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Una excursión es mucho más que un
autobús y un día de asueto. Nuestros reporteros se han armado
de una cámara de fotos o de vídeo, un "boli" y una
libreta y se han ido a ver mundo. Reportajes: Viaje a Italia
Mi viaje de estudios a Italia Los alumnos del IES Foramontanos recorrieron Italia del 11 al 17 de abril. Venecia, Florencia y Roma fueron tres de las capitales visitadas. Salimos de Cabezón el día 11 de abril a las 7 de la mañana para no pillar en Bilbao una huelga que había de autobuses, el madrugón mereció la pena, por fin íbamos a estar una semana en el extranjero sin nuestros padres. No eran las 11 cuando paramos cerca de la frontera en Irún donde aprovechamos para comer un bocata y comprar algo en el bar, estuvimos media hora y otra vez al autobús donde pasaríamos 15 largas horas antes de llegar a Niza, donde íbamos a dormir. Cuando pasamos la frontera, como dato curioso puedo contar que los móviles empezaron a pitar cual bomba a punto de estallar, lo cual quería decir que nos estaban mandando mensajes, y no era quien sino las compañías de telefonía francesas dándonos la bienvenida a ese bello país. La siguiente parada fue como nos acostumbraríamos durante el viaje de media hora y se produjo a las afueras de Toulouse, allí fue donde hicimos la comida fuerte, paramos en un parque y sacamos unos bocadillos que después de unas 7 horas de viaje en autobús parece el mejor de los manjares al acabar la escasa media hora de parada y después de ir al servicio volvimos al autocar donde nos habían puesto en la televisión Espartaco, para que nos entretuviéramos aunque a decir verdad no se si tuvo ese efecto o todo lo contrario. Sobre las 10 llegamos a nuestro lugar de residencia esa noche donde quedamos maravillados por su belleza aunque fuera de noche, al llegar nos duchamos y nos preparamos para hacer una visita nocturna por sus calles; fue en ese momento donde nos dimos cuenta de que no estabamos en España sino en el extranjero, porque en nuestro país es difícil no ver gente un viernes por la noche, pero en Niza nos costó encontrar un local donde beber algo, una hora después volvimos al hotel donde tuvimos un poco de movida por la noche ya que a nada que hablábamos el recepcionista por medio de los maestros nos echaba la bronca.
Por la mañana nos levantamos temprano, y a las ocho ya estabamos
en marcha dirección a Venecia estuvimos unas 5 o 6 horas de
viaje parando de vez en cuando en alguna estación de servicio habiendo
pasado ya la frontera cuando llegamos a Verona, ahí nos hicimos
una idea de lo que nos íbamos a encontrar de entonces en adelante. Haciendo un poco de alusión al paisaje, a mi personalmente me impresionó mucho, porque en las afueras de Lido, había unos ríos que iban a desembocar a una bahía sobre la cual se erguía imponente una Venecia que con su belleza te invita a quedarte pero que se niega a dejarte ir. Lido era una ciudad media no rodeada de agua como Venecia sino como ya he dicho con algún río en las afueras. Al llegar al hotel, los que nos interesamos por la cultura nos cambiamos y nos fuimos a Venecia de noche, para ir en un autobús metropolitano y en el Vaporetto, y para volver en el Vaporetto y con unos de Huesca. Venecia de noche era mejor de cómo me habían contado, todos sus monumentos estaban allí imponentes bajo la luna e iluminados por la luz de las farolas, los canales reflejaban todas estas luces, y parecía que había otra ciudad bajo el agua. Borja en Venecia Si de algo nos tendríamos que acostumbrar iba a ser la de madrugar
si queríamos ver ese país tan hermoso que es Italia, y eso
lo aprendimos rápido, porque el día 13 a las 8 ya estabamos
de camino en al autobús hacia el Vaporetto, sobre las 10 y
pico llegamos a Venecia y empezamos a ver la plaza de San Marcos,
a mi me impresionó mucho, las palomas se colaban entre las piernas
de los turistas que miraban ensimismados a los edificios, mientras unos
vendedores vendían comida para las palomas, otros vendían
gorros, gafas de sol etc. Descubrimos multitud de canales, compraron algunos las típicas máscaras Venecianas, y por desgracia también como Yabal descubrimos que Venecia es un laberinto y nos perdimos gracias a mis dotes de guía, pero no fue una pérdida de tiempo ya que por un callejón paralelo a un canal encontré 30 euros que arrepentido por haberles perdido los repartí entre todos los que nos habíamos perdido.
Al final con mucha nostalgia cogimos el autobús y nos fuimos directos a Florencia donde dormiríamos, bueno, mejor dicho, en Montecantini. La noche como todas las pasadas fue muy corta, pero bien aprovechada. A la mañana siguiente nos montamos en el autocar y nos acercamos hasta Florencia donde también fuimos de por libre pero en mayor número, cuando ya no sabíamos donde ir se nos iluminó la vista al ver un edificio muy antiguo que ponía en letras grandes y en italiano Museo de la Historia de la Ciencia y entramos todos como si nos estuvieran apuntando con un arma a empaparnos un poco de la ciencia. Piazza di la Signoria Cuando salimos fuimos a una pizzería muy abundantes en esos lugares y comimos hasta quedar saciados, cuando acabamos nos fuimos a la plaza del Duomo donde estuvimos esperando y descansando un buen rato, cuando llegó la hora levantamos el campamento y fuimos al lugar donde habíamos quedado y fuimos a ver la capilla de los Médici, allí fue donde vimos muchas obras de arte que sólo habíamos visto en los libros, al salir fuimos a hacer unas fotos a David (el David de Miguel Angel), bueno una copia pero también sirve. En los puestos de Florencia compramos unos Cds, unas camisetas y para donde estaba el bus, lugar donde ocurrió una curiosa anécdota con el Joly, pero como es muy larga de contar el que lea esto se quedará con las ganas. Cogimos el autocar y para la ciudad mas importante de Italia, Roma.
Como era costumbre nos quedamos en las afueras de la capital de Italia (Fuiji), un pueblo muy bonito, en el que pasamos divertidas noches en un pub que tenía (Devil´s kiss). A la mañana siguiente de llegar al hotel madrugamos para ir a Roma al Vaticano, para ir allí tomamos el metro, cuando llegamos nos quedamos asombrados de todas las medidas de seguridad que había, pasamos las mochilas por los detectores y como en las demás ciudades nos fuimos de por libre, una de las muchas paradas obligatorias era la plaza de la piña, allí nos hicimos unas fotos y nos fuimos a buscar ese lugar tan misterioso como hermoso que yo anhelaba ver tanto, que era la capilla sixtina. Antes de llegar tuvimos el privilegio de ver multitud de obras de arte, y algún que otro museo, después de ver todo lo descrito llegamos a la capilla donde según mi opinión personal es el único sitio que merece la pena coger un buen dolor de cuello, ya que son unos frescos, que te dejan ensimismado. Piazza di San Pedro Al final de la jornada volvimos al hotel, y nos fuimos al pub donde algunos cenamos y otros "bebieron", e incluso donde algunos "triunfaron". Esa mañana el madrugón fue especial, yo no estaba nervioso porque el sueño que tenía me lo impedía, pero he de reconocer que algo excitado si que estaba ya que por fin íbamos a ver El Coliseo esa obra de arte que te hace pensar las bellezas que puede hacer el hombre en vez de preocuparse por las armas nucleares que tenga el vecino. Nos bajamos del bus delante de un palacio creado por el dictador Mussolini, a mi me pareció espléndido a simple vista, pero me impresioné mas cuando me dijeron lo que habían destruido para construirlo, (la mitad de la ciudad de la antigua roma, miles de años de historia), pasamos un día que quedamos saciados de arte, pero siempre quedaba un sitio para mi aclamado y admirado Coliseo, con una guía que pagamos nos recorrimos toda las ruinas de Roma y dejamos para el final lo mejor, el Coliseo. Era grandioso, sus arcos, lo que llamaban los antiguos romanos la arena, el lugar por donde entraban esos pobres gladiadores que se jugaban la vida para la diversión del pueblo, y que decir del arco del triunfo, tan imponente al lado del majestuoso Coliseo.Bueno, por desgracia no estuvimos mas tiempo y no puedo contar mas ya que no creo que queráis saber los nervios que pasé antes de despegar en el avión o lo bien que me lo pasé viendo por segunda vez Gladiator en el autobús viniendo de Madrid.
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