El día 13 de octubre salimos de El Astillero
(España) cuatro alumnos del Colegio Puente
III con destino a Newcastle (Inglaterra).
El viaje en avión estuvo lleno
de anécdotas, pero cuando llegamos y vimos
a las familias que nos acogerían durante una
semana fue un momento que no olvidaremos. Nuestros
anfitriones, muy amables, nos llevaron a sus casas
y nos dejaron acomodarnos en ellas.
En los cinco días que fuimos
al colegio que participaba en el Proyecto Comenius
poco a poco fuimos conociéndonos cada vez mejor
los alumnos de todos los países que participan:
Portugal, Finlandia, Polonia, Italia, Inglaterra y
España. En esta semana, tanto la familia como
profesores del colegio nos llevaron a conocer y visitar
diferentes lugares de Newcastle y alrededores. Pudimos
ver el puente milenario, ese tan bonito que cambia
de colores, el muro de Adriano, el puerto de Blyth
y un pequeño, pero precioso, pueblecito llamado
Durham. Además, tuvimos la ocasión de
escuchar un entretenido concierto de música
folk, el cual pensábamos que sería un
aburrimiento pero nos sorprendió. Y una tarde
fuimos a un restaurante de comida española
llamado 'El Torero'. Fue divertido pensar que había
comida española en Inglaterra ya que nosotros
ni lo imaginábamos.
Asistimos a algunas de las clases
de los alumnos del colegio, el Cardinal Hume Catholic
School, donde nos concienciamos de lo diferentes que
son sus métodos de enseñanza comparados
con los de nuestro colegio. Sus horarios para nosotros
fueron un poco raros porque a eso de las seis o seis
y media desayunaban, a las once comían un pequeño
almuerzo, a las doce y media ya estaban comiendo,
¡y a las tres ya estaban comiendo patatas o
cafés o chocolates! Comían muchísimo.
Además era un poco cansado porque aunque tan
solo es una hora de diferencia, se nota mucho a la
hora de dormir. Pero, todo lo que empieza, acaba,
y nuestras vacaciones no iban a ser eternas. Al volver
todos estábamos venga a contarnos cosas de
nuestras familias y muchas anécdotas, lugares
a donde la familia nos había llevado, a qué
sitios habíamos ido a cenar, qué habíamos
comprado de recuerdo y qué regalos llevábamos
para familiares y amigos. En resumen, el viaje fue
genial: nos divertimos muchísimo, hemos vivido
como una familia inglesa durante una semana, hemos
hecho nuevos amigos de cinco países diferentes
y es una experiencia inolvidable que ojalá
tengamos todos la oportunidad de repetir.
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