Qué
decir de Quini. Pronunciar su nombre es sinónimo
de gol. Es si no el mejor, uno de los mejores jugadores
de la historia de Asturias y de España y el
referente a seguir de todos los delanteros. Hablar
de Quini es hablar, ni más ni menos, del segundo
máximo goleador de la Primera División,
por detrás de Zarra, y posiblemente sería
el primero de no ser por su larga estancia en Segunda,
incapaz de abandonar a su Sporting del alma. Además
de su carrera como futbolista, Quini siempre ha destacado
por sus valores humanos, unánimemente reconocidos.
Generoso, amable, fiel a sus ideales, sencillo, coherente
y noble, como nos ha demostrado en esta entrevista.
Nombre: Enrique Castro González,
más conocido como 'Quini' o 'Brujo'.
Lugar y fecha de nacimiento:
Oviedo, 1949.
Ocupación: Ex futbolista
y delegado del Sporting de Gijón.
Trayectoria: Salió
de la cantera del Bosco Salesianos, de donde
pasaría al Ensidesa, de ahí al
Sporting y, finalmente, al Barcelona. Está
retirado del fútbol desde 1987, aunque
ejerce como delegado del Sporting de Gijón
y posee el titulo de entrenador. Es junto a
Telmo Zarra uno de los mayores goleadores de
nuestra historia, acumulando siete trofeos pichichi
al máximo goleador. Fue 35 veces internacional
con la selección española.
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Y ello a pesar de que la vida no ha tenido a bien
darle un respiro. Un largo y cruel secuestro cuando
se encontraba en la cumbre de su carrera; una grave
lesión cuando era pieza clave de la selección
española; la muerte como un héroe de
su hermano, ahogado en Pechón por rescatar
a unos niños del agua, y preso de un cáncer
al que ha plantado cara como ejemplo vivo de todos
los que la sufren y con un coraje y una ilusión
contagiante. Hoy hemos conocido en persona a una leyenda
del fútbol y de la vida, que ha tenido la generosidad,
que le agradecemos, de recibirnos en las instalaciones
del "mejor equipo del mundo", según
nos cuenta, las de Mareo, las del Sporting.
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Quini responde
a Pablo en las instalaciones del Sporting. |
Pregunta.- ¿Dónde
y cuándo naciste?
Respuesta.- Nací en Oviedo,
el 23 de septiembre de 1949. Tengo actualmente cincuenta
y nueve años.
P.- ¿Cómo se llamaban
tus padres y de qué lugar de Asturias eran?
R.- Eran asturianos de Oviedo los
dos. Mi padre se llama Enrique, como yo, y mi madre
María Elena.
P.-¿Cuándo empezó
a interesarte el fútbol?
R.-Como a todos los chavales, se
empieza desde pequeño corriendo detrás
de una pelota. Yo creo que desde que empecé
a andar empecé a pegarle a la pelota. La afición
fue prácticamente desde recién nacido.
P.-¿En dónde pasaste
tu infancia y en qué escuela o colegio estudiaste?
R.-Mi padre trabajaba en las acerías
de Ensidesa, así que vivíamos en un
poblado de la fábrica en Avilés, de
donde son mis primeros recuerdos. Con ocho años
nos trasladamos desde Oviedo y aproximadamente hacia
los diez empecé a jugar en el colegio de Los
Salesianos del poblado de Ensidesa. Ahí estuve
y acabé mis estudios, en los Salesianos de
Avilés.
P.-¿Cuál fue tu primer
equipo de chaval?
R.-El primero fue el Bosco Ensidesa,
el del colegio salesiano, hicieron un buen equipo.
Se llamaba así porque el equipo pertenecía
a una barriada de los que trabajaban en Ensidesa,
un poblado grande para trasladar a toda la gente que
era de fuera y vinieran a trabajar allí y así
vivir todos juntos. En el poblado se hizo un colegio
de monjas y el de Los Salesianos, donde yo empecé
todo.
P.- Sabemos que tu padre estuvo muy
al tanto de tu vida de futbolista cuando eras joven,
pero ¿qué influencia tuvo tu madre?,
porque también las madres creo que influyen...
R.- En una familia influye todo.
Mi padre jugaba al fútbol, primero fue portero
en el Calzada de Gijón y luego en el Infiesto.
Conocía el mundillo y eso influyó en
cómo me aconsejó y me guió. Yo
jugaba en el Ensidesa y el campo estaba a 100 metros
de casa. Recuerdo que siendo juvenil el Oviedo, que
entonces estaba en Segunda, se interesó por
mí y hablaron con mi padre. Pretendían
llevarme para ponerme a prueba en el Vetusta, de Tercera
División. Mi padre se negó porque como
juvenil, el Ensidesa me convocaba muchas veces para
jugar en Tercera, y así mi padre me tenía
controlado; así que les dijo: "no va a
estar fuera de casa para jugar en la misma categoría,
se queda aquí que tiene el campo a cien metros".
Eso me alejó del Oviedo y me acercó
cada vez más al Sporting, porque andado el
tiempo se hizo un convenio entre el Sporting y el
Ensidesa. El Ensidesa tenía mucha cantera y
muchos equipos filiales, con lo que salía mucha
gente buena de allí. Por ese convenio, el Sporting
adquiría preferencia en los valores que despuntasen.
Al año siguiente empecé a meter goles.
El Sporting se fijó en mí y pase a jugar
en Segunda, que era donde estaban también los
gijoneses. Así que esa decisión me influyó
y mucho.
P.-¿A qué edad pasaste
a jugar al Bosco y cuánto tiempo estuviste
antes de pasar al Ensidesa?
R.-En el Bosco estuve toda la época
de juvenil y con diecinueve años ya estaba
jugando en el Sporting. Yo cumplo los años
el 23 de septiembre, y esa era la época en
que comenzaban las temporadas. Así que con
mi cumpleaños, casi, empezó mi historia
con el Sporting.
P.-¿Qué anécdota
nos puedes contar de tu época en el Bosco o
en el Ensidesa?
R.-(Dibuja una sonrisa pícara).
De mi época de chaval, pocas, yo era muy inofensivo,
y es que yo soy muy malo para contar estas cosas y
han pasado muchos años. Recuerdo algunas de
cuando tenía 18 años. Jugaba yo todavía
en el Ensidesa y coincidí con un delantero
centro que era muy bueno, muy bueno, que se llamaba
Colunga. Metía muchísimos goles, era
un fuera de serie. Yo no sé cómo esta
gente no llega a ser más de lo que fue. La
verdad es que en aquella época había
una Tercera División que era fenomenal, muy
buena. Pues en un entrenamiento apostamos a ver quién
metía mas goles, en remates, en penaltis y
tal, y apostamos a tirar cinco penaltis cada uno,
o quizá diez, no me acuerdo; el caso es que
el que perdía pagaba una merienda. Empezamos
a tirar y me ganó por uno. Quedamos en una
cafetería que estaba casi junto al campo. Él
se fue a su casa a cambiarse y yo a lo propio. Cuando
llegamos y él hizo ademán de pedir al
camarero, yo le dije que ya traía la merienda
de casa, así que saque del bolsillo un chusco
de pan y una onza de chocolate, "date por pagado",
le dije, y así, que también eran tiempos
duros, me ahorré el convite.
P.- ¿En qué periodo
o época de tu vida empezaron a llamarte el
Brujo y por qué te llamaban así? ¿Sería
acaso por tu olfato goleador?
R.-Me lo pusieron en el Sporting
grandes como Cundi y compañía. Todo
era porque a veces me decían, "¿cómo
ves el partido de hoy?", "pues hoy voy a
meter un gol y vamos a ganar", contestaba. Y
como tomaron la costumbre de preguntarme casi todas
las semanas, y algunas acertaba, tomaron la tradición
cuando venían partidos duros de decir "vamos
a peguntar al brujo". Y así empezó
el mote, y fíjate que luego ha sido con lo
que se ha quedado la gente. Nunca me imaginé,
que andado el tiempo, yo sería el Brujo.
P.-Villa dice que has sido su ídolo
y referente futbolístico. El tuyo, si lo tuviste,
¿quién fue?
R.-En mi época de crío
se hablaba de Di Estefano, de Kubala, de Gento, de
Amancio, de Fuste. Esos son los ídolos, no
sólo míos, sino de cualquier chaval
de la época. Eran grandes jugadores y grandes
personas.
P.-Tu padre no quiso que fueras
al Oviedo, porque jugaba en la misma categoría
que el Ensidesa, y le era difícil desplazarte
a Oviedo, pero.... ¿a ti no te entró
el gusanillo de ir a un equipo de más categoría
o ya barruntabas que el Sporting andaba detrás
de ti?
R.-No, yo no sabía absolutamente
nada de lo que iba a pasar, no sabía que el
Sporting se interesaba por mí, como lo había
hecho el Oviedo. Fueron circunstancias de la vida
que son difíciles de explicar. Yo en ese momento
sí que es cierto que llamaba la atención.
Era un hombre que jugaba de cara a la portería,
que metía muchos goles. No era de los que jugaban
bonito, pero sí era muy efectivo, cazaba los
balones en el área con bastante facilidad y
metía muchos goles. Y los equipos buscan continuamente
gente goleadora que, por otra parte, es muy cara y
cotizada. Así que el Gijón siguió
mis pasos y en la temporada del 68, estando Carreira
de entrenador, me llamaron. Cumplí los años
en septiembre y en diciembre ya estaba jugando en
Segunda con el Sporting. Era una época mala
para ellos, no estaban finos, metían pocos
goles. Un día me enfrenté con su filial,
el Sporting Atlético, en su campo de helechos
y les metí en su casa cuatro goles, en un campo
embarrado, casi imposible. Los técnicos, que
estaban buscando soluciones para el primer equipo,
creyeron ver en mi la solución. Al domingo
siguiente ya estaba con la camiseta de rayas. "Si
este chaval mete tantos goles en Tercera, los podrá
meter en todas las categorías”, pensaron.
Y así vine y aquí me quede.
P.-Como las mujeres también
son protagonistas en nuestras vidas, ¿cuándo
conociste a tu esposa, cuándo te casaste y
cuántos niños tenéis?
R.-Pues la conocí un 28 del
ocho del setenta y ocho, y cortejamos siete años.
Nos casamos, tenemos cuatro hijos y más amor
que el primer día, si cabe.
A estas alturas de la entrevista, en la que estamos
sentados con Quini en la sala de prensa, nos piden
que nos cambiemos porque ha terminado el entrenamiento
y la sala se va a utilizar para la rueda de prensa
diaria. Así que nos trasladamos a un salón
contiguo que es donde se reúnen los jugadores
y el entrenador antes de los partidos. Un salón
muy grande y bonito, donde hay billares, sofás,
mesas para jugar a las cartas etc., un lugar para
que los jugadores se relajen antes de los partidos.
Esto nos comenta Quini.
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Pablo y Borja
con Quini en el salón donde se reúnen
los jugadores. |
P.-¿Influyó tu esposa
en tu vida futbolística o se mantuvo al margen
dejándote a ti las decisiones?
R.-Yo creo que en una familia tiene
mucha importancia la mujer. Si vives para el fútbol
es un poquito complicado el llevar una familia porque
estás casi siempre fuera, en concentraciones.
Actualmente no hay tantas, pero antiguamente sí,
nos concentrábamos muchísimo. Siendo
así, ellas juegan un papel fundamental, se
hacen cargo de la familia en tu ausencia y se sacrifican
enormemente para que todo funcione, para darte apoyo.
Yo he tenido mucha suerte, he encontrado a una mujer
muy paciente, que ha sido fundamental en mi vida.
P.-¿Alguno de tus hijos
sigue la racha de su padre y de sus tíos?
R.-No, jugaron en la época
de juveniles, en regionales algunos, pero no, lo dejaron
todos, ya están trabajando y han dejado el
fútbol. Por entretenerse juegan algún
partidito que otro, pero nada más.
P.-¿Cuándo pasaste
al Sporting de Gijón y cuál fue tu primer
partido con él?
R.- Marché en la campaña
68-69 y debuté en Sevilla contra el Betis.
Mi primer partido en casa fue contra el Ferrol, que
empatamos a uno y marqué yo. Fue mi primer
gol con el equipo.
P.-He oído decir que por
los años 1972 o 1973, cuando la televisión
aún era en blanco y negro, no se podía
ver a ningún equipo de fútbol mejor
que al Sporting de Gijón de Quini y al Ajax
de Cruyff. ¿Opinas tú lo mismo?
R.-No sé. Siempre hubo fútbol
bueno y no solamente lo ha practicado el Sporting.
Creo que todos los equipos han tenido épocas
buenas y malas. A mi a lo mejor me ha tocado vivir
una época muy bonita en el Sporting, porque
no nos podemos quejar. La verdad es que es un equipo
modesto que ha jugado competiciones europeas y, sobre
todo, hemos hecho muy buenos partidos y hubo una Liga
que hemos quedado subcampeones, algo muy difícil
de conseguir para un equipo de nuestros recursos.
Sí, me ha tocado una época muy bonita,
pero yo creo que todos los equipos pasan por rachas
buenas y malas.
P.-¿Ha habido algún
futbolista en España que haya superado tu récord
como máximo goleador de toda la historia del
fútbol español?
R.-Hay uno, muy amigo, lo que pasa
es que ya no está con nosotros, se llamaba
Telmo Zarra y tiene seis pichichis en Primera División,
uno más que yo. Yo tengo cinco en Primera y
dos en Segunda, siete, pero claro, ellos no jugaron
en Segunda como jugué yo. Yo he desarrollado
mi vida deportiva en un equipo modesto y he jugado
varias temporadas en Segunda División, eso
explica mis estadisticas.
P.-¿Cuál es el partido
con el Sporting que mejor recuerdas?
R.-Muchos me traen buenos recuerdos
pero, como emocionante y bonito, recuerdo contra el
Bilbao, un partido que jugamos en casa y ganamos cuatro
a tres y hasta el último suspiro no metimos
el cuarto. Contra el Barcelona también, hemos
metido otros cuatro goles, al Madrid también
le metimos cuatro a dos. Son partidos bonitos porque
son muchos goles y ganar a equipos tan buenos te da
una gran satisfacción como deportista.
P.-¿Qué anécdota
gratificante para ti nos puedes contar de tu paso
por el Sporting?
R.-Anécdotas tengo muchas
-se ríe- Tengo muchas pero son un poquito,
a lo mejor... -se sigue riendo-, no sé si contarte
alguna, bueno...-nos entra la risa a todos y a él
a carcajadas- . Hubo muchas. En este campo que veis
aquí, una vez metí un coche, el de Cundi,
otro gran jugador de aquí. Para hacer la gracia,
le metí el coche en el circulo central y luego
escondí las llaves. Con tan mala suerte que
cuando pasó la broma y quisimos sacarle, llovía
tanto que el campo se reblandeció y desgraciamos
el césped. El entonces presidente, y que ahora
también lo es, Vega Arango, nos echó
una bronca de meter miedo. La cosa es que primero,
de tanto esconderlas, no encontrábamos las
llaves, y luego no podíamos sacar el coche.
Así que al día siguiente Cundi tuvo
que venir a entrenar en taxi. Pero no escarmentamos.
Dos semanas después le quitamos el coche al
encargado de los campos de Mareo, y se le escondimos
en el gimnasio. El hombre no lo encontraba. Buscando
el coche y buscando el coche, lo que menos pensaba
él era que el coche estuviera en el gimnasio.
Lin, que así se llama, desesperado, llamó
a la policía, creyendo que se le habían
robado. Así que le dijimos, "mira hombre,
igual el coche está haciendo pesas". Y
allí le encontró. De esas gamberradas
hicimos muchísimas. Había muy buen ambiente,
éramos más que un equipo.
Otra gorda se la organizamos a un chaval que vino
de San Sebastián que se llamaba Orbegozo. Entonces
nosotros salíamos a correr por la Universidad
Laboral, que no era como ahora, sino que estaba rodeada
de prados. Íbamos a correr divididos en dos
grupos, uno por cada lado de la universidad. Haciendo
la ruta me encontré en el suelo con un palo
gordo, que mediría medio metro, y una caca
de un perro. Madre mía, más fea que
la leche. Ni corto ni perezoso, unté el palo
con aquello y seguí corriendo con él.
Cuando llegamos a la altura del otro grupo, le grite
"Orbegozoooo!!!!, coje el testigo!!". Él,
desde lejos, no sospechó nada, así que
me tomó el testigo y la que se armo. Cogió
el palo por donde estaba la caca, empezó a
vomitar. Bueno, se nos puso malísimo. No os
voy a contar más, porque si no... jajaja..
P.-¿En qué año
pasaste a formar en la plantilla del FC Barcelona
y cuál fue tu primer partido con ellos?
R.-Fue en la temporada 80-81 y la
verdad es que no recuerdo ese primer partido. Fueron
momentos de nerviosismo, de alegría por llegar
a un grande, de pena por dejar a mi equipo.
P.-¿Por qué te enfadaste
un poco con el Sporting cuando no te dejaban ir al
Barcelona y llegaste a pensar en retirarte?
R.-No, no no, no es para tanto, no
hagas caso muchas veces a lo que escriben. Cuando
quise marchar al Barcelona yo tenía 22 años
y finalmente me marché cuando tenía
31, así que fíjate que enfadado estaba.
En aquella época existía el derecho
de retención de los equipos, así que
en el momento de más juventud, cuando equipos
como Madrid o Barcelona me quisieron fichar, no pude
porque el equipo se negó, porque la directiva
no quería enfrentarse a los socios, que no
querían. Pero así estaba montado. Ahora
los jugadores tienen la sartén por el mango
y pueden rescindir sus contratos, pero entonces no.
No es que me enfadara, fue un contratiempo, porque
yo veía que era la oportunidad de mi vida.
Es más, tiempo después, varios equipos
se interesaron por otros grande de la época,
Churruca, y se hizo una junta general para pedir a
los socios opinión sobre a quién se
vendía, porque hacía falta, y los socios
dejaron marchar a Churruca y yo me volví a
quedar.
P.-¿Por qué te gustan
tanto los goles de cabeza, si con la pierna tienes
unos goles impresionantes?
R.-Para mi los goles de cabeza tienen
una belleza espectacular, porque hay que girar muy
bien el cuello, hay que saber pegarle en el momento
oportuno porque cuando viene el balón puede
venir muy rápido. Tienes que tener esa habilidad
de conseguir pegarle al balón en el punto y
en el giro de cabeza exacto, para hacerlo por un sitio
o por el otro. Para mi eso es lo mas bonito que hay.
A lo mejor de pie pegas y puede salirte por la escuadra
o, a veces, de casualidad, pero el que remata bien
de cabeza y quiere meter un gol por la escuadra, y
lo consigue, no es por casualidad, hay mucho esfuerzo
y mucha técnica ahí.
P.-¿Manejabas las dos piernas
o eras más diestro que zurdo?
R.-No, yo pego más con la
derecha, siempre fui derecho, lo que pasa es que te
defiendes con la izquierda para ser más competitivo.
P.-De tu paso por el Barcelona ¿qué
recuerdo agradable también nos puedes contar,
pues del desagradable, que fue tu secuestro, no quiero
hacértelo recordar?
R.-Bueno, no pasa nada, ya no sé
si me secuestraron a mi o los secuestré yo
a ellos, jajaja.... El secuestro fue hace muchos años.
Es desagradable naturalmente, es algo que desearías
que no le pasara a nadie. Del paso por el Barcelona,
del que me fui con cierta edad, hay muchos momentos
agradables. He ganado con ellos títulos y eso
es muy emocionante para un deportista. Gané
una copa de España y una Recopa de Europa.
Lo único triste, es que mi primer título
fue contra mi Sporting, al que derroté en la
final de la Copa del Rey, una tarde agridulce, como
comprenderéis.
P.-Tu vida futbolística es
tan amplia, que también tenemos que tocar el
tema de la selección. ¿Cuándo
te llamaron y en qué partido debutaste? ¿Metiste
algún gol en ese primer partido?
R.-Debuté en Zaragoza de la
mano de Kubala. Mis recuerdos son vagos, lo reconozco.
Pero recuerdo que era contra Grecia, salí en
el segundo tiempo por Gárate, una figura de
la época, y metí un gol, el de la victoria.
Un triunfo bonito.
P.-Junto a malos momentos, como
cuando George Best te rompió un pómulo
jugando con Irlanda del Norte, quiero saber qué
es lo mejor de tu paso por la selección: el
orgullo de vestir la camiseta, los compañeros
que conociste ....
R.-Sí, no cabe duda que cuando
juegas con la selección española y defiendes
a tu país vives lo máximo como deportista.
Defender su patria, escuchar ante tanta gente tu himno,
hace que respingues y se pongan los pelos tiesos.
También conoces a muchos jugadores de otros
equipos de tu Liga, haces amistades y vas madurando,
en todos los aspectos.
P.-Cuando volviste al Sporting, tras
tu paso por el Barcelona, ¿cuánto tiempo
permaneciste en activo?
R.-Casi tres temporadas más.
P.- Como a Schuster o a Laudrup,
¿te hubiera gustado que te fichara el Madrid?
R.- Yo creo que a cualquier profesional
que juegue en equipos modestos, a cualquiera que le
preguntes, te dirá que le gustaría jugar
en el Barcelona o en el Madrid, porque son dos de
los equipos de la élite del fútbol mundial.
Valencia, Sevilla, Villarreal, son buenos, pero esos
son equipos de paso, como digo yo, que no son siempre
de estar arriba del todo. Madrid y el Barcelona, o
el Barcelona y el Madrid, son los dos equipos que
normalmente, estando en condiciones, no pierden la
Liga. A cualquier profesional que quiera ganar títulos
no se le escapa que debe jugar en esos equipos.
P.-Esta pregunta es un poco difícil,
pero ¿cuál es el momento más
decisivo en tu vida?
R.-Decisivo... Es difícil
explicarte. A mi siempre me gustó el fútbol,
siempre fue mi pasión y mi objetivo. Empiezas
en esto y vas subiendo peldaños. Yo he jugado
en todas las categorías. Empecé a jugar
en infantiles, después juveniles, en regionales,
Tercera División, Segunda y Primera. Yo creo
que son momentos decisivos en los que vas poco a poco
subiendo esa escalera, de categoría a categoría.
Esa es la realidad de la vida. No un día en
que todo cambia de pronto. La vida no es así,
la vida cambia cada día y cada día debemos
cambiarla.
P.-¿Crees que los jugadores
actuales se quejan demasiado y no se comprometen plenamente
con sus equipos, olvidándose que tienen condiciones
laborales ideales por las que deberían dar
cada mañana saltos de alegría?
R.-Yo te puedo hablar por el Sporting,
porque es lo que vives el día al día.
Tenemos gente comprometida de verdad en el equipo
y no es porque esté aquí el mister y
yo quiera alabarle. Llevábamos diez años
en Segunda, con la gente aburrida y cansada del equipo.
Llegó Preciados y cambió todo, dio alegría
al equipo, a la afición, que era primordial,
y yo creo que todo esto lo ha infundido a la plantilla,
que es de lo que estamos hablando ahora. La gente
que tenemos es humilde, no son ninguna figura, hay
alguno que puede llegar, pero actualmente no tenemos
una figura en plan relevante. Pero sí están
comprometidos, con él, con el equipo y con
la afición. Y yo creo que el éxito del
Sporting es eso, el haber conseguido su compromiso.
Es lo fundamental del Sporting, y por eso estamos
en este momento en un equipo sencillo, en un equipo
modesto, pero en un equipo que está dando la
talla porque está comprometido; si no estaríamos
pasándolo bastante mal y no disfrutando de
la Primera División. Tenemos gente maravillosa.
Ahora bien, como en todo, hay gente, no aquí,
que por pegar dos patadas a un balón se cree
el centro del universo. Pero eso, como en todos los
campos de la vida.

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