cada caso. No hay que olvidar que el museo marítimo de Cantabria es el único centro del norte de España que se dedica al estudio de los grandes mamíferos en peligro de extinción. En nuestro museo se guarda el mayor esqueleto de ballena del mundo: 24,5 metros, extraído de una ballena que encalló al norte de Cabo Mayor en 1896.

La gente que conocía un poco la historia de lo varamientos en las costas del Cantábrico, comentaba de un varamiento el año pasado en Mioño, que a pesar de los esfuerzos de la gente por devolverlo al mar, volvía una y otra vez para dejar su vida en la playa, quizás para intentar concienciar al ser humano de lo que está haciendo con el planeta, pero hacemos oídos sordos a los problemas del medio ambiente. Espero poder decir a mis nietos que las ballenas que quizás abunden en el futuro, eran escasas en el pasado y que gracias a los esfuerzos del hombre las hemos conseguido recuperar, así a las ballenas como tantos otros animales en peligro de extinción que hay. Espero que todos nos concienciemos y que todos juntos luchemos por un mundo mejor y mas limpio. Que todos juntos podamos disfrutar de una naturaleza virgen como la que antes existía.