Crisis económica, catástrofes naturales,
maldad en cada esquina... Entre este panorama que
el mundo nos presenta cada día emergen figuras
como las de María Eugenia Bouzas, personas
dispuestas a ofrecer su tiempo y su energía
por los demás. Es profesora de Secundaria y
presidenta del comité local de Cruz Roja de
Torrelavega. Hoy vamos a saber cómo es la vida
de una persona solidaria.
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Los reporteros
de InterAulas con María Eugenia Bouzas. |
Pregunta.- ¿En qué
consiste su trabajo?
Respuesta.- Consiste en dirigir la
asamblea local. Cruz Roja se compone de distintas
asambleas locales que luego se engloban en una asamblea
autonómica, y al final todas las autonómicas
en una oficina central que centraliza todo el trabajo
de España. Mi trabajo es dirigir la actividad
de la asamblea local, distintos proyectos, voluntariado...
P.- ¿Cuándo empezó
a trabajar en la Cruz Roja?
R.- Empecé a trabajar en Cruz
Roja en el año 2000 como voluntaria, fui colaborando
en algunas actividades, luego me hice cargo del área
de formación hasta acabar al final dirigiendo
la asamblea local.
P.-¿Tuvo siempre desde pequeña
la idea de querer formar parte de esta organización
benéfica?
R.-Nunca, nunca. Lo que sí
tuve siempre, desde muy joven, fue una conciencia
social bastante fuerte, una preocupación por
cómo viven los demás, por las personas
que menos tienen, por las condiciones de vida de los
que sufren... Esa conciencia la he tenido siempre,
pero nunca pensé pertenecer a una organización
no gubernamental, digamos que la vida me ha ido llevando
hasta ahí.
P.-¿Qué tipo de donaciones
realiza la Cruz Roja?
R.-¿Con donaciones te refieres
a proyectos, ayudas? Tenemos una actividad muy variada
y variopinta, y muy diversificada. Trabajamos distintas
áreas. Lo que más conocéis es
el tema de Cruz Roja Internacional; de todo nuestro
presupuesto, de todos nuestros ingresos, un 1% va
para cooperación internacional, que es bastante
más de lo que destinan ayuntamientos, gobiernos
y demás. De hecho, el objetivo está
puesto en el 0,7% de la aportación del presupuesto
global para cooperación internacional. Nosotros
tenemos el 1% desde hace tiempo. Y luego tenemos una
serie de proyectos ya a nivel local, como los preventivos
con el tema de ambulancias, los preventivos acuáticos,
el tema de socorrismo en playas que también
conocéis y una faceta que es menos conocida
por la gente que es la intervención social;
llevamos proyectos con personas mayores, que son un
segmento de la población que nos preocupa mucho.
Intentamos mantenerlos activos, integrados en la sociedad,
que no se aíslen y que no se sientan solos.
Para eso tenemos una escuela de mayores en la que
acogemos a 45 personas que van allí todas las
semanas, les preparamos unos talleres. Básicamente
les mantenemos activos.
Tenemos también proyectos con menores, niños
entre 6 y 12 años que a lo mejor sus padres
no se pueden ocupar de ellos porque no tienen medios.
Les recogemos al acabar el colegio por las tardes,
les damos de merendar, les preparamos actividades
lúdico formativas, les ayudamos con las tareas
escolares y los tenemos hasta que los padres se pueden
hacer cargo de ellos otra vez. Y tenemos otros muchos
proyectos, como ayuda a domicilio complementaria,
que es acompañar a las personas mayores que
están solas, que no tienen a nadie que con
quien hablar, que a lo mejor se pasan semanas solas.
Hay un voluntario que va todas las semanas, un día
o dos días, les hace compañía,
les saca a hacer un recado o a hacer cualquier cosa,
en fin, les procura compañía. Lo que
un poco desató toda esta actividad fue un caso
que vosotros no recordaréis, que ocurrió
hace 3 o 4 años. Apareció en la Inmobiliaria,
cerca de nuestra sede, un señor muerto en su
casa, que llevaba una semana muerto y no se había
enterado nadie. Entonces eso desencadenó un
poco el proyecto que nosotros llevamos. Dijimos que
esto no podía pasar y, sobre todo tan cerca
de nosotros, así que vamos a intentar mantener
un contacto con la gente que está sola, de
manera que se sienta unido a alguien y que sepamos
lo que ocurre con ellos. Y llevamos otros proyectos
como transporte adaptado para las personas que no
pueden moverse, que necesitan que se les transporte;
ayudas técnicas, con préstamo de camas
articuladas, de sillas de ruedas, de muletas, de andadores
para la gente que en un momento determinado de su
vida no puede moverse no tenga que hacer un desembolso.
Luego tenemos proyectos de formación también
en primeros auxilios, en geriatría, así
que es una actividad muy variada, muy diversa y variopinta.
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Escuela de
Mayores de Cruz Roja en Torrelavega. |
P.-¿En qué condiciones
se encuentran las personas a las que atienden?
R.-Cruz Roja atiende siempre a las
personas vulnerables, ese es su objetivo principal,
a las que no tienen medios para atenderse por sí
mismas o para procurarse una ayuda retribuida, ese
es el objetivo básico. Y luego, dentro de eso,
tenemos varios colectivos de personas que consideramos
vulnerables, como inmigrantes, personas mayores, menores
en dificultad social por las especiales condiciones
de su familia, o presos. En este sentido tenemos personas
que hacen con nosotros un servicio a la comunidad
que sustituye a ciertas penas que se desarrollan en
cárceles. Así que siempre nuestro objetivo
es atender a aquellas personas que no tienen medios
para valerse por sí mismas e intentamos aliviar
de alguna manera la penuria que puedan tener en su
vida.
P.-¿Tuviste alguna dificultad
para acceder a ese puesto?
R.-Es facilísimo. Ser presidenta
de Cruz Roja es facilísimo, tienes que querer
sólo porque no quiere nadie (risas). Es un
puesto voluntario no retribuido, implica muchas horas
de dedicación, entonces no quiere casi nadie.
Yo llegué porque se le ofreció a no
sé cuantas personas y no quisieron. Entonces
me lo ofrecieron a mí que, de alguna manera,
estaba metida dentro y dije: "Bueno, pues
venga, vamos a tirar para adelante". Pero
es mucho más fácil de lo que cualquiera
puede pensar, basta con querer.
P.-¿Qué ayudas ha
mandado Cruz Roja a Haití?
R.-Pues mira, ahora mismo tenemos
45 delegados destacados en Haití y en la República
Dominicana que, como ya sabéis, hace frontera
con Haití y está sufriendo también
directamente la problemática. Se están
encargando de cosas que a lo mejor nos chocan como
puede ser el suministro de agua. El 75% de agua que
tiene la población haitiana la está
suministrando Cruz Roja a base de camiones cisterna
y plantas potabilizadoras. Cuando conoces una catástrofe
de esta envergadura piensas que lo fundamental pueden
ser los alimentos, la atención sanitaria, etc,
y, sin embargo, la prioridad es el agua, una cosa
que a lo mejor la población no sabe. El suministro
de agua potable, el acondicionamiento de letrinas,
la gestión de basuras, que todo esto puede
conducir a epidemias, a infecciones, a una serie de
cosas importantes, el acondicionamiento de albergues
temporales, suministro de toldos para que la gente
se pueda refugiar y pueda, de alguna manera, vivir
en albergues temporales, ya que la mayor parte de
la población se ha quedado sin casas. Una serie
de suministros que desde aquí vemos muy lejanos
y que, sin embargo, allí son perentorios. A
todo esto es a lo que nos estamos dedicando, liberar
carreteras, establecer una buena red de comunicaciones
y, por su puesto, algo básico para Cruz Roja,
que es la atención sanitaria, los hospitales
de campaña, cirujanos en planta, enfermeros
y demás.
P.-¿Cómo se siente
por lo ocurrido en el terremoto de Haití?
R.-Pues me siento desbordada, como
me imagino que nos sentimos todos. Es algo que no
podemos controlar, que les ha ocurrido a ellos pero
que nos puede pasar a cualquiera en cualquier momento
y hay que tener una buena infraestructura para abordarlo
en la medida de lo posible, porque estas cosas llevan
mucho tiempo y son muy difíciles de solucionar.
No nos podemos hacer ilusiones pensando que por mandar
una cantidad de dinero o unos alimentos lo vamos a
resolver. Esto va a llevar tiempo, va a llevar años,
es una catástrofe de gran envergadura, pero
Cruz Roja es una institución que tiene más
de 140 años de experiencia en ayuda internacional,
está muy bien organizada y aprovecha el dinero
que le puede llegar para encauzarlo adecuadamente
hacia las necesidades más básicas. Me
siento desbordada como se sentiría cualquiera,
pero bueno, hay que seguir para adelante e intentar
remediarlo.
P.-¿Reciben algo a cambio
esos delegados que van a Haití?
R.-No, son voluntarios que no cobran
nada, la institución paga toda la manutención
y el alojamiento. Cruz Roja se lo costea y así
a ellos no les cuesta dinero ir.
P.-Además de Haití,
¿a qué más sitios destina ayudas
la Cruz Roja?
R.-Desde Cantabria se está
trabajando con Latinoamérica, en concreto con
Ecuador, donde se están haciendo distintos
proyectos y se está trabajando intensamente
con ellos. Ahora mismo el centro de atención
está en los países del Norte de Latinoamérica.
P.-¿Le parece que su trabajo
es duro?
R.-No, no. Me parece trabajo duro
el que se hace en el sitio, el que están haciendo
ahora mismo los delegados que están en Haití,
o los médicos y los enfermeros que están
allí, que tiene que cortar piernas y tienen
que ver miseria y sufrimiento alrededor. Ese me parece
un trabajo duro. El mío es un trabajo de señorita,
un trabajo muy sencillo que es dirigir una ONG, encauzar
los recursos que le llegan para procurar prevenir,
aliviar el sufrimiento de las personas, pero realmente
yo no veo grandes dramas. El drama mayor que puedo
ver es el de este señor que os comentaba que
apareció muerto en la Inmobiliaria, que me
pareció verdaderamente dramático, pero
que comparado con lo que está pasando en Haití,
con lo que tiene que ver esta gente está allí,
no es nada.
P.-¿Para entrar a trabajar
en la Cruz Roja hace falta tener algún tipo
de estudios?
R.-Estamos hablando de un sentido
muy amplio de trabajo, ya que los que estamos allí
somos todos voluntarios. No hay trabajadores remunerados,
los hay que sí, pero yo no lo soy ni la mayoría
de la gente que está allí. Entonces
sí hay una formación específica,
tú eliges en qué proyecto quieres trabajar,
si te quieres dedicar a preventivos acuáticos,
terrestres, a trabajar en intervención social,
lo que quieras y luego la institución te da
una formación para que tú puedas desempeñar
tu labor, tu servicio.
P.- Además de ser presidenta
de la Cruz Roja, ¿a qué más se
dedica?
R.-Yo soy catedrática de Secundaria,
doy clases de Francés en el instituto Marqués
de Santillana. Ese es mi trabajo, del que vivo, y
la Cruz Roja es un trabajo puramente voluntario que
hago porque me gusta, en mi tiempo libre.
P.-¿Cómo compagina
ambos trabajos con el cuidado del hogar?
R.-(Risas) El hogar lo cuidamos todos
en esta casa y lo compaginamos como podemos. Participo
yo, participa mi marido, participan mis hijos, se
puede compaginar muy bien.
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