En
esta historia, Lidia Villar nos cuenta cómo
un conejito sin hogar consigue una casa gracias a
los consejos de una rana.
- Hola señora rana,
no tengo casa, -dijo el conejo-
- Pues dale a la ratita un poquito de queso y ya verás
cómo te da mucho dinero.
- ¡Qué bien! Pero quiero un platito para
guardar el dinerito.
- Pues vete a la casa del señor tortolito.
- No sé dónde está esa casa.
- Toma este mapa, la encontrarás.
- Gracias.
Después de un rato, la encontró, llamó
a la puerta y dijo:
-
¿Hay alguien?
- Sí -dijo el señor tortolito-
- ¿Qué quieres?
- Un platito.
- Está bien, te lo daré.
Después
se fue a la casa de la ratita y le pidió que
le diera mucho dinero.
-
Pero… -dijo la ratita - ¿qué me
das tú a cambio?
- Este queso recién hecho.
- Vale.
Y
al final se compró la casa y fue muy feliz.

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