Las
imágenes de una trifulca entre padres durante
un partido de fúltbol de cadetes en Tenerife
o la agresión de una madre a una árbitra
ha vuelto a plantear el debate sobre cómo erradicar
la violencia en los campos de juego y en el deporte.
El exárbitro de fútbol y actual colaborador
deportivo en Cadena SER, Eduardo Iturralde González,
apuesta por la educación en valores como freno
a esos episodios vergonzosos que empañan el
verdadero objetivo de la actividad deportiva.
Violencia en el fútbol base.
La violencia en el fútbol es especialmente
más cruda en el fútbol regional y de
base. Pero es un tema de tal importancia que no queda
otra que hablar de ello. Hay que ser pesado. Me comentaba
una amiga, madre reciente, que tiene una ventana que
le da a uno de esos campos, que no entra en sus planes
acercar a su hijo al fútbol para que vaya un
par de veces por semana a aprender violencia, frustración
y después querer una camiseta de unos cuantos
euros. De lo que tiene que oír y ver. De padres
y entrenadores. Del árbitro no me cuenta nada,
a lo mejor ni lo siente de lejos.
Imágenes vergonzosas. Esta
semana estamos todos muertos de vergüenza con
esos padres que se han dado unos palos y a los de
los informativos se les ha ocurrido pasar las imágenes.
No es nada del otro jueves que unos cuantos gallos
de pelea, más frustrados que lúcidos
y ejemplares, saquen las crestas en la grada. Pero
es mucho más habitual, mucho, en cada partido
de cada fin de semana que haya agresiones verbales
y físicas a esos árbitros, que son los
grandes olvidados porque los comités territoriales
imponen su criterio por encima de los comités
arbitrales. Poniendo a la base arbitral como necesaria,
que lo es, admirándola, difundiendo esa conciencia
y diciendo que si cada fin de semana agredieran a
un árbitro profesional la cosa tendría
sus merecidas consecuencias, la cosa cambiaría.
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