Hoy en
día las estafas surgen a través de las
nuevas tecnologías, jugando con la inocencia
y la voluntad de la gente. Cuando Graham Bell creó
el teléfono nunca pensó que ese fantástico
invento con el que la gente se podía comunicar
desde cualquier punto del mundo algún día
serviría para jugar con las necesidades y la
voluntad de algunas personas. Pero con el paso de
los años la forma de estafar a la gente ha
evolucionado de manera sorprendente desde timos tan
famosos como "la estampita" hasta los móviles
e internet.
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Hay que estar alerta ante
las estafas telefónicas. |
Nadie está a salvo de estas estafas, las
cuales por otro lado son muy difíciles de detectar,
ya que se encubren de diversas maneras. Una persona
que necesite trabajo inocentemente puede caer en ese
tipo de embelecos, ya que proliferan muchos anuncios
que te muestran un falso número telefónico,
cuyo prefijo es el 90. Lo que en realidad ocurre es
que al llamar a estas supuestas ofertas te cobran
la llamada con una tarifa que en ocasiones llega a
ser cinco veces superior a la establecida por la compañía.
Eso sin contar que te mantienen a la escucha durante
un tiempo, en ocasiones, superior a una hora.
Estos timos se han acomodado a las nuevas tecnologías,
como en el caso de internet, de manera que para disfrutar
de determinados servicios que aparentemente son gratuitos
es necesario descargar desde la red un programa informático,
el cual tiene la misión de conectar el modem
a una línea 906 de modo que la tarifa establecida,
ya sea local o plana, se transfigura a esta línea
con un coste superior. Pero este no es el único
sistema mediante el que un usuario de internet puede
caer en la trampa. Es cierto que la publicidad en
ocasiones es engañosa, pero en este caso esto
se agudiza. Pinchando en uno de los numerosos banners
que se encuentran en la red, el consumidor es conectado
al igual que antes con una línea 906 pero,
en este caso, las responsabilidades son confusas,
ya que el culpable directo de esta estafa es la empresa
que se ha anunciado en esa publicidad. Pero este banner
no podría haber sido colocado en la red sin
la autorización de la empresa encargada de
la página web mediante la que se conoció
el anuncio. Por lo tanto, ¿quién es
el verdadero estafador? Todo parece indicar que esto
nunca se aclarará.
Otra manera sencilla de estafar a la gente llega
a través de los teléfonos móviles,
los cuales han evolucionado hasta ofrecer servicios
que antes solo podían brindar los ordenadores.
Estos aparatos son muy útiles a ciertos programas,
que requieren de los mensajes para la buena evolución
de dicho espacio. Estos mensajes alcanzan cuotas que
en ocasiones llegan a 1 euro cuando lo establecido
por la ley es 0,15 céntimos.
Siempre han existido los engaños y las estafas,
pero nunca han estado tan elaboradas como ahora. Aunque
están al alcance de todos, las autoridades
no hacen nada por acabar con ellas. Desgraciadamente
todo parece indicar que esto seguirá igual
y con el paso de los años continuarán
creciendo paralelamente al avance tecnológico.
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