El 11 de
marzo de 2004, entre las 7.37 y las 7.41 horas de
la mañana, diez bombas estallaban en Madrid
en cuatro trenes de cercanías. Ha sido el atentado
más devastador que ha visto nuestro país.
Las primeras noticias no eran
claras, se pensó en un accidente que habría
dejado decenas de muertos, pero con la siguiente
explosión, España entera enmudeció
ante la masacre, el triste final fue de 191 muertos
y más de 1.800 heridos. Entre lágrimas,
los ciudadanos se preguntaron: ¿Por qué?
Por desgracia, años después
aún no conocemos con certeza quienes fueron
los artífices de este atentado, si bien se
ha especulado con que pudo estar relacionado con
el grupo terrorista Al-Qaeda, oros dicen incluso
que ETA pudo intervenir. Casualidad o no, el atentado
fue tres días antes de las elecciones generales.
Según encuestas, el PP era claro favorito
para permanecer otros cuatro años en el gobierno,
a pesar de que el expresidente apoyó a Estados
Unidos en la guerra de Irak, cuando las fuerzas
internacionales intervinieron en defensa del emirato
de Kuwait, que estaba siendo invadido por Irak.
Años después de esto,
Aznar sacaría al mercado sus memorias, en
las cuales el mundo llegaría a conocer muchos
datos hasta el momento desconocidos. En estas memorias,
por ejemplo, Aznar afirma que ordenó a Jorge
Dezcallar, presidente del Centro Nacional de Inteligencia,
que priorizara el asunto de los culpables del atentado.
En este informe del expresidente también
le comentaba que no se podía decantar ni
descartar a las dos grandes alternativas, ETA o
el terrorismo islámico. Pero, de forma inexplicable,
las pruebas desaparecieron, se cometieron errores
graves y, según algunas fuentes, consciente
e intencionadamente.
En principio se dijo que el explosivo
utilizado había sido goma-2 ECO, el explosivo
que históricamente utilizaba ETA. Por otro
lado, en las primeras declaraciones los TEDAX declararon
que la dinamita contenía nitroglicerina,
pero no se podía concretar qué tipo.
Esto también apuntaba a la banda terrorista
ETA, pero se negó.
En este momento se empezó
a barajar la idea de que se debiese al terrorismo
islámico. Quedaban tres días para
las elecciones generales, que según mi opinión
no debieron celebrarse en aquellas circunstancias,
por lo que que en vez de encontrar un país
unido por la tragedia, la investigación se
usó como arma arrojadiza para la campaña
electoral.
Otro punto confuso fue la implicación
de Yusuf Galán, un islamista que estuvo implicado
en el 11-S, pero resultó que Yusuf también
estaba relacionado con ETA. De hecho siempre se
conoció por parte de la policía la
relación entre ETA y otros grupos terroristas,
y resultó que Yusuf había sido interventor
electoral de Herri Batasuna, el brazo político
de ETA en aquella época.
Otros puntos sorprendentes son
la mochila encontrada en Leganés, que no
había sido ni vista por los TEDAX, ni por
los perros. O la Renault Kangoo, en la que después
de haber sido registrada aparecieron, no se sabe
cómo, una cinta con versos coránicos
que, según los agentes encargados, no estaba
en el primer registro, además de detonadores
y goma2, que ni los agentes ni los perros detectaron.
El Skoda que contenía restos
de ADN de los musulmanes, a los que se relacionaba
con el atentado, no fue encontrado hasta junio.
De hecho el propio juez de la causa reconoció
la clara falsedad de esta prueba, pero aún
así se tomó en cuenta.
Todo esto, junto con la orden de
Torres Dulce (fiscal general) de archivar el caso,
hace que años después no sepamos que
sucedió aquel 11 de marzo, excepto que 192
personas perdieron su vida*.
* A las 191 personas
asesinadas en los atentados hay que añadir
el GEO fallecido en la explosión del piso
de Leganés