El
dodo era como un pavo, pero pariente de las palomas.
Los seres humanos llegaron hacia el siglo XVII a las
Islas Mauricio, para gran desdicha de los dodo. Su
nombre vino de cuando lo llevaron a Portugal y lo
llamaron dodo, "estúpido" en portugués.
Desgraciadamente la llegada de los humanos a las islas
acarreó un gran problema: con ellos llegaron
cerdos, macacos cangrejeros, perros, gatos y ratas,
lo cual hizo que los huevos de las aves terrestres,
como los dodos, fuesen comidos por las ratas.
A las crías las cazaban los
gatos y los perros y a los adultos, los humanos. Y
los cerdos destruyeron las plantas del lugar. La aparición
de enfermedades y la destrucción de los bosques
hizo el resto.
Ahora os hablaré de las Islas
Galápagos. Allí Charles Darwin descubrió
muchas especies endémicas de las islas, entre
ellas el galápago gigante. Esta tortuga de
225 Kilogramos y 1,80 metros de longitud vive en las
Islas Galápagos.
Cuando los primeros humanos llegaron allí descubrieron
que eran una gran fuente de proteínas, por
lo cual mataron grandes cantidades y las llevaron
en barco. La consecuencia fue que varias especies
endémicas de cada isla se extinguiesen, aunque
en islas como la Isabela y Santa Cruz, sobreviven.
Y llegamos a Nueva Zelanda. En estas
islas vivía el moa, un ave terrestre que medía
tres metros de altura y 250 kilos; y su depredador
el harpagornis moorei que pesaba 15 kilos, tenía
tres metros de envergadura y era un ave rapaz.
El Harpagornis vivía en bosques, en consecuencia,
el moa también. Los moas se extinguieron hacia
el año 1.500 y el harpagornis, por no tener
presas, también. Se extinguieron a causa de
la llegada de los primeros humanos.
Y puede parecer raro, pero igual los harpagornis conocían
su futuro y confundieron a los humanos con moas y
los cazaron.
El farero Lyall era un aficionado
a las aves, también le gustaban los gatos.
Fue el farero de la pequeña Isla Stephens.
Lyall decidió afrontar la soledad de la isla
con un gato, esa decisión fue un grave error.
Un día el gato se presentó con un pequeño
pajarillo, al señor Lyall le pareció
curioso. Era rechoncho, con minúsculas alas
redondeadas y casi sin cola. Tenía pinta de
no poder volar.
El señor Lyall tuvo la idea de mandar al curioso
ave a un amigo experto de Nueva Zelanda. Éste,
a su vez, se lo envió a Inglaterra. El pajarillo
de la isla Stephens fue reconocido como una nueva
especie.
Para desgracia de la especie, en el año 1894
el gato cazó a todos. Desde entonces no se
han vuelto a ver.
El ave elefante de Madagascar pesaba
una tonelada y medía dos metros de altura.
Se extinguieron porque desaparecieron sus huevos.
Los nativos los utilizaban como recipientes y como
trofeos, los utilizaron viajeros y corsarios. Además
el bosque en el que vivía fue talado.
El lobo de Tasmania vivía
en Australia. Su extinción fue posible por
la caza humana. ¿Por qué? La razón
es fácil. El ganado humano era atacado por
perros salvajes y los colonos echaron la culpa al
lobo de Tasmania.
El mamut lanudo fue extinguido por
el clima y los humanos. Y también compañeros
de hábitat como el tigre de dientes de sable,
el rinoceronte lanudo, el oso de las cavernas, el
león de las cavernas, el castor gigante, el
camello gigante, el búfalo gigante y el ciervo
megaloceros. Los últimos mamut vivieron en
la Isla Wrangel en el 1.700 a.c.
El lagarto gigante del Hierro sobrevivió.
Actualmente hay una pequeña población
en el Roque Salmor.
Estas extinciones no son nada comparadas
con las que nos esperan si el cambio climático
sigue.

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