Nueva
entrega del trabajo de investigación del equipo
de redacción del IES Las Llamas de Santander.
De nuevo localizaron a algunos de los que fueron alumnos
de este centro educativo para saber qué ha
sido de ellos y cómo recuerdan el instituto.
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Leticia Barquín, Fabián
Collado,
Miguel Fernández de Bobadilla y Rubén
Sainz. |
LETICIA
BARQUÍN, FUTURA PERIODISTA
Primer día en el instituto
Las Llamas. Aquella sensación de inseguridad
me recorría de pies a cabeza. Sin embargo,
mi rostro mostraba la sonrisa más grande que
un profesor podía imaginar en un primer día
de curso. Sobre todo un profesor de Lengua española,
de acento andaluz, me recordaría el resto del
año por aquella cara de alegría. El
año (muy duro) acabó, y tras un verano
inolvidable llegó el temido segundo de Bachillerato.
¿Os cuento el truco de este horrible año?
Los nervios y la incertidumbre cumplen un papel muy
importante en este año, ya que nuestra mente
lo hace más difícil de lo que realmente
es. Con una buena organización, una gran ilusión
y un poco de competitividad bordarás la Selectividad.
Recuerdo el primer día de la PAU. El primer
examen fue Lengua. Salí insatisfecha y deprimida,
sentimientos que después de Filosofía
desaparecieron. Os debo dar un consejo: no estéis
preocupados. Los nervios me jugaron una mala pasada
y no conseguí los resultados que me propuse,
pero no por ello se iba a parar el mundo. La cuestión
es encontrar soluciones ante cualquier problema. A
pesar de mis malos pensamientos conseguí unos
buenos resultados (aunque siempre se quiere más)
y ahora estoy en la universidad estudiando lo que
yo más quería donde yo quería
y junto a la persona que me hace feliz cada día.
En algún futuro, no muy lejano, espero ser
una gran periodista reconocida. Y también espero
no olvidar todos los recuerdos que me llegan al pensar
en los primeros días de los lugares desconocidos
a los que como buena aventurera me gusta asistir.
Por último, me gustaría dar mucho ánimo
a los alumnos de segundo de Bachillerato, el año
es intenso.
FABIÁN COLLADO, UNA
LECCIÓN DE ESFUERZO
Ese gran pasito de la ESO al Bachillerato...
Al principio parecía fácil primero de
Bachiller, pero la cosa se fue poniendo difícil.
Al final todo acabó bien y empezó el
verano, un verano que pintaba como el mejor pero,
sin duda, el mejor verano es cuando acabas el Bachillerato.
Será el mejor porque segundo es un año
duro en comparación con primero, bastante más
duro, pero tan solo por un único detalle, Selectividad.
Desde bien pequeños nos fríen a exámenes,
pero este año será descomunal. Vagos
y trabajadores, ambos lo pasaréis mal y tan
solo existe un único truco eficaz: relajarse
y tomarse el año con calma. Vuestros profesores
os exigirán, en casa también y, seguramente,
vosotros mismos. Os dirán que o estudiáis
muchísimo o no aprobaréis y no sacaréis
el curso adelante; intentarán apoyaros también
y eso os pondrá nerviosos porque este año
será un año de muchos nervios. Visualizad
las metas con claridad, aprobad el curso, entrad en
la carrera y alcanzad ese deseado verano. El único
truco para ello es ese, mantener la calma. Por supuesto
que hay que estudiar, pero vosotros mismos ponéis
el límite. Querer es poder y nunca mejor dicho.
Os contaré mi caso, el caso de una persona
perezosa que terminó estudiando una ingeniería.
El curso empezó y como siempre los mismos
objetivos: llevar las cosas al día, hacer deberes,
estudiar, compaginarlo con deportes, etc. Como siempre,
yo empecé duro, pero a las dos semanas me deshinché
y fui suspendiendo examen tras examen, todo por pura
vagancia y por no poner mi límite ni en lo
mínimo. Pasaban los meses y me agobiaba más,
hasta que llegó un día en el que, como
os decía, querer es poder. Os sonará
a mítica historieta de superación, pero
que ninguno piense que no puede terminar este curso
con éxito. Llegó ese día en el
que decidí ponerme las pilas y retomar el hilo
(más vale tarde que nunca). Manteniendo la
calma y pensando a la hora de estudiar solo en el
examen más próximo para no agobiarme
fui capaz de remontar un curso entero, simplemente
teniendo dos cosas claras: si te propones hacerlo
y mantienes la calma puedes hacerlo. Os hablo de que
conseguí aprobar el 90% de las asignaturas
teniéndolas suspensas en los anteriores trimestres
con unos y doses. Nadie se lo imaginaba y, si hubiera
espabilado antes, habría aprobado el 100%.
Es cierto que no aprobé todas y me tocó
estudiar en verano. Siendo sinceros, no porque el
curso hubiera sido descomunalmente complicado, sino
simplemente por vangancia, así que intentad
no agobiaros porque os aseguro que se puede. Luego
vino Selectividad, donde incluso yo me agobié,
pero os aseguro que si conseguís aprobar el
curso os bastará con repasar, tan solo repasar
las asignaturas para sacar una buena nota y entrar
en la carrera. Saldréis del primer examen descontentos,
pero no os preocupéis, lo habréis hecho
mejor de lo que pensáis, os lo digo yo.
Como veis, hasta una persona vaga puede terminar
un curso aparentemente complicado para comenzar una
ingeniería aún más complicada.
Solamente necesitáis dos simples consejos:
tomaros las cosas con calma y estudiar, que si os
lo proponéis lo sacaréis.
Por supuesto que no solo será un año
de estudio aunque parezca así. Vais a pasarlo
genial, os parecerá que no se puede compaginar
con salir de fiesta, pero si os administráis
medianamente bien vais a tener tiempo para hacer mil
cosas. Personalmente ese año, tanto en la etapa
de agobio como la de estudio a tope, me lo he pasado
genial y he disfrutado bastante. Así que mucho
ánimo, estudiantes de segundo de Bachiller
y, a pesar de la dureza, no deis nada por perdido
hasta el último día, que se puede con
todo.
LOS CONSEJOS DE MIGUEL FERNÁNDEZ
DE BOBADILLA ANTE LA PAU
Segundo de Bachiller, un año
que aparentemente asusta, pero que no es para tanto.
Yo pasé de primero a segundo “limpio”,
pero habiendo dejado hasta siete de las nueve asignaturas
en la segunda evaluación de ese curso, un desastre,
por lo que en cierta parte tenía algo de miedo
de cómo me podría ir en segundo y de
la obligación que tenía de levantar
mi media de un 5,25 a un 7 para poder estudiar lo
que quería.
Desde el primer día que entras a clase no
paras de oír las palabras mágicas PAU
y Selectividad. Así se empieza muy bien el
curso, como sabéis. Es entonces cuando te propones
llevar todas las asignaturas al día para que
"no te pille el toro". Pero como todo el
mundo sabe, la primera semana es de "contacto",
por lo que no se hace nada y, al final, esta semana
se alarga hasta que te dan el primer susto, por lo
que vas asimilando que igual eso de llevarlo al día
viene mejor que "pegarte la panzada" de
estudiar un examen el día antes. Aún
así no lo haces realidad y de repente te das
cuenta de que estás a finales de noviembre
y sigues en esa semana de "contacto" en
la que solo te pones a estudiar cuando ves el calendario
y dices: "¡Que mañana hay examen!,
¿De qué!?".
Pero bueno, hay algunos casos en los que eso de estudiar
los dos/tres días antes funciona con muy buenos
resultados y otros que no. En mi caso en la primera
evaluación solo me quedó, como a lo
largo de todo el curso, Matemáticas, asignatura
que ya os aviso no va a ser sencilla aunque la lleves
al día. En cambio las demás, para mi
sorpresa, estaban aprobadas con notas que se encontraban
alrededor del seis y el siete. Yo creo que la nota
más baja seguramente era el cinco en Filosofía.
Ahora mismo algunos estarán pensando "¿con
esas notas qué se puede estudiar?". Pues
de momento nada, primero hay que aprobar Selectividad.
Van pasando los meses, los exámenes, y es entonces
cuando llegan las notas de la tercera evaluación
a finales de mayo y me dan el disgusto de que me ha
quedado una, esa que me había currado como
ninguna (#TweetSerio). En ese momento entran en acción
buenas personas como mis padres, mi novia, mis amigos,
algunos profesores..., todos ellos me ayudaron a "dar
la vuelta a la tortilla". Conseguí aprobar
la asignatura a través de la Consejería
de Educación, lo cual me produjo una gran ilusión.
La noticia de que me habían aprobado la asignatura
me la dieron a una semana y tres días para
la temida Selectividad, por lo que cuando llegué
a casa me hice mi horario de estudios en función
de todo lo que tenía que estudiar y claramente
con sus merecidos descansos. Fue tan sencillo como
seguirlo, era el último esfuerzo, solo me quedaban
dos semanas para acabar y tener un verano digno de
pre-universitario.
Lo conseguí. A la semana de acabar la Selectividad
me dieron las notas con todo aprobado alcanzando una
media total de 9,2. Eché matrícula en
diferentes universidades fuera de Cantabria, concretamente
en Madrid, y ahí es donde me cogieron, en la
Universidad Rey Juan Carlos, para estudiar Ingeniería
Industrial... Y la verdad es que estoy encantado donde
estoy, con quien estoy y claramente de mi carrera.
Las claves para todo alumno de segundo de Bachillerato
yo creo que son principalmente tomarse el curso con
tranquilidad, pero con cierto control. Así
lo saqué yo, pero no por ello se asegura el
aprobado. Y a la hora de Selectividad es tan fácil
como hacerse un horario bien organizado, estar tranquilo
y seguro de uno mismo debido a que el nivel que exigen
en PAU es inferior al que piden en el instituto.
RUBÉN SAIZ, UN ALEGATO POR LA BUENA
EDUCACIÓN
Pues buenas a todos. Mi nombre es
Rubén Sainz. Estudié los dos cursos
del Bachillerato en el instituto de Las Llamas y actualmente
estudio Filosofía por la UNED. En virtud de
no contar una historia, haré simplemente unos
apuntes. Sinceramente del primer curso de Bachillerato
no tengo nada que mencionar; acudía a clase,
me marchaba a casa, estudiaba, aprobaba... y volvía
a empezar.
Ya en el segundo curso dejaba una estela de indiferencia
y anonimato. Para ser sinceros, no me gustaba estar
allí, acudía en algunas horas de clase
a la biblioteca para leer, y era casi incapaz de aceptar
ciertas formas de estudio planteadas en algunas asignaturas.
Por otro lado, y por suerte, fui
capaz de entablar una o dos relaciones de esas que
valen la pena, con dos compañeros de clase.
Al mismo tiempo, otro número parecido de docentes
-grandes docentes- consiguieron dotar al aula de la
cordura que hoy día necesitarían la
gran mayoría de ellas. Por este efecto, acudía
entusiasmado a tales clases, notablemente admirado.
Y leía a Schopenhauer en las demás.
Por eso desde aquí tan solo quiero agradecer
fuertemente la labor de tales profesores, aquellos
que consiguen dotar sus clases de rigor, seriedad,
criticidad; aquellos que no aceptan hacer de su clase
una fábrica, construir pieza por pieza, temario
por temario, instrumentos idiotizados.
Por esta razón dará lo mismo el centro
educativo, porque con el enfoque nefasto de la educación
que hoy día prevalece, la "enseñanza"
-si acaso pudiéramos llamarlo de tal modo-
será exactamente igual de mala. A no ser que
estén ellos, los profesores, pero los de verdad.
PD: Aunque hayáis sacado un notable en un
examen de la generación del 98 es falso. Aunque
hayáis conseguido un 9 en el análisis
de un cuadro muy seguramente es falso. Aunque hayáis
comentado perfectamente un comentario histórico
es falso también. La nota es vuestra galletita.
Seguramente jamás has leído una sola
obra de Unamuno; seguramente no sabrías decir
absolutamente nada de un cuadro que jamás has
visto: repites consignas aparentando un criterio que
no tienes. Así que ¡someteos! haced creer
que sabéis mucho de tal y de cual, conseguid
la galletita esa. De verdad, en un ambiente así,
la mala o la falsa actuación se diluye; bienvenidos
a la banalidad del mal obrar. Pero, por favor, jamás
os creáis vuestras propias mentiras, vuestras
propias notas. Eso nunca, por favor.
Un cordial saludo a todos.
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