La economía
mundial vive una crisis de muy compleja explicación.
Son muchos los factores que han influido y determinado
que estemos actualmente inmersos en un proceso de
estancamiento económico que desembocará,
según casi todos los pronósticos, en
una recesión económica en este ejercicio
fiscal.
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El dinero parece que ha dejado de caer.
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Uno de las causas más notables es la pérdida
de la confianza por parte de los consumidores en la
economía y en las entidades financieras, a
pesar de que las entidades financieras también
hayan perdido las expectativas favorables en la concesión
de créditos en la cuantía en la que
lo hacían esta última década.
Además, se ha instalado una sensación
generalizada de que el ahorro vendrá condicionado
porque los consumidores estén muy reacios a
consumir ya que, como se está comprobando,
el consumo ha descendido en varios puntos porcentuales,
sobre todo en artículos no de primera necesidad,
como por ejemplo, la caída del consumo de automóviles
en torno a un 40% o de productos textiles en un 25%.
Por otro lado, el fundamental papel que desempeñan
los bancos y entidades financieras en nuestro sistema
económico en general, y en España en
particular, nos hace pensar que, en gran medida, las
entidades financieras y el Banco Central Europeo son
los responsables del gran exceso y sobreconsumo de
bienes raíces en los últimos años
por los bajos tipos de interés, que animaban
excesivamente a la compra de inmuebles y, por ende,
del actual desplome en las ventas. Esto responde a
la sobre saturación del mercado inmobiliario,
que excede a las necesidades de vivienda de la población,
y al subir los tipos de interés son menos familias
y empresas las que se pueden permitir adquirir una
vivienda y poder reembolsar un crédito hipotecario.
Es por ello que la actual crisis económica
precisa de una aplicación de un plan de política
monetaria expansiva, es decir, la rebaja de los tipos
de interés, que genera mayor inversión
y, por tanto, mayor empleo. Debido a esto, mayor consumo,
y por tanto, incrementa el PIB.
Por tanto, deberán ser las propias entidades
financieras las que deban encontrar una solución
lo más rápido posible para poder frenar
la inercia de la economía a la baja, que apunta
a una recesión, que se vislumbrará,
posiblemente, en los dos próximos años.
Si reducen los tipos de interés y las garantías
y avales que actualmente están solicitando
para la contratación de pólizas de crédito
y préstamos al consumo, volverá a reactivarse
el consumo y la inversión de los agentes económicos
que en la actualidad están muy reticentes a
ello.
Una solución a la actual situación
de desempleo y pérdida de la producción
industrial es también la ineludible necesidad
de reformar los problemas endémicos y estructurales
que padece la economía española. Estos
son la excesiva dependencia del sector de la construcción
y del sector turístico, que además,
muestra signos de debilidad porque está agotado
por moticos como la aparición de países
muy competitivos en costes, precios y calidad, el
deterioro del medio ambiente, cambio en el gusto del
consumidor y la estacionalidad.
Las posibles soluciones en el sector turístico
con el fin de reactivarlo podrían ser, por
ejemplo, diversificar la oferta turística (cultural,
deportiva, gastronómica), construir y renovar
infraestructuras de alto nivel para atraer turistas
de alto poder adquisitivo y aumentar formación
de los especialistas del sector.
Por otro lado, y continuando con el hilo argumental
de la dependencia de la economía de la fijación
de tipos de interés moderados y facilidades
para invertir, podemos exponer que las entidades financieras,
sin incurrir en riesgos infranqueables ni concesiones
de créditos que no pueden ser devueltos, deben
aumentar el préstamo del dinero. Esa financiación
es la clave y cuestión fundamental e imprescindible
para las inversiones y el consumo, que son los elementos
que hacen incrementar la riqueza y aumentan la renta
personal disponible, en suma, el movimiento del dinero.
Como conclusión, la generación de esa
confianza en la población por parte de los
bancos es muy importante para volver a la senda del
consumo, pero también cuidando y fomentando
el ahorro, que todos estos años, ha estado
poco incentivado.
Sin embargo, es papel de las instituciones y agentes
económicos reclamar la inyección del
dinero concedido a los bancos en la economía,
para que produzca empleo y, por tanto, ahorro y consumo.
Además, podemos apreciar cómo es directamente
proporcional la capacidad de las familias de endeudarse
y de consumir a la rebaja de los tipos de interés,
lo que, a largo plazo, genera incluso más ingresos
para los bancos, ya que al haberse aumentado los tipos
de interés y requisitos exigidos para la concesión
de créditos, han caído el número
de créditos concedidos un 30% en 2008, y a
su vez, en torno a una brecha comprendida entre un
15% y un 25% los beneficios anuales de las entidades
financieras en España, como estamos presenciando
últimamente.
Por último, creo también necesario
implementar un programa o conjunto de medidas económicas
con el objetivo de reducir los impuestos, para aumentar
la renta disponible, el consumo privado y el PIB,
es decir, aplicar la política fiscal expansiva.

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