Nº4. Abril 1998

 


Quién dijo que los alumnos del siglo XXI habían huído de la literatura. Si como muestra vale un botón, en esta página les ofrecemos tres: dos relatos y un poema que demuestran bien a las claras que la pasión por las "letras" no tiene fronteras de edad o época.

Trabajos:

100 años de....

Relatos
Inciso en una huida Por Francisco R. Fernández
Bienvenida Por Mª Luisa Agüero Lozano
¿Qué pasó en el "Noa"?. Por Aída Valle González.
Dos relatos de viajes. Por Irene Capellán y Aide López

Poesía
Zapatos y Zapatillas. Por Yolanda Gómez Laza.
Ataúlfo Argenta. Por Gema Palacio


 


 

Inciso en una Huida
Francisco R. Fernandez. 2º Ciclo superior de Administracion de Sistemas del IES A.González Linares de Santander.

Ya no sé qué hacer: en los meses que he recorrido esta esfera mal alimentándome con lo poco que mi anormal cuerpo es capaz de metabolizar no he encontrado ninguna pista del objeto de mi búsqueda.
Pero Él se acerca, inexorable.
Ningún apunte de esperanza en este mundo que, según me dictan recuerdos escondidos tras el encuentro con El Que Se Oculta Tras Un Velo, una vez fue el mío.
¡Qué ironía que tras mis andanzas haya llegado a convertirme en un extranjero en mi propio mundo...!
-¡Lo siento! ¡Se acerca!
Otra vez su hambre insaciable me acosa; otra vez debo huir, pero ¿a dónde?
La negrura del oceano Atlántico iluminado únicamente por una mortecina Vía Lactea se despliega a mi alrededor tumultuosa y acogedora.
Debo moverme, ganar tiempo hasta tomar una nueva dirección y elegir un nuevo plano en el cual continuar mi búsqueda. ¡Está tan próximo!
Tras nuestro encuentro en Kadath la del Páramo Helado nuestras esencias estan enlazadas, compartiendo mi minúscula materia una fracción de su abismo. Y esa misma unión me grita ahora su cercanía: siento sus dentelladas ansiosas de mí devorar espacio y tiempo allá donde la Polar se convierte en la puerta de Ellos y en el confín de su prisión.
Alejarme, más y más, hacia el sur, lejos, más lejos.
Manipulo los controles de mi esfera y busco el cálido abrazo del trópico. Lejos, lejos... lejos de Él.
Pero esta vez parece que está decidido a dar fin a esta fuga, a imponer las leyes que he quebrantado, las normas de Aquellos Cuyos Nombres No Deben Ser Pronunciados.

Las luces de una costa rasgan el oscuro sedal del horizonte cuando la marea de entropía que precede a mi perseguidor inunda mi nave. Tiempo atrás esto habría significado mi muerte, o algo peor, pero gracias a mis múltiples experiencias he aprendido a combatirle.
Mis pseudopodos gesticulan raudos entre los gases arrosados del interior de la cabina mientras en mi mente recito versos y fórmulas en un idioma anterior a todo tiempo.
Mientras, a través de la escotilla frontal se dibuja una bella bahía en cuyas riberas reposa adormecida en el sueño nocturno del verano una esbelta y rancia ciudad encabezada por una península coronada a su vez por un precioso palacio decimonónico; las olas parecen querer compartir la serena belleza de los espigados edificios y saltan enérgicas y alegres contra los muelles pugnando por recorrer sus antiguas calles.

Mi conjuro surte efecto y un rayo desgarra la aterciopelada oscuridad con su destello, saturando el silencio con su batir de dioses.
Por un instante le contemplo en una de sus mil formas: constrito ante el repentino flash, su masa de abisal negrura se returce en cien mil látigos ponzoñosos; venas de imposibles dimensiones pulsan fluidos vitales no del todo terrenos que rezuman por sus cuatro fauces repletas de dientes, picos y excrecciones corneas de quiméricas formas; y destacando sobre todo, ese ojo trilobulado inyectado en algo rojo que no es sangre, faro de odio y rencor. Pero aun con toda su horrible grandiosidad, con todo su primigenio poder, se retuerce de dolor ante el relámpago: le puedo frenar, la luz es su enemigo natural.
Debo crear más y más rayos, convocar una tormenta como nunca nadie recuerde. Pero además debo extraer energía para emprender un nuevo viaje, para huir nuevamente y reiniciar mi búsqueda.
Los habitantes de esta hermosa ciudad serán testigos de mi huida.
Con nuevos giros de mis miembros convoco a espíritus que no estan bajo su poder, los elementales que servirán en mi combate contre Él: aire y agua se arremolinan en torno a mi esfera agitandola sin pausa.
La contienda se inicia.
Las fuerzas invocadas en mi nombre se alían y desencadenan un infierno de luces fugaces y mortales, una jaula de resplandores efímeros para Aquél De Las Mil Formas.
Él combate mi artificio con pseodópodos, garras y tentáculos que buscan incansables el contacto de mi nave para arrastrarme a su oscuridad perpetua.
Tengo que encontrar ya la fuente de energía que me teleporte a otro plano, mas en este atrasado mundo no hay fuerzas místicas a las que drenar, no hay focos de energía cuántica de los que beber...
¡Un momento: el tendido electrico! Su energía es primordial, tanto como aquella con la que estoy conteniendo a mi perseguidor, y demasiado salvaje, incontrolable, pero no tengo nada más a mi alcance. Lo haré, de ello depende mi vida.
¡SÍII! ¡LA ENERGÍA! ¡ABSORBERÉ HASTA EL ÚLTIMO ELECTRÓN! ¡AHH, TODOS LOS SISTEMAS ESTAN A PLENO RENDIMIENTO, YA PUEDO PARTIR! ¡¡YAAAA!!

Lo he dejado atrás. No se donde estoy, pero Él tampoco puede saberlo.
Quizá tenga a mi disposición unos meses, incluso años, para encontrar la llave que me devuelva a mi pacífica exitencia anterior, hallar esa Llave de Plata que me condenó a mí, Randolph Carter, a huir del Horror de Mil Formas para recuperar mi perdida forma humana y brindarme el sueño del olvido.

"Ayer domingo tuvimos sobre nuestras cabezas la que según las crónicas fue la tormenta con mayor aparato eléctrico en los últimos dos siglos. Provino del norte y continuó su camino con rumbo sur hasta desaparecer bruscamente pasado El Astillero. No causó graves daños en nuestra querida ciudad, aparte de alguna inundación, pero sufrimos un apagón general por causas aun no del todo conocidas.[...].
[...] Como curiosidad apuntar que un muy limitado número de testigos confiesan haber contemplado una esfera metálica de unos diez metros de diámetro sortear los rayos volando a unos cien metros de altura. Creemos son de menos fiabilidad los testimonios que esas personas hacen acerca de una "horrorosa mancha de oscuridad plagada de tentáculos" que dicen parecía tratar de engullir la esfera. Ambas visiones posiblemente fueron causadas por el contraste luz-oscuridad de la tormenta [...]."

Diario de Santa Ana, 25 de Agosto de 1997.

 

Bienvenida
Un relato de Mª Luisa Agüero Lozano, alumna de 3º B del IB El Astillero, galardonado con el accésit de narrativa en el concurso literario de Santo Tomás del Instituto.

Como cada atardecer de verano, Nuria salió a correr por la playa.
En comparación con otros días ésta se encontraba desierta; el tiempo no acompañaba y la temperatura aún menos.
Mientras se encontraba tumbada sobre la arena, Nuria pudo divisar cómo una sombra bordeaba el agua interrumpiendo el transcurso de las olas.
El sol comenzaba a ponerse, por lo que no pudo ver con demasiado detalle a quién pertenecía aquella hermosa silueta. Tan sólo advirtió la figura de un hombre o tal vez de un chico, de cabellos oscuros y sudorosos que acariciaba lentamente la brisa.

Sin saber muy bien el porqué, Nuria se alzó al ver cómo ese joven dirigía su mirada hacia ella. Enseguida notó cómo un cosquilleo recorría cada uno de los rincones de su cuerpo; rápidamente presintió que no iba a ser la única vez que lo vería.
Regresó a casa algo nerviosa.
Cenó en un abrir y cerrar de ojos y salió de nuevo con la esperanza de encontrarlo una vez más. Tal como ella supuso, aquel joven estaba de nuevo en la playa. En esta ocasión le vio sentado en el lugar desde el cual Nuria le observó esa misma tarde. Con algo de timidez ella se sentó a varios metros, pero justo situada en un lugar en el que él pudiese verla. El joven volvió la mirada al oír cómo se acercaban unas pisadas. Cuando vio a Nuria allí sentada, se levantó y se dirigió hacia ella. Sin apenas cruzar dos palabras, ambos se encontraban juntos paseando por la orilla de la playa. El joven cogió su mano y comenzó a acariciar sus tiernos e inocentes labios.
Nuria no pudo resistirse a aquella tentación; sabía perfectamente que aún no conocía ni su nombre, y que tal vez el joven iba un poco rápido, pero no pareció importarla, aquello le gustaba y era más que suficiente.
Él continuó besándola dulce y apasionadamente mientras sus manos recorrían cada una de las curvas del cuerpo de Nuria y comenzaba a desabrocharle los botones de su camisa.
Ella no sabía muy bien el modo correcto de actuar ante sus ardientes caricias.Tan sólo contaba diecisiete años, y ese joven no lo era tanto. Sobre su cabellera comenzaban a dibujarse anchos entrantes dejando un interrogante sobre su edad.
Tal vez fue la madurez y seguridad que le proporcionaba lo que permitió a Nuria actuar como una adulta. En ese mismo instante ella comenzó a responder a sus caricias dirigiendo sus manos suavemente sobre su pecho y descendiendo hasta llegar a la cremallera de sus vaqueros. Él se inclinó llevando sus cuerpos hacia la arena, dejando que se fundiesen en uno solo y permitiendo que las olas, en su incesante ir y venir, cubriesen sus cuerpos de espuma.

Únicamente la luna hacía acto de presencia en aquella noche solitaria y fría en la que una joven entregaba su cuerpo, por primera vez, a un hombre que ni siquiera conocía, detalle que no hizo que pensara dos veces la locura que podía estar cometiendo.
Se hizo algo tarde, ambos se encontraban besándose cuando Nuria despegó sus labios de los de aquel hombre diciendo que debía irse; él juntó de nuevo sus labios a los de Nuria y con tan sólo decir "hasta mañana" se levantó y comenzó a caminar mientras ella observaba cómo su figura se alejaba de la playa.

Nuria llegó a casa, y sin apenas hablar se dirigió a su habitación y ya en la cama comenzó a recordar cada uno de los momentos vividos con aquel joven.

A la noche siguiente volvió al lugar donde se habían visto hacía poco más de veinticuatro horas. Él ya se encontraba allí, por lo que al ver llegar a Nuria se dirigió hacia la orilla.
La noche transcurrió de la misma manera; comenzaron por dar un paseo, escaso en palabras, hasta que ambos se volvieron a entregar por completo. Nuria dejó pasar por alto, de nuevo, que tan sólo era una adolescente y se dejó llevar por la madurez del hombre que se encontraba junto a ella.
Aquella noche fue él quien primero quiso abandonar la playa repitiendo una vez más "hasta mañana". Cuando se disponía a marcharse, Nuria le cogió de la mano deteniéndole para preguntarle cuál era su nombre; él selló sus labios con un nuevo beso y respondió escueta y secamente que eso ahora no importaba...

Nuria recordaba todo eso al abrir el paquete que le había entregado la azafata en el avión de parte de un caballero.
Se quedó un poco extrañada por su contenido, pero aun así se dispuso a leer la carta que estaba dentro.
El principio de esta hizo que Nuria se alegrase enormemente y lo disculpase, pero según su contenido avanzaba la cara de Nuria iba empeorando hasta que comenzó a llorar dejando escapar un "¡no!" en medio de un mar de lágrimas y una enorme desesperación.

El rostro de Nuria iba cambiando de expresión.
El paquete portaba una docena de rosas negras y sobre ellas una roja deshojada.
Leyó la carta: "Amor mío, siento enormemente no haber podido llegar a tiempo al aeropuerto para despedirme". Continuó leyendo y llegó al final: "...quería darte una gran noticia y pensé que lo mejor sería que te enterases por esta carta: desde ahora perteneces al club del SIDA, ¡BIENVENIDA!"

 

 

¿Qué pasó en el "Noa"?
Aída Valle González. 2º E.S.O. del CP.Cisneros de Santander

Michael y yo nos disponíamos a embarcar en el yate "NOA" cuando un policía nos empezó a registrar.
Nosotros nos extrañamos, y le preguntamos por qué estaba haciendo esto si ya nos habían registrado antes.
Nos dijo que toda precaución era poca para un yate de esta importancia, y se fue así sin más, sin dar más explicaciones. Michael no le dio más importancia pero yo no estaba muy tranquila, presentía que algo iba a suceder.

Nos tocó un camarote muy lujoso, claro era de esperar con el dinero que habíamos pagado por él. Guardamos toda la ropa en el armario y fuimos a cenar.
Fue una cena riquísima, pero cuando nos disponíamos a regresar a nuestro camarote un loco nos empujó y nos caímos al suelo.

Michael se puso furioso y salió corriendo detrás de aquella persona. Yo intenté detener a Michael pero no pude. Pasaron tres horas y Michael no había regresado.
Fui a la sala de mandos a buscar al capitán.
Cuando logré encontrar al capitán me dio una trágica noticia: habían asesinado a Michael.
No me lo podía creer, si yo lo hubiera detenido no habría pasado esto.
El capitán me pidió que fuera discreta para que los demás pasajeros no se enteraran de esta trágica noticia.
Yo no lo comprendía, cómo iba a callarme si la vida de todos los pasajeros podría estar en peligro.
Bueno hice caso pero no me iba a quedar así, decidí buscar al asesino y lo primero que hice fue acusar al loco que nos había atropellado, pero el capitán me dijo que no tenía pruebas para detenerlo y además era el presidente de un país.
Yo me quede blanca, pero seguí con mi intención de encontrar al asesino.
Escuche en la habitación de al lado que la próxima iba a ser yo. Cuando los hombres se fueron entre a la habitación y encontré la cartera de Michael.
Fui a donde el capitán y se lo conté. El capitán detuvo al presidente y comprobó que era un espía de la mafia italiana.
Y esto fue lo ocurrió en el Noa, y yo me quedé sin un buen amigo.


Zapatos y Zapatillas
Yolanda Gómez Laza. 2º ESO. CP. Cisneros de Santander.

Cuando hace frío en casita
nos ponemos zapatillas
y cuando hace un calor bochornoso
simplemente alpargatitas

En la calle nos ponemos
todo tipo de zapatos,
algunos parecen rascacielos
porque son muy grandes y muy altos.

Sobre todo si es verano
y nuestros pies tienen calor,
para refrescarles un poquitito
metemos los pies en el charquito.

Y así, ya nos despedimos
los zapatos marchosillos
que hemos estado hablando del calzado
que nos ponemos en el mundillo.



Ataulfo Argenta
Gema Palacio 1-A del IES. Ataúlfo Argenta de Castro Urdiales

Es bañada por las olas
Y rodeada por el mar
Tierra noble y señera
Castro Urdiales gran ciudad.

Estatua noble se alza
Ante el cielo y ante el mar
De nombre Ataulfo Argenta
Que así se hizo llamar.

Cuando aún vivo estaba
¡Cuantas flores llegó a ver!
Hoy muerto frente a su estatua,
Crecen bajo sus pies.

Que sus pies de bronce pisen
Lo que no pudieron pisar
Cuando aún eran de carne,
Cuando aún eran de sal.

Música te alzó imperioso,
Música que arrulla y duerme,
Música que tú creaste,
Música que enorgullece.

Fin de tu dulce melodía,
Fin de tu dulce canción,
Que muerto Ataulfo Argenta
Te llevo en el corazón.
16 / 3 / 98

 

 

 

Relatos de Viajes: Lastres(1) y Puebla (2)

(1)Retrato de un pueblo asturiano
Irene Capellán Roza.1º ESO del Colegio Verdemar de Santander.

Voy a hablaros de un pueblo, al cual tengo mucho cariño, lo he elegido como tema porque allí vive mi familia, o parte de ella. Todas las vacaciones las paso en él, e incluso algunos fines de semana.
Se hace llamar Lastres; el origen de su nombre viene de unas grandes piedras lisas que dan a la mar llamadas "Lastras", en algunas de ellas se pueden encontrar huellas de dinosaurio.
Está situado en una montaña al lado de la costa, a una distancia de 150 km de Santander y de 45km de Xixón (Gijón). Lastres tiene aproximadamente 1500 habitantes que se dedican fundamentalmente a la pesca, es decir, es un pueblo pesquero. Todas las calles antiguas están empedradas e inclusive algunas escaleras. A cada pocos metros hay una capilla con un santo relacionado con el mar, y así homenajean a todos los pescadores y marineros. Lastres, antes de la última guerra, tenía Ayuntamiento, pero actualmente pertenece al de Colunga, un pueblo cercano; se dice que el Ayuntamiento fue cambiado por el reloj que hay en el pueblo, para que los pescadores supieran la hora que era, y así poderse marchar a tiempo para la mar.
En lo alto del pueblo se encuentra la Iglesia de estilo Neorrománico que fue construida en el siglo XVIII por el famoso arquitecto REGUERA. En las fechas de Navidad, se expone en su interior un Belén que data de principios del siglo XX, el cual ha sido durante muchos años el más famoso de Asturias, gracias a su avanzada maquinaria.
Lastres es un pueblo muy tranquilo, en él puedes realizar todo tipo de rutas, ya que no muy lejos se encuentra un monte llamado "El Sueve" donde puedes observar a los Asturcones unos caballos salvajes y autóctonos, únicos en el mundo.
Dando un paseo por las antiguas calles de Lastres puedes bajar hasta el puerto y dar un maravilloso paseo en barco. Subiendo a lo alto de Lastres encuentras su mirador, desde el cual contemplas unos bellos paisajes; además de estas visitas a la naturaleza, también puedes realizar alguna excursión a algún monumento prerrománico, de los alrededores como por ejemplo Santiago de Goviendes y San Salvador de Valdedios que datan del siglo IX.
Lo que se llega a echar de menos en el pueblo es entretenimiento para los jóvenes, cines, discotecas, etc.
Pero en mi opinión es un pueblo impresionante, precioso, digno de una visita.

(2) Puebla, algo más que un puente insignificante
Laura López Rodríguez. 2º ESO del Colegio Verdemar de Santander.

Para algunas personas, Puebla de Sanabria sólo es un diminuto punto, que se encuentra dentro de las líneas que delimitan el territorio zamorano en un mapa de España. Para algunos, quizá, más "dejados", este punto ni es conocido.
Para mí, al igual que para otras personas, Puebla es una peculiar villa, que está incluida en el parque natural de "La Sierra de la Culebra", situada al noreste de Zamora. Aunque con pequeños comercios, pubs, bares y pequeños supermercados en su centro. Puebla es el típico pueblo donde las costumbres se transmiten de generación en generación. Los jóvenes se divierten y los más mayores se compenetran amistosamente.
Las cosas que yo denominaría más importantes de la villa son:

  • El castillo; una hermosa construcción medieval, que se destina a biblioteca y a lugar de exposiciones.
  • El río, que se llama Tera.
  • Las iglesias; de las cuales una ha sido reformada hace poco.

En su punto más alto, donde se encuentra el barrio "La Estación", se puede observar un precioso paisaje de sierra, donde unos arbustos, que la gente de por allí llama "escobas", es lo que más abunda, aunque ciertas personas se entretengan quemándolas. En cuanto a la educación de los más pequeños y jóvenes, en Puebla hay dos colegios, uno público (del que me gustaría saludar a mi prima y amigos) y otro privado; en cuanto institutos, hay uno, llamado "Valverde de Lucerna".

Como se puede observar Puebla, es un sitio medianamente tranquilo, aunque nada aburrido, ya que las fiestas como "Las Victorias" y las actividades que hay durante todo el año, para grandes y pequeños, hace que esta villa sea visita obligatoria de muchos europeos.

Quiero finalizar agradeciendo a mi abuela la ayuda que me ha prestado para hacer este artículo.