¿Imaginas
cómo sería tu vida en la Edad Media?
Una alumna del IES Santa Cruz recrea en forma de relato
lo que ha aprendido en clase.
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Así
se vivía en la Edad Media. |
Yo soy Montse, una campesina de inicios del Siglo
VI en la Hispania Visigoda. Vivo en el campo. Todo
el mundo toma de referencia la gran población
de Valentia para saber dónde vivo, pero yo
vivo más al norte, entre las poblaciones de
Valentia y Barcino, con mis dos hermanos mayores,
mi hermana pequeña y mis padres. En mi familia
somos seis.
Todos vivimos en una tribu, que está gobernada
por nuestro rey, que ha sido elegido por el consejo
de ancianos. Son bastantes, uno de ellos es mi abuelo,
el padre de mi madre. Sueña que mis hermanos
sean como él, de hecho uno de mis tíos
está preparándose para ello, pero dudo
que mis hermanos puedan ser tan inteligentes como
él; los ancianos son muy sabios. El rey es
la persona más fuerte e inteligente de la tribu.
Este cargo pasa de padres a hijos, pero mi madre me
ha contado que no hace mucho tiempo, cuando un rey
moría o se retiraba, los ancianos se reunían
y elegían a otro.
El consejo está formado por todos los miembros
de nuestra tribu. Los ancianos son la voz de la experiencia
y las mujeres y los niños no participamos,
cosa que me parece injusta, porque nosotras también
deberíamos opinar, pero es así y no
podemos hacer nada.
En mi tribu también hay un druida, que hace
pócimas. Solemos acudir a él cuando
estamos enfermos; suele mejorar bastante nuestro estado
de salud. Es la voz de la experiencia, al igual que
los ancianos.
Nuestra religión es politeísta, es decir,
creemos en varios dioses, y animista, nuestros dioses
son los animales.
Hace poco, nosotros, los pueblos germanos, y los
romanos han ido entrando en contacto. Los romanos
quieren conquistar nuestros territorios, eso hace
que nos desplacemos. Pero aun así, vamos entrando
en contacto y asimilando nuestras culturas, como la
forma de vida, la forma de vestir, las leyes…
Muchas veces la asimilación no es pacífica,
hay muchas guerras, los soldados romanos destruyen
nuestras cosechas y ciudades; se produce mucha inseguridad.
Los sabios cuentan que más al norte, más
allá de las montañas, desde hace un
siglo hay un gran imperio, que surgió con la
desintegración. Lo llaman el imperio Carolingio.
Está gobernado a través de mayordomos
de palacio, que son representantes del rey en distintos
territorios. Son los encargados de que se cumplan
las leyes, de cobrar impuestos y administrar justicia.
Su capital se establece en Aquisgrán y se organizaba
tanto en condados, gobernados por condes, como en
marcas, gobernados por marqueses. Estas son zonas
fronterizas e inestables, pero tienen una fuerza defensiva,
que es el ejército. Pero tanto condes como
marqueses juran fidelidad al rey, prometiendo acudir
en apoyo, aconsejarle en sus decisiones y representarle
en tierras lejanas.
Frecuentemente el señor envía funcionarios
para comprobar que el trabajo de sus representantes
se está realizando bien. Su economía
es de subsistencia; viven en el campo, viven de lo
que produce la ganadería y la agricultura.
Aquí nuestra economía está sustentada
por agricultores, ganaderos, cazadores y lo que robamos
en las razzias.
También cuentan que más al sur también
hay un gran imperio, el imperio Bizantino, que se
formó en el año 476, y tiene capital
en Constantinopla. Su gobernante más importante
fue Justiniano, que estuvo casado con Teodora y tenían
políticas expansivas hacia el sur y el oeste.
Este imperio se sustenta en la figura del Basilius,
que tiene todos los poderes, legislativo, ejecutivo
y judicial; también es el jefe religioso. Tiene
una amplia administración, con funcionarios
y un ejército poderoso, que se encarga de conquistar,
defender el exterior y sofocar revueltas internas.
Tiene una legislación uniforme en todo el imperio,
el Código de Justiniano.
Las características del imperio son: Sus ciudades
más importantes son Éfeso, Tesalónica
y Constantinopla. Son grandes centros comerciales,
comercio con productos de Asia, del norte de Europa
y el norte de África; también hay artesanos
muy importantes, hacían objetos de lujo para
la corte, la Iglesia y la nobleza. Esto hace que su
moneda sea moneda de cambio en todo el mundo.
A mí de mayor me gustaría vivir en
cualquiera de estos dos imperios.
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