Aunque
algunos estudios revelan que se reducen los roles
sexistas, el maltrato aumenta de forman alarmante
en las relaciones entre jóvenes. Buena parte
de esta realidad parece guardar relación con
el uso de nuevas tecnologías.
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Las tres hermanas
Mirabal fueron asesinadas el 25 de noviembre
de 1960. |
El pasado 25 de noviembre se celebró el Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer. En este día se conmemora el
asesinato, ocurrido en esta misma fecha del año
1960, de las Mirabal, tres hermanas dominicanas que
se opusieron fervientemente a la dictadura de Rafael
Leónidas Trujillo. Desde ese momento, diferentes
organizaciones se dedican a luchar contra la violencia
de género en la mayoría de los países
del mundo.
Una de cada diez menores sufre violencia
machista
En el 2010, el 9,6% de las adolescentes reconocía
haber sufrido malos tratos, frente al 10,5% actual,
según datos ofrecidos por el estudio 'La evolución
de la adolescencia española sobre la igualdad
y la prevención de la violencia de género'.
Uno de los casos más recientes es el que ocurrió
en Lérida donde una joven de 14 años
fue asesinada a manos de su pareja de 18, cuando ésta
no quiso continuar con la relación.
Este aumento en el número de casos de mujeres
jóvenes víctimas de violencia sexista
se debe, principalmente, al uso de las nuevas tecnologías
y la reproducción de los estereotipos machistas
por parte de los adolescentes.
El peso de las nuevas tecnologías es tal que
un 61% de las menores han sido víctimas de
la violencia machista a través del móvil
y las redes sociales y otro 36% han sido destinatarias
de mensajes que les han hecho "sentir miedo",
de acuerdo con dos estudios promovidos por la Delegación
del Gobierno para la Violencia de Género.
La crisis tampoco favorece la abolición
de la violencia de género
En el 2008 el número total de denuncias por
violencia de género fue de 142.125, mientras
que en 2012 la cifra descendió hasta 128.477,
según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad. El descenso coincide con la entrada
en crisis de nuestro país. Ana María
Pérez del Campo, presidenta de la Federación
de Mujeres Separadas, ya advertía de esta situación
en el 2012: "Ahora la crisis la van a pagar con
la vida muchas mujeres", se lamentaba. Un 97%
de mujeres víctimas de violencia de género
asegura que la crisis supone un freno para denunciar,
por el temor a no encontrar empleo y verse sin recursos
para salir adelante, según revela un informe
de la Fundación Adecco.
El caso de Ana Orantes, asesinada a manos de su marido
poco después de haber denunciado públicamente
sus 40 años de maltrato, provocó una
revolución legislativa que culminó en
2004 con la Ley Integral contra la violencia de género.
Sin embargo, según María Gracia Parera,
del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, esta ley
no se ha ejecutado en su totalidad, pues afirma que
el amparo económico que ofrece es muy débil
y que las mujeres terminan por retirar las denuncias.
Parera sostiene, además, que esto no sucedería
si la mujer que denuncia tuviese la seguridad de que
no va a estar sola, de que se va a encontrar 200 o
300 euros para cuidar a sus hijos y pagar la hipoteca,
si supiese que se puede cambiar rápidamente
de casa y que va a estar protegida.
La educación como factor determinante
La responsable del Área de Mujer de Izquierda
Unida de Cuenca, Ana Cruz, ha criticado recientemente
el retroceso en prevención de violencia machista
que va a suponer la LOMCE: "el ministro Wert
elimina asignaturas en cuyos contenidos curriculares
aparece la igualdad, como Educación para la
Ciudadanía y Educación ético-cívica,
y este valor ya no va a aparecer como algo obligatorio
para todos los chicos y chicas". En este sentido,
Cruz apuesta por la educación, pues declara
que los jóvenes son cada vez más machistas
debido a una cultura de desigualdad fuertemente arraigada,
así como a la publicidad y el sistema de consumo
actuales.
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