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Red-acción
Nº 135
ÉRASE UNA VEZ

El niño inventor

Por Anjana Minda Vinagrero, alumna de 3ºB de Primaria del CEIP Cisneros de Santander.

Había una vez hace muchos años un niño que se llamaba Lucas que quería ser inventor. Vivía en un orfanato llamado Brooklyn. Ningún niño del orfanato conocía su apellido, allí los niños solo tenían nombre. Su mejor amigo se llamaba Víctor y era muy curioso.


Lucas siempre estaba castigado, porque cada vez que intentaba un experimento nuevo se producía una catástrofe. Una vez hizo explotar la clase de ciencias y, con todo ese revuelo, su amigo Víctor el curioso se metió en la oficina de la directora Doña Quejas y encontró una carpeta con los apellidos de todos los niños que estaban allí y miró el suyo y el de Lucas.

 

Otro día, haciendo otro experimento en la clase de ciencias, vio de repente a un ratón mecánico que se coló por una puerta secreta que nunca había visto y lo siguió a través de muchos pasadizos misteriosos.

Llegó a una ciudad que parecía del futuro y se llamaba Futurolandia. Estaba fascinado y vio un cartel de un concurso de genios inventores. El juez del concurso era un famoso científico que siempre estaba triste, el doctor Extravagante.

 

 

Luego volvió al orfanato antes de que que se dieran cuenta de que se había escapado y se puso a trabajar día tras día para crear una máquina que hiciese reír al doctor triste en el concurso.

Cuando llegó el día le pidió a Víctor que le acompañara y los dos atravesaron los pasadizos y llegaron a Futurolandia.

 

 

En el concurso, Lucas presentó a Cosquillosa, su máquina de hacer reír, y tuvo mucho éxito porque se rio hasta el científico triste.

Ganó el primer premio y le dijo a Víctor: "Oye Víctor, se han reído todos. Hasta el doctor Extravagante".

Y Víctor dijo: "¿Extravagante? pero si tú te apellidas así, que yo lo vi en la oficina de la directora Doña Quejas".

Fueron a hablar con el doctor y les dijo que siempre había estado triste porque hace años había perdido a su hijo. Pero ahora que lo había encontrado, nunca más volvería a estar triste. Así, Lucas encontró a su padre y se quedó a vivir con él y Víctor también, porque era como un hermano para él.

Y colorín colorado, este cuento me he inventado.

 

 


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Lucas creó la máquina que hacía reír

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