El
sábado 21 de mayo llegaba a casa después
de trabajar con mi padre en el pueblo de Penagos.
Me senté en el sofá y miré a
la chimenea; vi como un búho pequeño.
Pensé que mi madre le había puesto ahí
como una broma, me acerqué y movió la
cabeza. Entonces me di cuenta que era de verdad y
llamé a mi hermano.
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El búho que apareció en mi salón. |
Estuvimos un rato intentándole hacer una foto
pero ninguna salía bien. Mi hermano cogió
un guante. Al abrir el cristal de la chimenea, el
búho no se movió, entonces le sacamos
una foto.
Al final, mi hermano le sacó de la chimenea.
El búho le intentaba picar pero no le hacía
nada gracias al guante.
Le llevó al riachuelo que hay al lado de la
casa. No sabíamos si volaría. Entonces,
le dejamos en el suelo y salió disparado por
el aire.
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