Claudia
nos describe al detalle cómo es un día
de campo en el corazón de la Vega de Pas. No
falta el ganado, la siega, el cocido montañés
y la leche caliente.
Ya había pasado un año desde la desaparición
y reaparición de 'Candelita'. Hoy era un día
de campo. Carmen y su hermano estaban enyugando a
'Candelita' y a 'Paquirri', la pareja de 'Candelita',
que es un toro tudanco de la familia.
- Carmen, ajusta esta cuerda, que está
muy floja- dijo Jesús, el hermano de Carmen.
- Sí, pero ayúdame, que yo no puedo-,
respondió Carmen.
Una vez preparado todo, se fueron a faenar a un
prado cercano a la Vega, en Selaya, que pertenecía
a la familia. María, su madre, había
preparado en dos cacharras la comida: cocido montañés,
su especialidad, y leche caliente para Ana, que iba
en un cuévano, porque ella no podía
hacer nada en el campo.
La tarea consistía, principalmente, en segar
la hierba con dalle, atroparlo con el rastrillo y
apilarlo haciendo hacinas.
Carmen era la encargada de 'peinar' la hacina, aunque
ella prefería segar, porque pensaba que era
más divertido. Así era la labor en el
campo, segar, atropar, hacer la hacina.
Mientras tanto, 'Candelita' y 'Paquirri' cuidaban
de Ana a la sombra de un cerezo, que tenía
unas inmensas cerezas rojas.
Ya se estaba poniendo el sol. Entonces se marcharon
para Vega de Pas, donde María y Carmen iban
a hacer la cena que ya tenían preparada en
la fresquera: queso, mantequilla y pan.
Y así concluyó uno de los miles de
días de campo que pasó la familia Cobo-Abascal

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