Estábamos
algo nerviosos e ilusionados porque íbamos
a conocer el interior de lo que hasta ahora conocíamos
por el exterior. Nos colocaron por parejas y comenzó
nuestro recorrido por el Palacio de La Magdalena.
Os vamos a contar lo que vimos, aprendimos y un poco
de su historia.
Salimos
de clase y fuimos hasta la calle San Fernando a coger
el autobús que nos llevaría hasta el
Palacio. Estábamos algo nerviosos e ilusionados
porque íbamos a conocer el interior de lo que
hasta ahora conocíamos por el exterior. Cuando
llegamos nos colocaron por parejas y comenzó
nuestro recorrido por el interior. Os vamos a contar
lo que vimos, aprendimos y un poco de su historia.
El Palacio de La Magdalena
está situado en la península de su mismo
nombre y es el edificio más emblemático
de nuestra ciudad; no tiene un estilo definido, aunque
es una mezcla de estilos ingleses, franceses y elementos
típicos de la arquitectura montañesa.
Nada más entrar nos
atendió una chica joven de pelo castaño
y ojos marrones, era nuestra guía.
La primera habitación
que nos enseñó era el lugar de descanso
de los Reyes, pudimos observar un precioso mueble
del siglo XVI que había sido donado por la
familia de un doctor republicano, había bastantes
butacas y un cuadro al que denominaban “de los
fantasmas”. Lo llamaban así porque a
un señor que se estaba moviendo le sacaron
una foto junto con una sombra y esa doble imagen parecía
un fantasma.
Después pasamos al hall principal, donde destacan
los numerosos muebles y butacas que contiene. Había
también un cuadro en el que están retratados
Don Juan y sus hermanos cuando eran pequeños.
Los muebles eran preciosos, había dos que eran
de madera por fuera y de oro por dentro, pero el que
más nos llamó la atención era
uno que estaba hecho de madera y marfil. Nos dijo
nuestra guía que en esa habitación se
realizan las bodas civiles.
A continuación fuimos
al que era el Comedor de Gala, aunque ahora se utiliza
para las reuniones. En esta habitación destaca
la mesa, que mide once metros, y, al igual que en
las demás habitaciones, había numerosas
butacas y sillas. Aparte del cuadro del Rey y la Reina
lo que más destaca son las lámparas,
las únicas del Palacio hechas con madera; su
estilo es barroco-inglés. Los espejos que había
en esta habitación eran “falsos”,
detrás había una cabina que contenía
las máquinas traductoras y el espacio para
los vigilantes. Tras observar la habitación
nos dirigimos hacia la “sala de baile”
que se utilizaba para recibir a amigos, visitas, etc...
Esta sala tiene el suelo más antiguo del Palacio.
Elena, nuestra guía,
nos condujo al despacho de Alfonso XIII. Este despacho
tiene la mesa que más ha costado restaurar
y en las paredes hay numerosos cuadros de barcos,
entre ellos el de regatas del propio Alfonso XIII.
Antes de llegar al despacho, en el pasillo, hay un
bonito mantón de Manila.
Minutos después fuimos
a la habitación donde se reunía la familia
real; hay numerosos cuadros colgados en las paredes,
entre ellos destaca el de Victoria Eugenia, la mujer
de Alfonso XIII, cuyas relaciones con su suegra, al
parecer, eran nefastas. También nos dijeron
que Victoria Eugenia tenía una enfermedad llamada
hemofilia, de la cual se murieron dos de sus hijos.
Este cuadro de la Reina, pintado por Sorolla, debería
estar en el Palacio Real de Madrid, pero como no le
gustó lo colgaron y dejaron aquí. En
la habitación también había un
piano y unas butacas en donde descansaba la Reina.
Un poco más
de historia
A principios del siglo XX,
en 1.908, la ciudad de Santander decidió regalar
al Rey Don Alfonso XIII un palacio de verano. Los
encargados de realizarlo fueron Javier González
Riancho y Gonzalo Bringas; emplearon una mezcla de
estilos ya dichos anteriormente, terminando de construirse
en el año 1.912.
El cuatro de agosto de 1.913
se produce la llegada de Sus Majestades, para tomar
posesión de la nueva residencia Palaciega.
Los Reyes veranean en Santander durante 17 años
seguidos, hasta 1.930. Alfonso XIII encuentra en Santander
sus deportes favoritos: la vela, la caza, el tenis
y el polo.
En la década de los
años 20 se crearon los Cursos Internacionales
de Verano y posteriormente en 1.932 se crea la Universidad
Internacional de Santander. Estos cursos comenzaron
a realizarse en las Caballerizas Reales del Palacio
de la Magdalena, remodeladas como residencia de estudiantes.
En los cursos participaron las figuras de la intelectualidad
de aquellos años, como Federico García
Lorca o Miguel de Unamuno.
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Exterior del
Palacio de la Magdalena |
Gracias al veraneo de los
Reyes se ponen de moda los “Baños de
Ola” en las playas del Sardinero, comenzándose
a construir en toda la zona hoteles y casas para los
veraneantes que acudían a Santander.
El Ayuntamiento de Santander
compró el Palacio en 1.977 y lo restauró
parcialmente.
En 1.982 el Palacio fue declarado
“Monumento Artístico de Carácter
Nacional” y en 1.993 comenzaron las obras de
rehabilitación de las edificaciones de La Magdalena,
obras que fueron terminadas en 1.995 e inauguradas
por Don Juan Carlos y Doña Sofía. Desde
entonces el Palacio se utiliza para realizar reuniones
y congresos.
Elena nos contó que
un alumno se trastornó y rasgó un cuadro;
fue arreglado hace poco.
A continuación
salimos fuera del Palacio y esperamos a que nos recogiera
el autobús para regresar al colegio. Lo que
más nos gustó fue el hall principal,
con sus numerosas sillas, butacas, el cuadro en el
que aparece Don Juan con sus hermanos y las lujosas
lámparas que cuelgan de los techos realizadas
con cristal de La Granja.
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