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Esta es una sección abierta a cualquier información que suponga un nuevo avance o una ampliación de conocimientos.
¿Sabías que...? El engaño de los sentidos
El engaño de los sentidos Un grupo de alumnos del IES Astillero nos propone realizar dos experimentos y descubrir dos imágenes con truco para mostrarnos que las cosas no son lo que parece y que los sentidos nos engañan. Imágenes con truco
Experimentos visuales Prueba a hacer el siguiente experimento: forma un tubo enrollando una
hoja de papel. Acerca con cuidado el tubo al ojo derecho y coloca hacia
la mitad del tubo la mano izquierda, abierta y con la palma hacia ti (que
las puntas de los dedos toquen el tubo). Ahora coloca delante de tus ojos y a la altura de estos tus dos manos. Une los dedos corazón de modo que queden alineados, que las puntas de los dedos se toquen. Mantenlos así, pero no los mires, enfoca lo que está detrás de ellos y sepáralos lentamente. ¿De dónde ha salido esa salchicha?. Cuenta Oliver Sacks en su libro Un antropólogo en Marte el caso de un paciente, próximo a los 50 años, que se quedó ciego cuando era pequeño. Recuperada la vista gracias a una operación siendo ya adulto era incapaz de reconocer nada ni a nadie si antes no se le daba la oportunidad de tocarlo o escuchar atentamente durante unos instantes la voz, si se trataba de una persona. Así, cuando le quitaron la venda de los ojos y encontrándose en la habitación su mujer y familiares más próximos, fue incapaz de distinguirlos o diferenciar a las personas de los objetos hasta que éstas hablaron o pudo tocarlas; no era capaz de identificar los objetos más cotidianos; no podía diferenciar unas distancias de otras o decidir si algo estaba próximo o alejado de él. Todo su mundo construido y ordenado a partir de la información que le proporcionaban los otros sentidos (gusto, tacto, olfato, oído) se desvanecía, no le servían como referencias para orientarse o entender la realidad. Tenía que aprender a ver y mirar. A conocer el mundo aprendemos desde pequeños, pero no sólo
aprendemos a conocerlo sino a cómo debemos hacerlo. Muchas de las
cosas no son como nosotros nos creemos y los sentidos continuamente nos
engañan. Direcciones para consultar en Internet:
Cuando se quiere descubrir la edad de un fósil, de un objeto antiguo, de un esqueleto prehistórico, se recurre a la técnica del carbono-14. Con ella, un arqueólogo puede distinguir perfectamente un trozo de cerámica del siglo XX de otro del siglo X antes de Cristo. Lo cierto es que la técnica sirve para conocer si los restos históricos que se van encontrando son los de los romanos, visigodos, árabes o de los egipcios, si una mandíbula enterrada es de la época Neandertal o perteneces al Homo Sapiens Sapiens. Basta descubrir su antigüedad. Pero, ¿en que consiste la técnica del carbono14? Fue el químico estadounidense Willard Frank Libby quien la dio a conocer. Por su método del carbono 14 para la determinación de la edad en arqueología, geofísica, y otras ramas de la ciencia obtuvo el Premio Nobel de Química en 1960. Mientras viven, los animales y las plantas asimilan carbono del aire (el carbono es un gas con masa atómica 12). Por cada billón de atomos de carbono-12 que toman del aire, adquieren uno de carbono-14. Al morir el organismo, el carbono-14 comienza a desintegrarse a una velocidad fija. Por tanto, al querer conocer la edad de un trozo de madera, por ejemplo, o de un hueso, se analiza el numero de atomos de carbono-12 y carbono-14 que tiene en ese momento y puede saber el tiempo que lleva perdiendo átomos desde su muerte. Así se puede retroceder hasta hace 35.000 años. Interesante, ¿verdad?
La fotografía que acompaña al texto procede de la página:
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