|   El 
                            dibujante e ilustrador santanderino José Ramón 
                            Sánchez acaba de recibir, a los 78 años 
                            de edad, el Premio Nacional de Ilustración 
                            concedido por el Ministerio de Cultura de España, 
                            correspondiente a 2014, por su influencia en varias 
                            generaciones de ilustradores. Su trayectoria profesional 
                            comienza con 19 años cuando expone sus primeras 
                            obras de arte. Además, colaboró durante 
                            años en programas infantiles, editó 
                            libros y estuvo vinculado al mundo de la publicidad 
                            y del cine, una pasión que comparte con su 
                            hijo, Daniel Sánchez Arévalo, el famoso 
                            director de cine. 
                          
                             
                              |   | 
                             
                             
                              |   José 
                                  Ramón Sánchez, flanqueado por 
                                  las reporteras.  | 
                             
                           
                            
                          Pregunta.-  ¿Qué le 
                            llevó a usted a dedicarse al mundo del dibujo? 
                            Respuesta.- Me di cuenta muy pronto 
                            de que había recibido un don. Mi madre me contaba 
                            que yo dibujada desde que tenía tres años. 
                            Pintaba arqueros, piratas, espadachines, barcos... 
                            mundos de fantasía, mundos imaginarios. Había 
                            un concurso en el periódico 'Alerta' en la 
                            última página que se llamaba 'Todos 
                            a dibujar'. Los niños mandaban dibujos y se 
                            publicaban 15 o 20, los más interesantes. Un 
                            día trajo mi padre el periódico y me 
                            dijo que salía uno de mis dibujos. Con 5 años 
                            había dibujado un pirata con una espada en 
                            una actitud desafiante y lo había hecho con 
                            tinta a plumilla. Era tinta china, no había 
                            lápices de colores, ni rotuladores. Aquello 
                            hizo que me viera distinto a mis compañeros 
                            de colegio y a los chavales del barrio. Además, 
                            me di cuenta de que yo no había hecho nada 
                            para merecer ese don y que había nacido para 
                            compartirlo con los demás, para hacer mejor 
                            la vida de los que me rodean. En definitiva, recibí 
                            dos dones. 
                          P.- Usted aparecía en los 
                            programas como 'Un globo, dos globos, tres globos', 
                            'Sabadabadá', 'El Kiosko'... ¿Cómo 
                            llegó al mundo de la televisión? 
                            R.- Llegué tarde, tenía 
                            38 años, ya tenía un recorrido muy largo. 
                            En 'Un globo, dos globos, tre globos' la poetisa Gloria 
                            Fuertes, que hacía poemas sencillos, me eligió 
                            a mí para que, mientras ella recitaba un poema, 
                            yo estuviera dibujando. Fue una experiencia muy buena. 
                            En 'Sabadabadá' me llamaron porque querían 
                            que hiciera unos dibujos mientras Mayra Gómez 
                            Kemp, la famosa presentadora, contaba una historia. 
                            El primer día pasó una cosa mágica, 
                            extrañísima. Mayra se calló mientras 
                            yo dibujaba y durante 10 minutos me olvidé 
                            de que estaba en un programa de televisión. 
                            No paré de hablar. Nada más acabar de 
                            grabar me llamó el director y yo pensé 
                            que me iban a despedir por no haber dejado hablar 
                            a Mayra. Sin embargo, me dijo que se habían 
                            asombrado, que era un buen comunicador, y que en siguiente 
                            programa podía hablar de lo que quisiera. Entonces 
                            decidí dibujar a artistas y hablar sobre ellos. 
                            Me considero un personaje muy ilustrado, me gusta 
                            el teatro, el cine, los libros, la música, 
                            la arquitectura, la escultura, la pintura... Por eso 
                            pude hacer un programa así. Pero cuando me 
                            preguntan qué soy siempre digo que soy un aprendiz 
                            de todo.  
                          
                             
                              |   | 
                             
                             
                              |   En 
                                  el estudio de pintura.  | 
                             
                           
                          P.- Fueron unos años de relación 
                            con los más pequeños. ¿Qué 
                            le han aportado los niños que no lo hayan hecho 
                            los mayores? 
                            R.- La gente me da más de 
                            lo que yo doy. A mí los niños me han 
                            dado mucho. He recibido cariño, amor, admiración... 
                            La televisión, la vida, los libros, mi familia 
                            y mis hijos me han dado mucho más de lo que 
                            yo he dado.  
                          P.- Posee un estilo característico 
                            y fácil de identificar, ¿cómo 
                            lo describiría? 
                            R.- Lo único que sé 
                            es que todo el mundo al ver una de mis obras sabe 
                            que es mía, es algo muy personal. Hay cosas 
                            que incluso no firmo. La parte buena es que tienes 
                            una personalidad y un estilo marcados, y la parte 
                            mala es que eres esclavo de ello; hago cosas que me 
                            gustaría hacerlas distintas, pero eres esclavo 
                            de tu estilo. 
                          P.- De sus creaciones llaman la 
                            atención sus figuras alargadas, estilizadas... 
                            además de sus colores intensos y llamativos. 
                            ¿A qué se debe esto? 
                            R.- He tenido dos influencias muy 
                            claras en mi vida: El Greco y Walt Disney. Del primero 
                            admiro las figuras alargadas con cabezas muy pequeñas, 
                            y del segundo admiro el color de sus personajes y 
                            la fantasía. Fueron impactos en mi infancia 
                            muy fuertes, yo quería vivir mundos fantásticos. 
                            Hoy en día tengo otra influencia que es Van 
                            Gogh, siento una gran empatía. Es más, 
                            creo en la espiritualidad, en una realidad alternativa, 
                            y creo que cuando Van Gogh pintaba yo estaba ahí. 
                            Es como la Comunión de los Santos, es una interrelación 
                            de unos con otros; yo creo en eso. Lo que ahora hago 
                            influyó en él, y lo que él hizo 
                            está influyendo en mi hoy. Me está pasando 
                            con los cuadros que estoy pintando del actor Lon Chaney. 
                            Fue un sufridor nato, interpretó papeles de 
                            personajes marginados, y pienso que lo que yo hago 
                            ahora tuvo un eco en su vida. 
                          
                             
                              |   | 
                             
                             
                              |   Un 
                                  momento de la entrevista.  | 
                             
                           
                           
                          P.- Muchas de sus obras están 
                            vinculadas al mundo del cine, como 'La gran aventura 
                            del cine' o '50 años de cine español'. 
                            ¿A qué se debe esta pasión? 
                            R.- Se debe a la seducción 
                            que sobre mí ha ejercido desde niño. 
                            Recuerdo incluso películas que veía 
                            de pequeño, en el cine de Los Escolapios. 
                            Mi carrera como dibujante e ilustrador se la debo 
                            a los libros y al cine. Mi sueño de la infancia 
                            era viajar hasta Los Ángeles, meterme de polizón 
                            en un barco, llegar a los estudios de cine y conseguir 
                            un empleo, aunque solo fuera para barrer. Cuando veo 
                            las películas de mi hijo, Daniel Sánchez 
                            Arévalo, pienso que ese es el sueño 
                            que yo no he podido realizar, pero que a través 
                            del tiempo lo he visto reflejado en él. 
                          P.- Y su proyecto 'Nijinsky y los 
                            grandes ballets rusos', ¿cómo surgió? 
                            R.- A los 12 años yo quería 
                            ser bailarín. El primer ballet que vi fue en 
                            la Plaza Porticada y me hubiera ido con aquella compañía. 
                            Además, vi la película 'Las zapatillas 
                            rojas' y desde ese momento el mundo del ballet me 
                            fascinó. Todos mis hijos han ido a clases de 
                            ballet e incluso mi hija ha llegado a ser bailarina. 
                          P.- Estuvo vinculado al mundo de 
                            la publicidad al comienzo de su carrera. ¿Cómo 
                            fue su experiencia con este sector? 
                            R.- He trabajado en proyectos de 
                            publicidad donde querían algo muy concreto. 
                            En publicidad puedes gustar pero también puedes 
                            no gustar, y las campañas que he hecho han 
                            sido muy especiales, muy líricas. Me dieron 
                            la libertad de hacer cosas diferentes. Siempre he 
                            visto la publicidad como una utopía, un lugar 
                            mejor y maravilloso, y la distopía, que es 
                            lo que estamos viendo ahora, es un lugar malo. Todo 
                            lo que estoy haciendo ahora en mis obras no deja de 
                            ser una utopía. 
                          P.- Acaba de ser galardonado con 
                            el Premio Nacional de Ilustración, ¿qué 
                            ha supuesto para usted recibir este galardón? 
                             
                            R.- Haber recibido el galardón 
                            empalma con la idea del don del que hemos hablado 
                            antes. Este premio tiene sentido si lo comparto con 
                            los demás, con todos vosotros, con la gente 
                            que se ha alegrado y con la que me para por la calle 
                            diciendo que se alegran con sinceridad. Si pudiera, 
                            partiría el premio en trocitos para repartirlo 
                            y diría que este premio es tan vuestro como 
                            mío. Esto es lo que siento de verdad. Es una 
                            alegría que quiero compartir con la gente. 
                          
                          P.- ¿Ha cumplido usted todas 
                            las metas que se haya podido marcar en su vida o le 
                            queda algo pendiente por hacer? 
                            R.- Me queda pendiente hacer una 
                            obra maestra. Sé que Dios me ha dado seis talentos 
                            y medio y mis obras son un reflejo de mis talentos. 
                            Con algunas he llegado al notable y he sobrepasado 
                            mi límite. Pero me queda pendiente pintar una 
                            obra maestra. 
                          P.- ¿Tiene pensado usted 
                            dejar de usar las pinturas? 
                            R.- No, mientras pueda voy a utilizar 
                            las manos. Dios me ha concedido una vista estupenda 
                            y un pulso firme; habrá un día que no 
                            pueda pintar y lo dejaré cuando llegue ese 
                            día en el que no vea, me tiemple el pulso o 
                            esté muy cansado. Antes pintaba 10 o 12 horas 
                            al día y ahora pinto como mucho cuatro. Ya 
                            no puedo leer lo que leía, ahora solo leo una 
                            hora y antes leía tres horas. Estoy viviendo 
                            el tiempo de la disminución, de la pérdida, 
                            y lo vivo con mucho ánimo y mucha alegría. 
                            Doy gracias porque todavía puedo pintar, hablar, 
                            expresarme, pensar... y hay gente que no puede hacer 
                            todo esto. 
                          P.- ¿Utilizó su don 
                            de dibujante para conquistar a muchas mujeres con 
                            obras románticas? 
                            R.- Sí, siempre le digo a 
                            mi exmujer Carmen: "Yo te lié, te seduje". 
                            Fue algo muy organizado (ríe). Es más, 
                            creo que ella nunca llegó a enamorarse de mí 
                            pero yo la seduje con mi obra, con mi labia, porque 
                            se puede seducir a una mujer con lo que le digas, 
                            con lo que le cuentes. Yo sigo utilizando ese don, 
                            me considero un seductor y pienso que las mujeres 
                            son más listas que nosotros, son como genios 
                            superiores. Los artistas hemos nacido para seducir; 
                            hacemos cosas para que la gente nos quiera, para que 
                            la gente nos admire. 
                          P.- Si tuviera que elegir una única 
                            obra suya para colocar, por ejemplo, en su salón, 
                            ¿cuál elegiría? 
                            R.- Cuando reformé la casa, 
                            que también es mi estudio, pensé que 
                            tenía que elegir una obra que contara algún 
                            momento determinado de mi vida y esa obra es 'El vampiro 
                            de Düsseldorf', basada en la película 
                            alemana del mismo nombre. Es la historia de un asesino 
                            en serie que mata niños y al final le descubren. 
                            Se celebra un juicio en el que le condenan por asesino 
                            y él defiende que no es un asesino, que es 
                            un tipo enfermo que mata porque tiene un impulso de 
                            matar y por eso pide que le lleven a un hospital para 
                            que le cuiden. Esta obra refleja el momento en el 
                            que descubrí el realismo y las fotos. Cogí 
                            una imagen de la película y añadí 
                            un personaje; hice una composición, creé 
                            un mundo nuevo. Descubrí que podía pintar 
                            cosas con una realidad que ya estaba hecha. Este cuadro 
                            lleva colgado en mi casa ocho años y no me 
                            he cansado de él. 
                            
                            
                          
                             
                               
                                    
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