El
objetivo de este trabajo fue desde el principio acercar
la historia a los alumnos a través del conocimiento
de sus principales personajes. De esta forma, el alumnado
puede comprender mejor las decisiones que se acordaron
en asuntos de diversa índole en este período
histórico. Para ello han realizado entrevistas
a personajes históricos, en este caso a Juana
I de Castilla.
BIOGRAFÍA
Nació el 6 de noviembre de 1479 en Toledo
y murió el 12 de abril de 1555 en Tordesillas.
Fue reina de Castilla desde 1504 hasta 1555 y de Aragón
y Navarra desde 1516 hasta 1555, pero desde 1506,
no ejerció ningún poder efectivo y a
partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas,
primero por orden de su padre, Fernando el Católico,
y después por orden de su hijo el rey Carlos
I.
En 1496 contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso,
archiduque de Austria, duque de Borgoña y conde
de Flandes. Tuvieron seis hijos. Por muerte de sus
hermanos Juan e Isabel y de su sobrino Miguel de la
Paz, se convirtió en heredera de las coronas
de Castilla y Aragón. A la muerte de su madre,
Isabel la Católica, en 1504 fue proclamada
reina de Castilla junto a su esposo, y tras morir
su padre, Fernando el Católico, en 1516, pasó
a ser nominalmente reina de las coronas que conformaron
la actual España. El levantamiento comunero
de 1520 la sacó de la cárcel y le pidió
encabezar la revuelta, pero esta se negó y
su hijo volvió a meterla en la cárcel.
Fue apodada "La Loca" por una supuesta
enfermedad mental alegada por su padre y su hijo para
apartarla del trono y mantenerla encerrada de por
vida.
CONTEXTO HISTÓRICO
Juana gobernó durante una de las épocas
más esplendorosas de España, que estaba
dividida en reinos y su única religión
era el catolicismo. España acababa de pasar
por el primer reinado de una mujer y las Cortes no
podían permitir que volviera a pasar.
ENTREVISTA
Pregunta.- Buenos días
doña Juana. Es un honor que me recibáis
en su palacio. Me gustaría haceros unas preguntas.
Respuesta.- Gracias a vos por alegrarme
el día con su visita, adelante.
P.- ¿Qué sucede tras
la muerte de vuestra madre?
R.- Tras su muerte yo, como primera
heredera viva, heredé el Reino de Castilla,
mas mi madre, influenciada por mi padre y su deseo
de gobernar el más amplio y poderoso de los
reinos del momento, consiguió convencerla para
que en su testamento dejase escrito que en el caso
de que yo no estuviese capacitada para gobernar lo
haría mi padre. A pesar de que en las Cortes
nadie me invalidó, no pude gobernar porque
hace 46 años me encerraron en esta torre de
la que todavía soy presa.
P.- ¿Cómo han sido
estos años de cautiverio encerrada en Tordesillas?
R.- Duros y difíciles. En
muchas ocasiones utilizaron la fuerza para obligarme
a comer o ir a misa. Me ocultaron mucha información
políticamente sensible e incluso durante cuatro
años me ocultaron la muerte de mi padre. Solo
tenía el consuelo de mis dos últimos
hijos, Catalina y Fernando, hasta que hace unos años
me los quitaron; a Fernando para educarlo en Flandes
y un poco después a Catalina, para casarla
con el rey de Portugal.
P.- ¿Por qué os negasteis
a encabezar el levantamiento comunero?
R.- ¿Cómo iba a desconfiar
de mi propio hijo? No hice otra cosa sino confiar
en su gobierno, aunque haciéndolo tuviese que
estar encerrada para siempre en este palacio, pues
después de haberle dejado de lado, criándose
sin su madre, no pude negarle el derecho que él,
como primogénito, tenía para continuar
gobernando el Reino de Castilla.
P.- ¿Os arrepentís
de algo en vuestra vida?
R.- Solo de uno de mis pecados: yo
no puedo llamarme madre después de haber dado
a luz seis veces, porque tan profundo era el amor
que sentía por Felipe, que no fui capaz de
amar a nadie más en este mundo, mas sé
que Dios en su infinita misericordia sabrá
perdonarme y me acogerá en su gloria.
P.- ¿Cómo es posible
que un padre encierre a su hija?
R.- No fue otra cosa sino la codicia
y las ansias de poder lo que le cegó y no le
permitió ver que yo ni quería ni podía
gobernar sola, pues como hija suya que soy confiaba
plenamente en él para que me ayudase a gobernar.
Lo mismo le pasó a mi hijo Carlos que, influenciado
por las Cortes que habían servido a mi padre,
permitió que me quedase encerrada.
P.- ¿Qué influencia
tuvo la religión en vuestra vida?
R.- Pues la verdad es que poca, lo
que me provocó problemas, ya que Carlos mandó
a los marqueses de Denia, mis carcelarios, que me
obligasen a ir a misa y a confesarme; mas ¿qué
pecados puedo haber cometido? ¡Si llevo media
vida aquí metida!
P.- ¿Os veíais capacitadas
para gobernar Castilla, Navarra y Aragón vos
sola?
R.- No, por eso yo quise gobernar
con mi padre, Fernando el católico, como consejero;
el que junto con mi madre había llevado a España
a ser uno de los imperios más grandes y poderosos.
Pero él prefirió quedarse con el trono.
P.- ¿Fue Felipe el Hermoso
el culpable de vuestro, a veces, comportamiento imprevisible?
R.- Sí, porque él pronto
dejó de quererme, y cada noche que pasaba sin
él sabía que él no estaba solo,
que a su lado tenía a otra mujer, una que no
era yo, lo que me llevó a vigilarle cada vez
más, llegando incluso a ir a una fiesta estando
embarazada de mi segundo hijo, Carlos, que le tuve
que parir en las letrinas de los baños del
palacio de la fiesta. Llegué incluso a agredir
con unas tijeras a una de sus amantes. Me llaman loca
por luchar por lo que quiero, pero yo he vivido de
la única forma que sé hacerlo.
P.- ¿Cómo fue vuestra
vida en las Cortes de Flandes?
R.- Aunque Felipe me era infiel,
yo allí era feliz, podía verlo y abrazarlo
cada día de mi vida, sabiendo que a él
le gustaba estar en Flandes, lo que me hacía
disfrutar más aquel lugar.
P.- Habéis tenido una vida
dura, ¿cuál ha sido el acontecimiento
más doloroso que habéis vivido?
R.- Mi vida entera ha sido un conjunto
de malos infortunios, pero sin duda el peor golpe
que Dios ha querido que me dé ha sido la muerte
de mi esposo Felipe. Aunque él ya no me quería
yo le amaba profundamente y los ocho meses que estuve
caminando junto a su féretro fueron los más
duros de mi vida, pues el que fue el amor de mi vida,
mi único y verdadero amor, había muerto.
CONCLUSIÓN
Juana pagó las ganas de poder que tenían
su padre Fernando el Católico, su marido Felipe
I 'El Hermoso' y su hijo Carlos I. Pero a pesar de
todo lo que le hicieron, ella nunca dejó de
quererlos, ni de confiar en ellos.
No cabe duda de que Juana fue una mujer situada fuera
de su tiempo, porque a pesar de que sabía que
tenía que estar callada, ella no pudo soportar
la humillación que eso supone y decidió
emprender la lucha por su cuenta contra las infidelidades
de Felipe, lo que consiguió que la tomasen
por loca, solo por defender lo que quería;
aunque también es cierto que en muchas ocasiones
actuó de manera desequilibrada y sin pensar,
como cuando agredió a una empleada del hogar
con unas tijeras, que no deja de ser un acto de amor.
Por estos aspectos, nos olvidamos de una de las características
más importantes de Juana, que era una mujer
muy lista que desde muy pequeña aprendió
latín y mostró sus dotes para artes
como la danza o la música. Yo creo que se debería
conocer a Juana por la inteligencia y no por las crisis
nerviosas que sufría por su amado. En cualquier
caso, su vida nos deja una pregunta: si Juana hubiese
sido un varón con pequeños brotes de
locura, al igual que Juana, ¿su padre le hubiese
encerrado o hubiese permitido que reinase? Nunca sabremos
la respuesta, pero yo creo que le hubiese dejado gobernar,
porque la España del siglo XV-XVI era demasiado
machista como para permitir que dos mujeres seguidas
gobernaran un reino tan sumamente importante en todo
el mundo.
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