Era 19 
                            de mayo. Por la mañana había llovido, 
                            pero después salió el sol. Comenzamos 
                            a subir a esa gran embarcación, su madera brillaba 
                            de una forma especial, como si estuviese deseando 
                            que subiésemos en ella. Los alumnos de primero 
                            estábamos impacientes. Tan solo con un paso 
                            ya nos encontrábamos en el barco.  
                          
                          
                             
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                               Todos preparados 
                                  para subir a la goleta 'Cantabria Infinita'.  | 
                             
                           
                           Era un lugar cálido con un 
                            aire rústico, grande, de madera y tenía 
                            unas velas enormes, que utilizaba para coger impulso 
                            y conseguir así mayor velocidad, pero por la 
                            falta de viento se utilizó el motor. 
                          Era una sensación muy agradable, el sentir 
                            el viento en la cara, el olor a mar, los traqueteos 
                            que producían las olas en el barco y un largo 
                            etcétera de sensaciones indescriptibles. 
                            Nos entregaron un folleto en el que nos explicaban 
                            y exponían mediante ilustraciones cada una 
                            de las partes del barco: el mástil, las velas, 
                            el casco… 
                            Nos prestaron unos prismáticos de alta potencia, 
                            como los que utilizan ellos en sus viajes. 
                           Partimos desde el puerto de Puerto Chico y fuimos 
                            navegando a través de la bahía hasta 
                            llegar al Cabo Mayor: pasamos cerca de la isla de 
                            Mouro, la isla de los Ratones, el Cabo Menor… 
                            La vista de Santander desde el mar es completamente 
                            diferente a la que percibimos cuando paseamos por 
                            sus calles, sobre todo por los barrios. Es una imagen 
                            blanquiazul, verdosa, atractiva, singular. Parece 
                            que las casas se pelean por asomarse al mar y que 
                            todas porfían por enseñar su mejor imagen 
                            a la bahía. Es una imagen preciosa. 
                          
                             
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                               La vista de 
                                  Santander desde la bahía es impresionante.  | 
                             
                           
                          Al principio nos mareamos un poco ya que para muchos 
                            era una nueva sensación pero a medida que avanzaba 
                            el tiempo, nos fuimos acostumbrando. 
                          A la vuelta, ya habíamos visto todo y volvíamos 
                            por el mismo sitio, comprobamos que la imagen era 
                            diferente dependiendo de la luz. Un rato más 
                            tarde, nos llevaron a ver por grupos el interior de 
                            la goleta. Tenía un gran sofá de cuero 
                            negro y un gran televisor de plasma, todo ello rodeado 
                            por folletos de Cantabria Infinita. Después 
                            nos enseñaron la cocina y un mapa del barco. 
                            Luego estuvimos en la proa, en una red, tumbados en 
                            la parte dónde daba el sol. Al final nos mandaron 
                            estar sentados en los bancos, porque íbamos 
                            a atracar. 
                           En definitiva fue una salida que nos ayudó 
                            a conocer mejor nuestra ciudad, admirar su belleza 
                            y a sentir la brisa salobre del mar mientras nos mecíamos 
                            en una goleta de película.  
                           
                            
                          
                             
                               
                                    
                                    SUBIR 
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