Este
ha sido el año en el que la empresa Sniace,
ubicada en las proximidades de Torrelavega y dedicada
a la producción de papel, ha llegado al límite
de sus fuerzas y con ella más de 500 trabajadores
han perdido sus trabajos. Torrelavega lucha por sus
trabajadores y, aunque no es la primera vez que se
enfrentan a esta situación, no por ello se
resignan. Es aquí, en esta lucha obrera, donde
Pedro Telechea, director de cine torrelaveguense,
decide realizar su último trabajo.
Pedro Telechea considera que, desde su punto de vista,
"lo especial en la lucha de Sniace reside en
que a pesar de nacer como empresa fascista, como acuerdo
entre los gobiernos de Franco y Mussolini, construida
por presos políticos y viviendo de los privilegios
del régimen franquista, genera en su interior,
tras la liberalización democrática,
un concepto claro y rotundo de unidad obrera, de comités
de empresa fuertes y con criterio de negociación
permanente, de ejemplo en el seno de la lucha obrera".
Decidir contar esta historia de lucha parte de alguien
dentro del sindicato UGT que anima y convence al Comité
de Empresa, a una productora como empresa que realiza
el proyecto y a Pedro Telechea como director. De esta
manera todos se ven embarcados en la tarea, incluidos
los ciudadanos, quienes libremente sufragan los gastos
a través de aportaciones voluntarias.
Para el director, Torrelavega siempre ha estado al
lado de Sniace, aunque es cierto que en el tema medioambiental
"la ciudadanía quiere mejoras sustanciales
desde la política de la empresa". Los
ciudadanos no quieren defender puestos de trabajo
porque sí, sin importar la repercusión
que el sistema de producción de la fábrica
pueda generar. Por eso "la historia debe ser
contada desde la mirada de los trabajadores, que son
quienes toman la postura dramática de encerrarse,
de renunciar a los placeres de sus casas y de sus
seres queridos, y defender hasta el límite
sus derechos laborales. Ellos son la propia historia".
Contar una historia que haya sucedido, enfocarla
desde un punto de vista determinado, es una ardua
tarea pero quizá sea más complicado
narrar la realidad que está sucediendo día
a día. Y ahí el director se juega el
éxito o el fracaso de la historia. Para un
director experimentado como Telechea, la clave está
en ser fiel a uno mismo, en ser honesto, en no mentir,
cualidades que le son propias pero reconoce que "otra
cosa es que cualquiera puede tener una opinión
distinta a la mía e incluso no estar de acuerdo
con lo que cuente, como debe ser". La estrategia
pasa por cubrir todos los ángulos: las opiniones,
los datos, los planos de apoyo, las transiciones,
los silencios y, sobre todo, "robar a esa propia
realidad las imágenes que esa propia vivencia
producen por sí mismas".
Algo, al final de un documental, tiene que quedar
en el público "el alma de mi documental
debería ser el coraje de esa gente, su dignidad
para no ceder, para no entregar los derechos conquistados
con muchos años de trabajo honrado y digno".
Telechea y su equipo han rodado el material necesario
para cubrir el encierro. A partir de ahora llegan
semanas de montaje y reflexión.
Pedro Telechea quiere que el documental sea un homenaje,
un momento histórico del que quedará
huella cinematográfica. "No creo que repercuta
en la propia historia del conflicto. Ojalá
fuera así y ganen los trabajadores en su lucha
pero, desgraciadamente, es difícil que la película
pueda llegar a influir tanto.Si ganan será
por su propio valor y su unidad".

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