Como salida 
                            didáctica ofrecida por el departamento de Lengua 
                            y Literatura del instituto, los alumnos de 2º 
                            de Bachillerato han aprovechado la oportunidad de 
                            conocer una de las obras de teatro más influyentes 
                            de la actualidad: 'El año de Ricardo'. Propuesta 
                            por la compañía Quasar se ha puesto 
                            en escena esta obra, dirigida a más de una 
                            decena de centros escolares de la región, en 
                            el Palacio de Festivales. 
                          
                            
                            La obra es original de Angélica Liddell, escritora, 
                            directora de escena y actriz española, y está 
                            inspirada en el 'Ricardo III' de Shakespeare. Fue 
                            premiada con el Premio Nacional de Literatura Dramática 
                            en 2012. Quasar presenta una adaptación del 
                            texto original de Angélica. En concreto, se 
                            trata de un monólogo que protagoniza Mónica 
                            González Megolla, quien también es la 
                            directora. 
                          El argumento se basa en la legitimación 
                            del poder, en cómo las personas que lo poseen 
                            consiguen manipular al resto de la población. 
                            Esto lo refleja a través de la historia de 
                            Ricardo, un ser monstruoso que aprovecha los puntos 
                            débiles de los regímenes legítimos 
                            para ascender al poder, valiéndose del sistema 
                            democrático pero sin creer en las bases que 
                            lo sustentan. Se trata de un texto crítico, 
                            con mucha carga ideológica y política, 
                            en el que se denuncia todo aquello que va en contra 
                            de la libertad del ser humano. 
                          Para representarlo han utilizado 
                            únicamente un atril, un micrófono y 
                            un conjunto de sillas sobre el escenario para los 
                            espectadores, el conjunto de elementos que los organizadores 
                            piensan que es suficiente para hacer temblar a los 
                            asistentes. Además, la puesta en escena estaba 
                            respaldada por efectos sonoros acordes con la situación 
                            que la única actriz narraba. 
                          Personalmente, considero que es una 
                            de las mejores obras que he podido ver con el instituto. 
                            Tanto los contenidos argumentales de la obra como 
                            la puesta en escena de la misma son originales e innovadores, 
                            algo de lo que no podemos disfrutar todos los días. 
                            A pesar de la fuerte carga ideológica y política 
                            antes citada, su transcurso resulta bastante ameno 
                            gracias a otros recursos añadidos por la compañía 
                            (banda sonora, interacciones con el público, 
                            etc.). Obra que te hace reflexionar pero, sin duda, 
                            totalmente recomendable. 
                           
                                                                              Mariluz 
                            Mazón Gutíérrez. 2º de Bachillerato 
                            
                           
                           
                          'El año de Ricardo' es una obra de teatro 
                            escrita por Angélica Liddell. Se trata de una 
                            especie de adaptación a la época actual 
                            de Ricardo III, de Shakespeare, mediante la cual se 
                            busca criticar la falsa democracia, dictadores y hechos 
                            desagradables de la historia de la humanidad. 
                          La escenografía era muy sencilla, el decorado 
                            era simplemente un micrófono, un atril y una 
                            mesa donde la única actriz tenía un 
                            vaso de agua y que también utilizó para 
                            posar su sombrero, que junto a un traje componían 
                            el vestuario. Los espectadores disfrutamos de un punto 
                            de vista muy diferente al convencional, en vez de 
                            estar sentados cómodamente en las butacas estábamos 
                            sobre el escenario, mirando hacia donde mirarían 
                            los actores. Es por esto que el aforo era muy limitado, 
                            unas cien personas. 
                          En cuanto a la puesta en escena, también era 
                            extremadamente minimalista, los juegos de luces se 
                            basaban en reducciones de intensidad, de un único 
                            foco que iluminaba a la actriz cuando se hacían 
                            pausas o reflexiones y una mayor intensidad en los 
                            momentos culminantes, los cuales además se 
                            acompañaban de melodías o canciones 
                            que ayudaban a cambiar el estado de exaltación 
                            del espectador. No era la actriz la única persona 
                            que hablaba, pues de vez en cuando aparecía 
                            un voz en off que realizaba ciertas reflexiones o 
                            anotaciones necesarias para el trascurso y comprensión 
                            de la obra. El discurso era muy intenso, no dejaba 
                            pausas al espectador para entenderlo e interiorizarlo. 
                            Sin embargo, al ser fuertemente repetitivo consigues 
                            que al menos te llegue la idea principal, que creo 
                            que es lo que busca. 
                          La tesis fundamental del texto son las relaciones 
                            entre poder y cuerpo. Ricardo es un tirano que busca 
                            a través de las debilidades de la democracia 
                            justificar el ascenso al poder de los dictadores y 
                            las masacres que estos han ido cometiendo a lo largo 
                            de la historia, realizando a la vez una relación 
                            con la época presente y las formas de dictadura 
                            encubierta que están ocurriendo. 
                          Mediante argumentos un tanto intolerables nos muestra 
                            la democracia detrás de actos tan crueles como 
                            los cometidos por los nazis. No obstante, lo que creo 
                            que es lo que más se extrae de la obra es la 
                            manera de pensar de estos personajes, cómo 
                            funcionan por dentro, cuáles son sus aspiraciones, 
                            su manera de actuar y de modificar la realidad para 
                            poner al pueblo a su servicio luchando por causas 
                            que resultarían injustas vistas desde un punto 
                            de vista imparcial. Sin embargo, el verdadero objetivo 
                            tras esto es denunciar todas aquellas prácticas 
                            que van contra las libertades del ser humano. 
                          La obra creo que podría estar bien llevada 
                            de otra manera pues, en mi opinión, al entrar 
                            al espectáculo el espectador se ve falto de 
                            información, lo cual no le lleva a comprender 
                            la obra y causa un poco de frustración pues, 
                            lejos de tener una introducción clara y sencilla, 
                            comienza de una forma brusca e intensa. 
                                                                                 Pablo 
                            García Gómez. 2º de Bachillerato 
                           
                             
                            
                            
                            
                          
                          
                             
                               
                                    
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