El
Centro Social Bellavista-Julio Blanco ha premiado
a María Gerez y a Leyre Crespo, alumnas de
3º y 4º de Primaria, en el concurso 'El
Rincón del Escritor' correspondiente a los
meses de diciembre/enero. En esta ocasión tenían
que escribir un cuento a partir de esta frase: "Érase
una vez un chicle soñador y viajero".

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Bolas de chicle. |
EL
CHICLE VIAJERO
Por María Gerez
Érase una vez un chicle
soñador y viajero. Desgraciadamente, llevaba
un tiempo en la boca de un joven y estaba aburrido,
quería salir. Por suerte el chico estornudó
y salió despedido al suelo.
Por allí pasaba Rita, una azafata que con las
prisas de camino al aeropuerto, lo pisó.
Pegado a la suela de su zapato, se fue con Rita en
el avión. El avión fue a París.
Gum tuvo mucha suerte de pegarse al zapato de Rita,
porque Gum quería viajar por el mundo y París
era de las ciudades que quería conocer. Rita
nunca había estado en París, pero fue
con sus amigas Mónica y Jorge, el piloto. Los
tres viajaron juntos. Mónica ya había
estado en París muchas veces.
Mónica les llevó a su lugar favorito,
la Torre Eiffel, se subieron al ascensor hasta arriba.
Desde allí se veía toda la ciudad. A
Gum le daba vértigo, pero estaba contento de
estar allí.
Al día siguiente, los tres amigos fueron a
conocer Eurodisney. En Eurodisney se subieron al tren
de la mina, ¡eso si que le gustó a Gum!.
También se subieron a la atracción de
Peter Pan, en la de los Piratas del Caribe y en la
Torre del Terror, pero cuando llegaron a la Torre
del Terror Gum ya estaba mareado y no le gustó
nada.
Al salir de la Torre, Gum se despegó del zapato
de Rita. Por allí pasaba un señor que
pisó a Gum. ¿Dónde irá
Gum ahora?

CHIQUILOBE
Por Leyre Crespo
Érase una vez un chicle
soñador y viajero. Chiquilobe es un chicle
de sabor fresa que llevaba dos días en la boca
de la niña Leyre, esa niña llegó
a un aeropuerto y escupió el chicle al suelo.
La azafata Lara que pasaba por allí lo pisa.
En el pie de la azafata llega al avión donde
se queda pegado en el suelo. Otra niña tira
a su lado un pañuelo de papel. Éste
le dice al chicle:
-¡Hola! ¿Cómo te llamas?
Chiquilobe le contestó:
-Me llamo Chiquilobe, ¿y tú?
El pañuelo de papel respondió:
-Yo, Óscar. ¿Qué te gustaría
hacer?
-A mí, viajar ¿Y a ti?
Óscar le contó:
- No sé, pero no te hagas ilusiones de viajar.
Es un rollo. Yo también quería antes,
pero mi dueña me cogió y no salí
del bolsillo en todo el viaje. Hasta hoy, por fin,
me ha utilizado. A ti te gastarían enseguida
y no verías nada. Eso me pasó a mi.
Chiquilobe se extraña:
-¿Sí? No sabía que no veías
nada. Bueno, si tú lo dices, lo sabrás.
Mientras hablan, la limpiadora Grosella les barre
y les lleva al cubo de la basura móvil junto
con toda la basura. Desde allí oyen voces que
hablan en inglés:
-Where are you going?
-I'm going to Australia
-I'm going to America
-Do you think it will be cold?
-I don't know, maybe. Or it may be hot. We can't tell.
-Why not? We could look for it in the Internet news.
Chiquilobe no entiende nada
de lo que ha oído, porque él no sabe
inglés. Por suerte encuentra a un papel de
caramelo de menta que sabe inglés y español,
que se lo traduce. Ahora hablan de Estados Unidos
en positivo:
- Yo he ido, es un lugar muy bonito.
- Sí; a mí me gustó el clima
que había.
- ¿Tú crees que es un buen lugar para
viajar?
- Pues, ... depende. Si te pilla lloviendo, a lo mejor
no, pero si puedes ir en primavera, cuando no llueve
tanto, sí.
- ¿A que sí? Yo fui en primavera hace
seis años y he vuelto a ir el año pasado
en invierno. ¡No hay comparación!
- Pues yo no puedo decir del clima, pero sí
de lo demás, y me gusta.
Al chicle, al oir esto, le entran nuevas ganas de
viajar y de conocer países.
De repente, pasa un niño con una maraca que
se le cae al cubo de basura y se pega a Chiquilobe.
La madre del niño le pide a la limpiadora que
le dé la maraca, pero al darle la maraca al
niño, también le da el chicle. El niño
no se da cuenta y sigue tocando la maraca hasta que
llegan al avión y su madre le dice que pare
de tocar la maraca. El niño obedece, pero el
último golpe se le da muy fuerte y Chiquilobe
se cae al suelo del avión, donde queda de nuevo
pegado. El avión va rumbo a Madrid y el chicle
lo descubre y se pone muy contento porque, por fin,
va a poder viajar.
Chiquilobe lo consigue, llega a Madrid, donde, al
bajar, Roberto, un niño muy simpático
le pisa y se le lleva pegado con él mucho tiempo
y a muchos sitios. ¡Por fin se ha cumplido el
sueño de Chiquilobe!

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