Los alumnos de
Infantil del colegio Purísima Concepción
de Santander realizaron un taller de bombas de semillas,
también conocidas como Nendo Dango, con dos
educadores ambientales de la cooperativa sin ánimo
de lucro Ecoherencia. Los escolares han aprendido
a restaurar una zona degradada o destruida tras
una tala o un incendio con las Nendo Dango, esferas
de semillas encapsuladas.
Este
método de restauración de ecosistemas
desarrollado por Masanobu Fukuoka, pionero de
la Agricultura Natural, respeta la naturaleza
y permite recuperar zonas erosionados por el hombre,
sin usar arados ni agroquímicos. Consiste
en desperdigar bolitas de semillas por la tierra
a restaurar, unas cuatro por metro cuadrado, y
esperar a que germinen. Para ello, hay que hacer
bolas de arcilla, con semillas de diferentes especies,
y esparcirlas por el terreno. La capa de arcilla,
una vez seca, evita que las semillas se conviertan
en alimento de pájaros, roedores y otros
animales, y es la lluvia la que libera a las futuras
plantas de su cascarón.
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Haciendo
las cápsulas en el huerto escolar. |
Dos educadores ambientales explicaron a los alumnos
cómo hacer las Nendo Dango. Les hablaron
de los diferentes ingredientes que necesitan para
su elaboración y cómo conseguir
con ellos las bolitas. Semillas, arcilla, algún
tipo de materia orgánica como el humus
de lombriz, suelo local, sustancias repelentes
como el ajo y sustancias compactantes como la
fibra de coco era todo lo que necesitaban.
Una vez que ya sabían hacer las bombas
de semillas solo quedaba ponerse manos a la obra
en el huerto escolar.
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Educador
ambiental enseñando a hacer las Nendo
Dango. |
Con
la ayuda de los educadores de Ecoherencia, los
alumnos mezclaron los ingredientes en seco. Añadieron
agua poco a poco hasta conseguir una consistencia
homogénea que no se pegase en las manos
ni se resquebrajase, e hicieron las bolitas. Después
solo las han tenido que dejar secar un día
a la sombra y dos días al sol. Acabado
este proceso, los alumnos han tirado las bombas
de semillas en el huerto.
Los escolares han disfrutado mucho elaborando
sus propias Nendo Dango. Les ha encantado sentir
el contacto con la tierra y contribuir a mantener
sano el planeta. Ahora están emocionados
por ver germinar las semillas de sus bombas de
semillas, de las que brotarán patatas,
pimientos, perejil y brócoli.
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Los
escolares haciendo las Nendo Dango |
El taller de Ecoherencia ha conseguido hacer una
simbiosis entre disfrute, aprendizaje y respeto
al medioambiente.
Esta
actividad se engloba dentro del Proyecto de Huerto
Escolar que lleva a cabo el colegio. Según
Carlos Rodríguez, director del centro,
“el huerto es un excelente recurso para
convertir el centro escolar en un lugar que otorgue
a los alumnos múltiples experiencias acerca
de su entorno natural, entendiendo las relaciones
y dependencias que tenemos con él”.
También permite practicar actitudes y hábitos
de cuidado y responsabilidad con el medio ambiente.