Para los jóvenes de Torrelavega el cambio climático no es una posibilidad lejana, sino una realidad dolorosa, y olorosa, que padecemos cada día y que nos lleva, más a menudo de lo que desearíamos, a la consulta del alergólogo. Pero los temas medioambientales no acaban en las chimeneas de las fábricas, empiezan en cada esquina sucia de la ciudad, en cada recipiente de recogida de basuras o en cada ciudadano que no colabora en el reciclaje.