Por
Iván, de 5 años; Celia, de 7 años;
Natalai, de 9 años; Roberto, de 11 años,
y Lucía, de 13 años, alumnos del Aula
Hospitalaria Valdecilla. |
Había
una vez cinco murciélagos que vivían
en el oscuro tejado del hospital, para que no les
viera nadie. Por la noche, bajaban a la décima
planta y observaban a los niños que estaban
dormidos para elegir a uno y hacerle rabiar.

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Los murciélagos traviesos se echan una
cabezadita. |
Uno eligió a Iván y como vio que le
gustaba Bob Esponja, le escondió la camiseta
y el dibujo que tenía en la habitación.
Por la mañana, Iván se puso a buscarlo
como un loco, deshizo toda la cama, tiró toda
la ropa del armario por la habitación. Su mamá,
que no podía recoger todo eso, se enfadó
muchísimo. Pero Bob Esponja seguía sin
aparecer.

Otro murciélago eligió a Celia y se
llevó su colonia preferida. Por la mañana
cuando Celia fue a echársela… no estaba.
Se puso a buscarla y a buscarla, pero no apareció
por ningún lado.
Un tercero eligió a Natalia. Le desapareció
su libro favorito de Tea Stilton, pero tampoco aparecía.
Y a Roberto le desaparecieron las zapatillas del Racing.
Si no las encontraban perderían el siguiente
partido.
Y por último, a Lucía le desapareció
el peine y no pudo peinarse su larga melena y tenía
un look de zombi, nada atractivo.

Todos salieron a preguntar si alguien había
visto algo y se dieron cuenta de que a todos les había
desaparecido algo, ¿sería cosa de fantasmas?
Era imposible.
Decidieron unirse para investigar. Primero preguntaron
a los médicos, enfermeras, profesoras y niños
que llevaban mucho tiempo ingresados, pero nadie sabía
nada, nadie los creía. Entonces se dieron cuenta
de que todo desapareció por la noche.

Acordaron quedarse despiertos toda la noche escondidos
detrás de las puertas, pero estar despierto
era difícil. Cuando ya estaban a punto de quedarse
dormidos escucharon un extraño ruido, fueron
a ver qué era y para su sorpresa vieron a murciélagos
y gritaron. Los murciélagos, que se asustaron,
empezaron a darse con todo y se les cayó todo
lo que había desaparecido; cogieron una bolsa
de basura y entre todos cogieron a los murciélagos
para enseñárselo a los médicos,
las enfermeras y los profesores.

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