Un
día en el reino de las palabras, alguien hizo
que todos los habitantes perdieran su ortografía
para que se equivocaran...
El ladrón de ortografía
Un día en el reino de
las palabras, alguien hizo que todos los habitantes
perdieran su ortografía para que se equivocaran.
Digory, Max y Pablo estaban
extrañados y decidieron ir a investigar. Salieron
a preguntar a los habitantes sobre el secuestrador,
aunque tuvieran faltas. Ellos no consiguieron ningún
dato, así que decidieron ir a la policía.
Y cuando entraron, vieron todos los papeles, sillas,
mesas… tirados y vieron una nota en una mesa
tirada, y la nota decía: "Socorro, el
secuestrador nos ha secuestrado y nos ha llevado al
laboratorio. Seas quién seas por favor ayúdanos".
Ellos, temblando, decidieron
no contárselo a nadie y fueron a casa a coger
herramientas.
Digory salió con una
navaja, una cuerda que hacía tanto daño
como un látigo, 35 piedras en una bolsa, polvo
y pañuelos. Cuando llegaron al lugar, como
rayos entraron en el laboratorio, pero ya era tarde.
El ladrón había escapado pero…
en ese momento vieron a los policías atados.
Pablo cogió la navaja y cortó la cuerda.
Los policías les dieron las gracias y les dijeron
que el ladrón se había ido a la vieja
fábrica con un dispositivo rayo láser
enorme.
Los amigos salieron del laboratorio
y fueron a la vieja fábrica. Cuando entraron
vieron a los secuaces del ladrón y se escondieron
detrás de una pared. Y cuando nadie miraba
empezaron a tirar las piedras hasta que al final no
quedó ningún secuaz. Max encontró
la puerta de la fábrica que llegaba a donde
estaba el secuestrador, pero había un mecanismo
para abrir la puerta en el que había que poner
la huella dactilar. A Max se le ocurrió una
idea brillante. Él cogió un pañuelo,
puso polvo en el mecanismo donde se ponía el
dedo y puso el pañuelo sobre el polvo y quedó
al descubierto la huella dactilar. Max puso la huella
del ladrón y la puerta se abrió. Entraron
y vieron al secuestrador que en ese momento tocó
un botón y ellos se quedaron colgados.
El ladrón les explicó
que había robado el rayo láser para
dejar a la humanidad sin palabras. Y cuando el ladrón
estuvo a punto de darles con el rayo, Digory cogió
la navaja y la lanzó al láser. Entonces
el ladrón se cayó con la máquina
y ésta explotó. El botón se quemó
y ellos salieron corriendo. La gente que lo había
visto se lo contó al alcalde y él les
dio como recompensa honor y vivieron felices y comieron
sopa de letras.
FIN
Dedicatoria: Para los amantes de la lectura.

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