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Red-acción
II Época / Nº32
Abril
2009
ENTREVISTAS / PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Quini: "Hay gente que por pegar dos patadas a un balón se cree el centro del universo"

Por Pablo Carrión Mantilla, alumno de 4ºC de ESO del colegio La Paz de Torrelavega.

Qué decir de Quini. Pronunciar su nombre es sinónimo de gol. Es si no el mejor, uno de los mejores jugadores de la historia de Asturias y de España y el referente a seguir de todos los delanteros. Hablar de Quini es hablar, ni más ni menos, del segundo máximo goleador de la Primera División, por detrás de Zarra, y posiblemente sería el primero de no ser por su larga estancia en Segunda, incapaz de abandonar a su Sporting del alma. Además de su carrera como futbolista, Quini siempre ha destacado por sus valores humanos, unánimemente reconocidos. Generoso, amable, fiel a sus ideales, sencillo, coherente y noble, como nos ha demostrado en esta entrevista.

Nombre: Enrique Castro González, más conocido como 'Quini' o 'Brujo'.

Lugar y fecha de nacimiento: Oviedo, 1949.

Ocupación: Ex futbolista y delegado del Sporting de Gijón.

Trayectoria: Salió de la cantera del Bosco Salesianos, de donde pasaría al Ensidesa, de ahí al Sporting y, finalmente, al Barcelona. Está retirado del fútbol desde 1987, aunque ejerce como delegado del Sporting de Gijón y posee el titulo de entrenador. Es junto a Telmo Zarra uno de los mayores goleadores de nuestra historia, acumulando siete trofeos pichichi al máximo goleador. Fue 35 veces internacional con la selección española.

Y ello a pesar de que la vida no ha tenido a bien darle un respiro. Un largo y cruel secuestro cuando se encontraba en la cumbre de su carrera; una grave lesión cuando era pieza clave de la selección española; la muerte como un héroe de su hermano, ahogado en Pechón por rescatar a unos niños del agua, y preso de un cáncer al que ha plantado cara como ejemplo vivo de todos los que la sufren y con un coraje y una ilusión contagiante. Hoy hemos conocido en persona a una leyenda del fútbol y de la vida, que ha tenido la generosidad, que le agradecemos, de recibirnos en las instalaciones del "mejor equipo del mundo", según nos cuenta, las de Mareo, las del Sporting.

Quini responde a Pablo en las instalaciones del Sporting.

Pregunta.- ¿Dónde y cuándo naciste?
Respuesta.- Nací en Oviedo, el 23 de septiembre de 1949. Tengo actualmente cincuenta y nueve años.

P.- ¿Cómo se llamaban tus padres y de qué lugar de Asturias eran?
R.- Eran asturianos de Oviedo los dos. Mi padre se llama Enrique, como yo, y mi madre María Elena.

P.-¿Cuándo empezó a interesarte el fútbol?
R.-Como a todos los chavales, se empieza desde pequeño corriendo detrás de una pelota. Yo creo que desde que empecé a andar empecé a pegarle a la pelota. La afición fue prácticamente desde recién nacido.

P.-¿En dónde pasaste tu infancia y en qué escuela o colegio estudiaste?
R.-Mi padre trabajaba en las acerías de Ensidesa, así que vivíamos en un poblado de la fábrica en Avilés, de donde son mis primeros recuerdos. Con ocho años nos trasladamos desde Oviedo y aproximadamente hacia los diez empecé a jugar en el colegio de Los Salesianos del poblado de Ensidesa. Ahí estuve y acabé mis estudios, en los Salesianos de Avilés.

P.-¿Cuál fue tu primer equipo de chaval?
R.-El primero fue el Bosco Ensidesa, el del colegio salesiano, hicieron un buen equipo. Se llamaba así porque el equipo pertenecía a una barriada de los que trabajaban en Ensidesa, un poblado grande para trasladar a toda la gente que era de fuera y vinieran a trabajar allí y así vivir todos juntos. En el poblado se hizo un colegio de monjas y el de Los Salesianos, donde yo empecé todo.

P.- Sabemos que tu padre estuvo muy al tanto de tu vida de futbolista cuando eras joven, pero ¿qué influencia tuvo tu madre?, porque también las madres creo que influyen...
R.- En una familia influye todo. Mi padre jugaba al fútbol, primero fue portero en el Calzada de Gijón y luego en el Infiesto. Conocía el mundillo y eso influyó en cómo me aconsejó y me guió. Yo jugaba en el Ensidesa y el campo estaba a 100 metros de casa. Recuerdo que siendo juvenil el Oviedo, que entonces estaba en Segunda, se interesó por mí y hablaron con mi padre. Pretendían llevarme para ponerme a prueba en el Vetusta, de Tercera División. Mi padre se negó porque como juvenil, el Ensidesa me convocaba muchas veces para jugar en Tercera, y así mi padre me tenía controlado; así que les dijo: "no va a estar fuera de casa para jugar en la misma categoría, se queda aquí que tiene el campo a cien metros". Eso me alejó del Oviedo y me acercó cada vez más al Sporting, porque andado el tiempo se hizo un convenio entre el Sporting y el Ensidesa. El Ensidesa tenía mucha cantera y muchos equipos filiales, con lo que salía mucha gente buena de allí. Por ese convenio, el Sporting adquiría preferencia en los valores que despuntasen. Al año siguiente empecé a meter goles. El Sporting se fijó en mí y pase a jugar en Segunda, que era donde estaban también los gijoneses. Así que esa decisión me influyó y mucho.

P.-¿A qué edad pasaste a jugar al Bosco y cuánto tiempo estuviste antes de pasar al Ensidesa?
R.-En el Bosco estuve toda la época de juvenil y con diecinueve años ya estaba jugando en el Sporting. Yo cumplo los años el 23 de septiembre, y esa era la época en que comenzaban las temporadas. Así que con mi cumpleaños, casi, empezó mi historia con el Sporting.

P.-¿Qué anécdota nos puedes contar de tu época en el Bosco o en el Ensidesa?
R.-(Dibuja una sonrisa pícara). De mi época de chaval, pocas, yo era muy inofensivo, y es que yo soy muy malo para contar estas cosas y han pasado muchos años. Recuerdo algunas de cuando tenía 18 años. Jugaba yo todavía en el Ensidesa y coincidí con un delantero centro que era muy bueno, muy bueno, que se llamaba Colunga. Metía muchísimos goles, era un fuera de serie. Yo no sé cómo esta gente no llega a ser más de lo que fue. La verdad es que en aquella época había una Tercera División que era fenomenal, muy buena. Pues en un entrenamiento apostamos a ver quién metía mas goles, en remates, en penaltis y tal, y apostamos a tirar cinco penaltis cada uno, o quizá diez, no me acuerdo; el caso es que el que perdía pagaba una merienda. Empezamos a tirar y me ganó por uno. Quedamos en una cafetería que estaba casi junto al campo. Él se fue a su casa a cambiarse y yo a lo propio. Cuando llegamos y él hizo ademán de pedir al camarero, yo le dije que ya traía la merienda de casa, así que saque del bolsillo un chusco de pan y una onza de chocolate, "date por pagado", le dije, y así, que también eran tiempos duros, me ahorré el convite.

P.- ¿En qué periodo o época de tu vida empezaron a llamarte el Brujo y por qué te llamaban así? ¿Sería acaso por tu olfato goleador?
R.-Me lo pusieron en el Sporting grandes como Cundi y compañía. Todo era porque a veces me decían, "¿cómo ves el partido de hoy?", "pues hoy voy a meter un gol y vamos a ganar", contestaba. Y como tomaron la costumbre de preguntarme casi todas las semanas, y algunas acertaba, tomaron la tradición cuando venían partidos duros de decir "vamos a peguntar al brujo". Y así empezó el mote, y fíjate que luego ha sido con lo que se ha quedado la gente. Nunca me imaginé, que andado el tiempo, yo sería el Brujo.

P.-Villa dice que has sido su ídolo y referente futbolístico. El tuyo, si lo tuviste, ¿quién fue?
R.-En mi época de crío se hablaba de Di Estefano, de Kubala, de Gento, de Amancio, de Fuste. Esos son los ídolos, no sólo míos, sino de cualquier chaval de la época. Eran grandes jugadores y grandes personas.

P.-Tu padre no quiso que fueras al Oviedo, porque jugaba en la misma categoría que el Ensidesa, y le era difícil desplazarte a Oviedo, pero.... ¿a ti no te entró el gusanillo de ir a un equipo de más categoría o ya barruntabas que el Sporting andaba detrás de ti?
R.-No, yo no sabía absolutamente nada de lo que iba a pasar, no sabía que el Sporting se interesaba por mí, como lo había hecho el Oviedo. Fueron circunstancias de la vida que son difíciles de explicar. Yo en ese momento sí que es cierto que llamaba la atención. Era un hombre que jugaba de cara a la portería, que metía muchos goles. No era de los que jugaban bonito, pero sí era muy efectivo, cazaba los balones en el área con bastante facilidad y metía muchos goles. Y los equipos buscan continuamente gente goleadora que, por otra parte, es muy cara y cotizada. Así que el Gijón siguió mis pasos y en la temporada del 68, estando Carreira de entrenador, me llamaron. Cumplí los años en septiembre y en diciembre ya estaba jugando en Segunda con el Sporting. Era una época mala para ellos, no estaban finos, metían pocos goles. Un día me enfrenté con su filial, el Sporting Atlético, en su campo de helechos y les metí en su casa cuatro goles, en un campo embarrado, casi imposible. Los técnicos, que estaban buscando soluciones para el primer equipo, creyeron ver en mi la solución. Al domingo siguiente ya estaba con la camiseta de rayas. "Si este chaval mete tantos goles en Tercera, los podrá meter en todas las categorías”, pensaron. Y así vine y aquí me quede.

P.-Como las mujeres también son protagonistas en nuestras vidas, ¿cuándo conociste a tu esposa, cuándo te casaste y cuántos niños tenéis?
R.-Pues la conocí un 28 del ocho del setenta y ocho, y cortejamos siete años. Nos casamos, tenemos cuatro hijos y más amor que el primer día, si cabe.

A estas alturas de la entrevista, en la que estamos sentados con Quini en la sala de prensa, nos piden que nos cambiemos porque ha terminado el entrenamiento y la sala se va a utilizar para la rueda de prensa diaria. Así que nos trasladamos a un salón contiguo que es donde se reúnen los jugadores y el entrenador antes de los partidos. Un salón muy grande y bonito, donde hay billares, sofás, mesas para jugar a las cartas etc., un lugar para que los jugadores se relajen antes de los partidos. Esto nos comenta Quini.

Pablo y Borja con Quini en el salón donde se reúnen los jugadores.


P.-¿Influyó tu esposa en tu vida futbolística o se mantuvo al margen dejándote a ti las decisiones?
R.-Yo creo que en una familia tiene mucha importancia la mujer. Si vives para el fútbol es un poquito complicado el llevar una familia porque estás casi siempre fuera, en concentraciones. Actualmente no hay tantas, pero antiguamente sí, nos concentrábamos muchísimo. Siendo así, ellas juegan un papel fundamental, se hacen cargo de la familia en tu ausencia y se sacrifican enormemente para que todo funcione, para darte apoyo. Yo he tenido mucha suerte, he encontrado a una mujer muy paciente, que ha sido fundamental en mi vida.

P.-¿Alguno de tus hijos sigue la racha de su padre y de sus tíos?
R.-No, jugaron en la época de juveniles, en regionales algunos, pero no, lo dejaron todos, ya están trabajando y han dejado el fútbol. Por entretenerse juegan algún partidito que otro, pero nada más.

P.-¿Cuándo pasaste al Sporting de Gijón y cuál fue tu primer partido con él?
R.- Marché en la campaña 68-69 y debuté en Sevilla contra el Betis. Mi primer partido en casa fue contra el Ferrol, que empatamos a uno y marqué yo. Fue mi primer gol con el equipo.

P.-He oído decir que por los años 1972 o 1973, cuando la televisión aún era en blanco y negro, no se podía ver a ningún equipo de fútbol mejor que al Sporting de Gijón de Quini y al Ajax de Cruyff. ¿Opinas tú lo mismo?
R.-No sé. Siempre hubo fútbol bueno y no solamente lo ha practicado el Sporting. Creo que todos los equipos han tenido épocas buenas y malas. A mi a lo mejor me ha tocado vivir una época muy bonita en el Sporting, porque no nos podemos quejar. La verdad es que es un equipo modesto que ha jugado competiciones europeas y, sobre todo, hemos hecho muy buenos partidos y hubo una Liga que hemos quedado subcampeones, algo muy difícil de conseguir para un equipo de nuestros recursos. Sí, me ha tocado una época muy bonita, pero yo creo que todos los equipos pasan por rachas buenas y malas.

P.-¿Ha habido algún futbolista en España que haya superado tu récord como máximo goleador de toda la historia del fútbol español?
R.-Hay uno, muy amigo, lo que pasa es que ya no está con nosotros, se llamaba Telmo Zarra y tiene seis pichichis en Primera División, uno más que yo. Yo tengo cinco en Primera y dos en Segunda, siete, pero claro, ellos no jugaron en Segunda como jugué yo. Yo he desarrollado mi vida deportiva en un equipo modesto y he jugado varias temporadas en Segunda División, eso explica mis estadisticas.

P.-¿Cuál es el partido con el Sporting que mejor recuerdas?
R.-Muchos me traen buenos recuerdos pero, como emocionante y bonito, recuerdo contra el Bilbao, un partido que jugamos en casa y ganamos cuatro a tres y hasta el último suspiro no metimos el cuarto. Contra el Barcelona también, hemos metido otros cuatro goles, al Madrid también le metimos cuatro a dos. Son partidos bonitos porque son muchos goles y ganar a equipos tan buenos te da una gran satisfacción como deportista.

P.-¿Qué anécdota gratificante para ti nos puedes contar de tu paso por el Sporting?
R.-Anécdotas tengo muchas -se ríe- Tengo muchas pero son un poquito, a lo mejor... -se sigue riendo-, no sé si contarte alguna, bueno...-nos entra la risa a todos y a él a carcajadas- . Hubo muchas. En este campo que veis aquí, una vez metí un coche, el de Cundi, otro gran jugador de aquí. Para hacer la gracia, le metí el coche en el circulo central y luego escondí las llaves. Con tan mala suerte que cuando pasó la broma y quisimos sacarle, llovía tanto que el campo se reblandeció y desgraciamos el césped. El entonces presidente, y que ahora también lo es, Vega Arango, nos echó una bronca de meter miedo. La cosa es que primero, de tanto esconderlas, no encontrábamos las llaves, y luego no podíamos sacar el coche. Así que al día siguiente Cundi tuvo que venir a entrenar en taxi. Pero no escarmentamos. Dos semanas después le quitamos el coche al encargado de los campos de Mareo, y se le escondimos en el gimnasio. El hombre no lo encontraba. Buscando el coche y buscando el coche, lo que menos pensaba él era que el coche estuviera en el gimnasio. Lin, que así se llama, desesperado, llamó a la policía, creyendo que se le habían robado. Así que le dijimos, "mira hombre, igual el coche está haciendo pesas". Y allí le encontró. De esas gamberradas hicimos muchísimas. Había muy buen ambiente, éramos más que un equipo.
Otra gorda se la organizamos a un chaval que vino de San Sebastián que se llamaba Orbegozo. Entonces nosotros salíamos a correr por la Universidad Laboral, que no era como ahora, sino que estaba rodeada de prados. Íbamos a correr divididos en dos grupos, uno por cada lado de la universidad. Haciendo la ruta me encontré en el suelo con un palo gordo, que mediría medio metro, y una caca de un perro. Madre mía, más fea que la leche. Ni corto ni perezoso, unté el palo con aquello y seguí corriendo con él. Cuando llegamos a la altura del otro grupo, le grite "Orbegozoooo!!!!, coje el testigo!!". Él, desde lejos, no sospechó nada, así que me tomó el testigo y la que se armo. Cogió el palo por donde estaba la caca, empezó a vomitar. Bueno, se nos puso malísimo. No os voy a contar más, porque si no... jajaja..

P.-¿En qué año pasaste a formar en la plantilla del FC Barcelona y cuál fue tu primer partido con ellos?
R.-Fue en la temporada 80-81 y la verdad es que no recuerdo ese primer partido. Fueron momentos de nerviosismo, de alegría por llegar a un grande, de pena por dejar a mi equipo.

P.-¿Por qué te enfadaste un poco con el Sporting cuando no te dejaban ir al Barcelona y llegaste a pensar en retirarte?
R.-No, no no, no es para tanto, no hagas caso muchas veces a lo que escriben. Cuando quise marchar al Barcelona yo tenía 22 años y finalmente me marché cuando tenía 31, así que fíjate que enfadado estaba. En aquella época existía el derecho de retención de los equipos, así que en el momento de más juventud, cuando equipos como Madrid o Barcelona me quisieron fichar, no pude porque el equipo se negó, porque la directiva no quería enfrentarse a los socios, que no querían. Pero así estaba montado. Ahora los jugadores tienen la sartén por el mango y pueden rescindir sus contratos, pero entonces no. No es que me enfadara, fue un contratiempo, porque yo veía que era la oportunidad de mi vida. Es más, tiempo después, varios equipos se interesaron por otros grande de la época, Churruca, y se hizo una junta general para pedir a los socios opinión sobre a quién se vendía, porque hacía falta, y los socios dejaron marchar a Churruca y yo me volví a quedar.

P.-¿Por qué te gustan tanto los goles de cabeza, si con la pierna tienes unos goles impresionantes?
R.-Para mi los goles de cabeza tienen una belleza espectacular, porque hay que girar muy bien el cuello, hay que saber pegarle en el momento oportuno porque cuando viene el balón puede venir muy rápido. Tienes que tener esa habilidad de conseguir pegarle al balón en el punto y en el giro de cabeza exacto, para hacerlo por un sitio o por el otro. Para mi eso es lo mas bonito que hay. A lo mejor de pie pegas y puede salirte por la escuadra o, a veces, de casualidad, pero el que remata bien de cabeza y quiere meter un gol por la escuadra, y lo consigue, no es por casualidad, hay mucho esfuerzo y mucha técnica ahí.

P.-¿Manejabas las dos piernas o eras más diestro que zurdo?
R.-No, yo pego más con la derecha, siempre fui derecho, lo que pasa es que te defiendes con la izquierda para ser más competitivo.

P.-De tu paso por el Barcelona ¿qué recuerdo agradable también nos puedes contar, pues del desagradable, que fue tu secuestro, no quiero hacértelo recordar?
R.-Bueno, no pasa nada, ya no sé si me secuestraron a mi o los secuestré yo a ellos, jajaja.... El secuestro fue hace muchos años. Es desagradable naturalmente, es algo que desearías que no le pasara a nadie. Del paso por el Barcelona, del que me fui con cierta edad, hay muchos momentos agradables. He ganado con ellos títulos y eso es muy emocionante para un deportista. Gané una copa de España y una Recopa de Europa. Lo único triste, es que mi primer título fue contra mi Sporting, al que derroté en la final de la Copa del Rey, una tarde agridulce, como comprenderéis.

P.-Tu vida futbolística es tan amplia, que también tenemos que tocar el tema de la selección. ¿Cuándo te llamaron y en qué partido debutaste? ¿Metiste algún gol en ese primer partido?
R.-Debuté en Zaragoza de la mano de Kubala. Mis recuerdos son vagos, lo reconozco. Pero recuerdo que era contra Grecia, salí en el segundo tiempo por Gárate, una figura de la época, y metí un gol, el de la victoria. Un triunfo bonito.

P.-Junto a malos momentos, como cuando George Best te rompió un pómulo jugando con Irlanda del Norte, quiero saber qué es lo mejor de tu paso por la selección: el orgullo de vestir la camiseta, los compañeros que conociste ....
R.-Sí, no cabe duda que cuando juegas con la selección española y defiendes a tu país vives lo máximo como deportista. Defender su patria, escuchar ante tanta gente tu himno, hace que respingues y se pongan los pelos tiesos. También conoces a muchos jugadores de otros equipos de tu Liga, haces amistades y vas madurando, en todos los aspectos.

P.-Cuando volviste al Sporting, tras tu paso por el Barcelona, ¿cuánto tiempo permaneciste en activo?
R.-Casi tres temporadas más.

P.- Como a Schuster o a Laudrup, ¿te hubiera gustado que te fichara el Madrid?
R.- Yo creo que a cualquier profesional que juegue en equipos modestos, a cualquiera que le preguntes, te dirá que le gustaría jugar en el Barcelona o en el Madrid, porque son dos de los equipos de la élite del fútbol mundial. Valencia, Sevilla, Villarreal, son buenos, pero esos son equipos de paso, como digo yo, que no son siempre de estar arriba del todo. Madrid y el Barcelona, o el Barcelona y el Madrid, son los dos equipos que normalmente, estando en condiciones, no pierden la Liga. A cualquier profesional que quiera ganar títulos no se le escapa que debe jugar en esos equipos.

P.-Esta pregunta es un poco difícil, pero ¿cuál es el momento más decisivo en tu vida?
R.-Decisivo... Es difícil explicarte. A mi siempre me gustó el fútbol, siempre fue mi pasión y mi objetivo. Empiezas en esto y vas subiendo peldaños. Yo he jugado en todas las categorías. Empecé a jugar en infantiles, después juveniles, en regionales, Tercera División, Segunda y Primera. Yo creo que son momentos decisivos en los que vas poco a poco subiendo esa escalera, de categoría a categoría. Esa es la realidad de la vida. No un día en que todo cambia de pronto. La vida no es así, la vida cambia cada día y cada día debemos cambiarla.

P.-¿Crees que los jugadores actuales se quejan demasiado y no se comprometen plenamente con sus equipos, olvidándose que tienen condiciones laborales ideales por las que deberían dar cada mañana saltos de alegría?
R.-Yo te puedo hablar por el Sporting, porque es lo que vives el día al día. Tenemos gente comprometida de verdad en el equipo y no es porque esté aquí el mister y yo quiera alabarle. Llevábamos diez años en Segunda, con la gente aburrida y cansada del equipo. Llegó Preciados y cambió todo, dio alegría al equipo, a la afición, que era primordial, y yo creo que todo esto lo ha infundido a la plantilla, que es de lo que estamos hablando ahora. La gente que tenemos es humilde, no son ninguna figura, hay alguno que puede llegar, pero actualmente no tenemos una figura en plan relevante. Pero sí están comprometidos, con él, con el equipo y con la afición. Y yo creo que el éxito del Sporting es eso, el haber conseguido su compromiso. Es lo fundamental del Sporting, y por eso estamos en este momento en un equipo sencillo, en un equipo modesto, pero en un equipo que está dando la talla porque está comprometido; si no estaríamos pasándolo bastante mal y no disfrutando de la Primera División. Tenemos gente maravillosa. Ahora bien, como en todo, hay gente, no aquí, que por pegar dos patadas a un balón se cree el centro del universo. Pero eso, como en todos los campos de la vida.

 


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Carmen Gutiérrez, archivera municipal de Torrelavega
Iván Gutiérrez, ciclista
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Pedro Telechea, director de cine
Marta Selva Masoliver, presidenta del Instituto Catalán de la Mujer
Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria
Íñigo de la Serna, alcalde de Santander
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