Nº6. Junio 1998

 


Quién dijo que los alumnos del siglo XXI habían huído de la literatura. Si como muestra vale un botón, en esta página les ofrecemos tres: dos relatos y un poema que demuestran bien a las claras que la pasión por las "letras" no tiene fronteras de edad o época.

Trabajos:

100 años de....

Relatos
La Ola y el muchacho Por Daniel Valle

Poemas
Todos poetas Alumnos del IES José Hierro
El Rap de la matanza Por Francisco Baldor

 


 

La Ola y el muchacho
Daniel Valle :1º de Desarrollo de Aplicaciones Informáticas del IES A.González Linares de Santander.

¿Nunca os habéis preguntado el porqué del continuo ir y venir de las olas? ¿No os intriga saber la razón de ese angustioso caminar, de esa lenta agonía hasta llegar a una orilla de arena, hasta estrellarse contra una pétrea pared ?

« Hace mucho, mucho tiempo, más del que nadie pueda recordar, el mar era la misma gran superficie de agua que es ahora, pero había en ella una diferencia; las olas.
En aquel tiempo, las olas no se parecían en nada a las de ahora. Eran de agua dulce y mucho menos numerosas; pero infinitamente más bellas. Tenían diferentes colores y formas, y surcaban la superficie del mar, su padre, con plena libertad para ir a donde les pareciera. Pero quizás la mayor de las diferencias era que tenían alma.

Una vez, una pequeña ola llegó hasta una playa desconocida para ella.
Quedó asombrada por la belleza de aquel lugar de arena blanca, con palmeras que crecían cargadas de dátiles y de aquellas conchas como espejos en los que se reflejaba.
Estaba tan ensimismada que, sin darse cuenta, fue acercándose a la orilla cada vez más. Y allí se encontró con lo que la pareció lo más hermoso de aquella playa.
Tenía unos ojos negros, que a ella la parecieron insondables, velados por unas largas y rizadas pestañas mezcladas con un pelo oscuro y ensortijado, que le caía sobre los hombros.
No supo que hacer. Jamás antes había visto a un ser humano y aquella presencia la sobrecogió.
Se acercó muy lentamente a él.
Cuando llegó hasta donde estaba, se quedó quieta, sin hacer ruido, esperando que él reparase en ella.
Por fin, los ojos de aquel ser extraño la miraron.
Sonrió y, al hacerlo, a la pequeña ola le pareció contemplar las legendarias perlas de las que siempre le hablaba su padre, aquellas que estaban escondidas en lo más recóndito y profundo de los océanos.
Comenzó a hablar y, para su sorpresa podía comprender todo lo que aquella criatura decía.
Charlaron durante horas y horas. Ella le narró los misterios de los mares, de como el viento del norte las hacía tiritar de frío cuando le venía en gana, como sus hermanas y ella dejaban que el ardiente sol de los mares del sur les adormeciera de forma deliciosa, le contó las interminables carreras con las sirenas y los defines, la belleza de los corales y los bancos de peces multicolores, de las enormes ballenas y los diminutos caballitos de mar. Y le habló de tierras lejanas; de otros países, de animales que él no conocía, de costas de las que nunca oyó hablar.
Y él le habló de su vida en la aldea; de cómo todas las tardes bajaba a la playa a observar la calmada superficie del mar, que gradualmente se teñía de rojo con la marcha del sol.
Y hablaron y hablaron, mientras la noche caía a su alrededor y sus risas quebraban el silencio de la playa.

Aquella fue la primera vez que la ola y el muchacho se encontraron, pero no la última. Hubo muchas, muchas más. Y el tiempo iba pasando de forma casi imperceptible...

Una mañana en que ella se acercó a la playa, no encontró al joven que conoció. En su lugar había un anciano de cabellos canos y rostro sembrado de arrugas.
Tal vez no le hubiera reconocido de no haber sido por aquellos ojos negros que aún conservaban parte de su fuerza, de su gallardura, de su serenidad. Aquellos ojos que ahora la miraban con una mezcla de dulzura y compasión.
Ambos se miraron; ella sin entender que había sucedido; él comprendiéndolo todo. Por fin, los ajados labios del anciano se despegaron:
- El tiempo ha pasado rápido, mi niña. Más aún de lo que yo esperaba. Pero ya no podemos hacer nada; en realidad jamás pudimos pequeña. Sabía que este momento llegaría. Ni siquiera tú puedes evitarlo. Me hiciste muy feliz. Mucho. A través de ti he conocido cosas que muchos hombres ni siquiera han imaginado, he viajado a lugares que parecen sacados de los sueños más fantásticos. Pero todo eso se ha acabado ya, querida mía. Ahora sólo me queda decirte adiós.

Permanecía quieto, sentado en la arena, con aquellas oscuras pupilas fijas en aquel lago azul, mientras sus pies descalzos se empapaban de toda la esencia espumosa de ella; mientras sus lágrimas perforaban su cuerpo, convirtiendo el agua dulce en salada.

Cuándo él murió, la ola, enloquecida de dolor, vagó en silencio y sola por playas desiertas, rehuyendo la compañía del resto de las olas, hasta que, poco a poco, fue evaporándose , dejando fragmentos de ella misma en la arena, hasta que un día desapareció por completo.

El mar, su padre, bramó enfurecido contra aquellos seres que habían causado tanto dolor a su pequeña y, con el corazón destrozado por la pérdida, ordenó a sus hijas mayores que golpearan continuamente contra las rocas para recordar a los demás humanos su poder, y evitar así que cualquier otro enamorara a una de ellas. Y los hombres supieron entonces de la furia del mar, y de su dolor.

Asimismo, las privó de su libertad y de la capacidad de hablar, con la esperanza de conservarlas junto a él.
Sin embargo, todos los días, las olas más pequeñas se turnan, escapando del férreo control de su padre, para buscar durante algunas horas el alma de su hermana, que creen que las espera en la arena de una playa desierta y perdida. »


 

Todos poetas

Como ejercicio de clase, los alumnos de 2º B del IES José Hierro de San Vicente de la Barquera, se han enfrentado a la tarea de componer un soneto. Hemos seleccionado para vosotros algunos de los mejor conseguidos.

 

Soneto
Carolina Diego Camino

Quise creer que estabas a mi lado,
Quise soñar que nunca tú te irías.
Mas desperté de aquellas fantasías
Y la realidad, de nuevo he alcanzado.

No me arrepiento del amor que he dado,
La vida es dura y llena de ironías
Pues yo con fe escuchaba que mentías
Y con fe olvidaré lo soportado.

Hoy te has ido, sólo queda tu recuerdo,
Pero quizá para mí mejor ha sido,
Ahora ya tengo un corazón cuerdo.

Esta mañana el sol ha salido
Tú eres sólo cenizas de un recuerdo
Quisiste olvidarme y lo has conseguido.

 

Sporting
Laura y Lydia.

Los domingos se llena el Molinón
para animar al colista con furor.
Aunque llueva, nieve o haga color
al Sporting va animar su afición.

No se por qué pero vaya palizón
aun así, el Sporting el mejor.
Los jugadores con mucho valor
quieren ganar en su ciudad, Gijón.

Tres empates han logrado alcanzar,
tres puntos con gran esfuerzo sumaron,
unos pocos más y arriba subirán.

La victoria ante el Barça no alcanzaron
pero ellos los lograron humillar,
así pronto victorias conseguirán.

 

Un soneto de amor
Pilar López Vázquez

Amor bella espiga dorada
que en el dia florece y al anochecer
sueña con un volver a amanecer,
que muere por una vida amargada.

Amor pequeña florecilla dorada
que en primavera vuelve a florecer
muere en cada largo atardecer
tras una despedida inesperada.

Amor pequeña hada encantada
que juntas las estrellas de par en par
en nuestro silencioso anochecer.

Amor se engendra en nuestro mirar
enloquece en este dulce placer
en los ojos de la mujer amada.


Por el amor ...
Lucía Pérez y Patricia Ortega

Por mí, llorarás al atardecer
Por mí, tus largas noches sin dormir,
Por mí, vives tu vida sin vivir
Por mí, tú volverás a renacer.

Por ti, yo volveré a padecer
Por ti, yo aprenderé a sentir,
Por ti, yo intentaré no sufrir
Por ti, corazón lleno de placer.

Por nosotros, tendermos que luchar
Por nosotros, nacerá el amor
Por nosotros, todo será igual.

Por ti, persistirá el valor
Por mí, el oir de tu palpitar
Por nosotros, todo fenomenal.

 

 

 

El Rap de la matanza
Francisco Baldor, 2º D del IES de El Astillero.

El tiempo ha pasado y el estado ha ganado.
Todo esto es cierto porque te has muerto.
Si tú quieres saber todo lo que ha pasado,
escucha este rap que te he preparado
Esto es una guerra
Es una matanza.
Para que ellos hagan
lo que les plazca.
Siempre igual, todos nos humillan,
cogen las pistolas y nos acribillan.
Las guerras sin sentido a mí no me van
porque lo que quieren es MATAR.

Ellos nos dominan y nos controlan
mientras trafican con su droga.
Esto no es un estado, es una dictadura
controlada por un cara dura.
Esto no es una guerra,
es una matanza.
Para que ellos hagan
lo que les plazca.
Este es el rap que yo te he preparado
y en tu muerte te lo he dedicado.
De tu renacer me voy a encargar,
esta victoria te la voy a dedicar.
Esta guerra la vamos a ganar
pero lo que nunca haremos será
MATAR.