El 25 de
noviembre fue declarado día Internacional contra
la Violencia hacia la mujer en el I Encuentro Feminista
de Latinoamérica y del Caribe celebrado en
Colombia en 1981. En este encuentro las mujeres denunciaron
la violencia de género a nivel doméstico
y la violación y el acoso sexual a nivel de
estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos
por prisioneras políticas. Se eligió
el 25 de noviembre para conmemorar la muerte de las
hermanas Mirabal, Patria, Minerva y Maria Teresa,
tres activistas políticas asesinadas el 25
de noviembre de 1960 por la policía secreta
del dictador Rafael Trujillo en la República
Dominicana. Sus cadáveres destrozados aparecieron
en el fondo de un precipio. En su país son
un símbolo de lucha y resistencia.
Desde el IES Valle de Camargo tres
alumnas nos envían sus reflexiones sobre este
tema.
Contra
la violencia de género. Por
Fuencisla Vaquero
Demasiadas
muertes. Por Romina Agüero y Sonia
Seco
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Imagen de la
campaña del Gobierno contra los malos
tratos |
Contra la
violencia de género
Por Fuencisla Vaquero Iglesias.
Alumna de 2º de Bachillerato Humanidades
En España, en lo que va de año, han
muerto 89 mujeres de forma violenta, de las cuales
está probado que 61 fueron asesinadas por sus
parejas, o ex parejas. El 90% de la violencia de género
es ejercida contra las mujeres por el mero hecho de
serlo, y ser consideradas socialmente, aunque cueste
creerlo en el siglo XXI, seres inferiores y propiedad
del macho dominante. En España y en el mundo,
hay un clima de violencia global contra las mujeres;
también en esto, desgraciadamente, la globalización
se deja sentir, aunque de diferentes maneras.
Ningún ser humano se debería sentir
bien maltratando a otro, a no ser que sea un desequilibrado,
pero es más difícil de comprender cuando
ese otro individuo es tu compañera a quien
has elegido para compartir la vida.
Una sociedad todavía machista que no concibe
la igualdad efectiva de los sexos, no soporta que
las mujeres accedan a cotas de poder político,
social, laboral y económico hasta sólo
hace unas décadas inimaginables en este país
y en otros muchos. Mientras a nosotras no nos asusta
que nuestra pareja sea inteligente, hábil,
trabajador, y consecuencia de todo ello, un triunfador,
a los hombres les molesta que una mujer realice bien
su trabajo y se le valore... ¿Además
de la envidia por nuestra maternidad tienen ya demasiado
que envidiar...? Es triste que su reacción
sea la violencia en algunos casos, y la incomprensión
en muchos otros. La violencia se puede ejercer de
forma muy sutil o menos, y no por ello dejar de ser
violencia; el acoso en el trabajo es una forma de
violencia de género, el acoso en las aulas
a algunas chicas, también.
Al 25 de noviembre le quedan todavía muchas
celebraciones, mientras esto no pare, no se cambien
los valores sociales y los hombres acepten a sus iguales,...
será una jornada de lucha y reivindicación,
esperanza y reconocimiento para las asociaciones de
mujeres que desde el movimiento feminista han luchado
y luchan contra ello.
Demasiadas muertes
Por Romina Agüero García
y Sonia Seco Pedrayes. Alumnas de 1º de Bachillerato
Ciencias y Tecnología y 2º de Bachillerato
Humanidades y Ciencias Sociales, respectivamente.
En lo que llevamos de año 65 mujeres inocentes
han perdido la vida, en España, a manos de
sus parejas. Un trágico final que, en muchos
casos, se podía haber evitado, pero por diferentes
motivos, las denuncias interpuestas a los agresores
no han llegado a obtener ningún resultado.
Según datos extraídos de diversas encuestas,
un 70% de las mujeres tarda una media de cinco años
en denunciar a su agresor. Sólo el 8% se atreve
a abandonar el hogar antes de un año. Cabría
abrir una profunda reflexión, por parte de
todos, hombres y mujeres, y analizar este fenómeno.
Los malos tratos se han convertido hoy en día
en un grave problema del que nos hacemos eco muy a
menudo a través de distintos medios de comunicación,
cuando ya no hay posible remedio a una muerte.
Las personas que día a día se enfrentan
a esta tragedia acaban asumiendo que eso es lo normal
en la convivencia, sin ningún grado de autoestima,
incluso se culpabilizan de la situación por
la que están pasando. Muchas de las mujeres
han sufrido y siguen sufriendo silenciosamente las
continuas humillaciones de aquellas personas con quienes
decidieron compartir sus días. Esos primeros
años, más o menos felices, rápidamente
pasan a ser un recuerdo borroso, la soledad es ahora
la única amiga y la incomprensión era
un importante obstáculo social, cuando alrededor
todavía se está empezando a abrir la
mirada ante la terrible realidad. Los hombres se creen
superiores, por eso someten a vejaciones e insultos
a la mujer, cuando paradójicamente, es así
como revelan la mayor cobardía. La mujer, por
otro lado, se somete a la vida familiar mucho más
que un hombre, todavía hoy, y sin esa familia
(marido e hijos), que sería el coste a pagar
por su emancipación, probablemente se sintiera
peor. De ahí que se denuncie poco, y las esperanzas
se vayan perdiendo, dilapidando por el camino.
Cuando ya se deciden a denunciar lo primero es superar
el miedo; después están los hijos (¿qué
será de ellos, también víctimas?)
y la superación de la dependencia económica
del marido. El abandono del hogar hacia una casa de
acogida en el mejor de los casos, con los hijos, no
es fácil, es una ruptura que conlleva cambios,
y, como mínimo, es una solución provisional.
No debemos cerrar los ojos ante esa realidad que
nos afecta a todos, sino seguir con ellos bien abiertos,
para ayudar a esas personas que poco a poco ven cómo
su vida se va apagando, sin que ellas puedan hacer
nada. Debemos proteger a estas mujeres, que se sientan
respaldadas por la sociedad. Para ello, debemos poner
todos un granito de arena desde la educación
hasta el mundo laboral, los medios de comunicación,
etc, para conseguir la tolerancia cero con los maltratadores.
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