El
libro 'Guinness World Records' es un libro en el que
se recopilan anualmente, como su propio nombre indica,
los records mundiales. El libro mismo tiene un récord,
como la serie con derechos de autor más vendida
a lo largo de la historia. Entrevistamos a Cristóbal
San Miguel Lobo, quien participó en una proeza
incluida en este libro.
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Grupo de jóvenes rumanos que ha conseguido
superar de nuevo el récord.
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El
libro 'Guinness World Records'
se divide en ocho categorías: Seres Humanos,
Música y Arte, Curiosidades, Política
y Sociedad, Naturaleza, Proezas de la Ingeniería,
Ciencia y Tecnología, Geografía y Deportes.
Esta última es la categoría que cuenta
con más records, y de la que vamos a hablar
en esta entrevista. Cristóbal San Miguel Lobo
es un jugador de baloncesto que, junto a más
personas, logró un Récord Guiness mundial
de los días 15 al 16 de agosto de 1995, jugando
el partido de baloncesto más largo de la historia.
Pregunta.-
Sabemos que hicieron un récord
Guinness por jugar el partido de baloncesto más
largo de la historia. ¿Cuánto duró?
Respuesta.- El partido duró
30 horas y 27 minutos.
P.-
¿En
qué equipo jugaba?
R.- En realidad,
no se trataba de equipos federados, piensa que en
agosto las plantillas están en plena pretemporada.
Por tanto, se crearon dos equipos ex profeso: yo formé
parte del equipo 'Ayuntamiento de Torrelavega'.
P.-Para
jugar un partido necesitarían un contrincante.
¿Quién fue?, ¿quién ganó?
R.-El otro equipo creado para la
ocasión fue 'Deportes Olimpia'. Evidentemente,
ganamos nosotros.
P.-¿A
quién se le ocurrió la idea y cómo
la llevaron a la práctica?
R.-La idea surgió en una terraza
en el verano anterior. Nacho Alonso, Javi Álvarez,
Raúl Ortiz y yo estábamos charlando
-como tantas otras veces- de baloncesto; teníamos
referencias de que existía un récord
de ese tipo. Bromeábamos sobre el tema, pero
al poco tiempo Raúl Ortiz empezó a informarse
con más rigor y a pensar en conocidos de La
Llama para las dos plantillas. Y en pocos meses la
idea empezó a desarrollarse.
P.-Teniendo
en cuenta que es muchísimo tiempo, ¿tenían
claro que iban a lograrlo o no estaban muy seguros?
R.-¡Desde
luego que teníamos claro que íbamos
a tener éxito! Imagínate, en aquellos
veranos, tras acabar COU y tras los primeros cursos
en la universidad, jugábamos en las pistas
de La Llama desde las cuatro de la tarde hasta medianoche.
P.-Durante
el partido, ¿pensaron en algún momento
en dejarlo?
R.-Si bien nunca pensamos en abandonar,
un jugador tuvo que dejar el partido a primeras horas
de la madrugada por problemas estomacales. Otro jugador
tuvo que tomar varias infusiones de manzanilla. Pero
nada grave realmente.
P.-¿Se
prepararon previamente?
R.-Sí, y era necesario. Como
dije antes, Raúl Ortiz empezó a organizarlo
todo. Entre otras cosas consiguió que nos dejaran
horas en el pabellón 'Vicente Trueba' en las
semanas previas y planificó sesiones con los
veinticuatro jugadores: partidos de dos horas, de
cuatro, de ocho...; partidos durante el día,
durante la madrugada.
P.-
¿Cómo estuvo dividido el tiempo del
partido?
R.- Este aspecto venía dado
por la organización del Libro Guinness. El
partido tenía que estar dividido en tiempos
de veinte minutos (en aquellos años los partidos
de baloncesto del ámbito FIBA se jugaban en
dos tiempos de veinte minutos precisamente), tras
los cuales se daban cinco minutos de descanso. No
obstante, nos permitieron jugar periodos de dos horas
y tener descansos de veinte minutos; así, podíamos
ir a los vestuarios, ducharnos y cambiarnos de equipación.
P.-En
el partido, ¿estaban más pendientes
de hacer tiempo para acabarle y conseguir el récord
o de ganar como en un partido normal?
R.-Como estábamos tan convencidos
de que íbamos a lograrlo, hubo momentos del
partido en que los dos equipos estábamos francamente
pendientes de ganarlo. Por tal motivo, de madrugada
-cuando las horas parecían transcurrir más
despacio- teníamos 'prohibido' correr contraataques
o defender con bastante intensidad, aunque entre los
jugadores de La Llama en aquellos años la defensa
no era algo frecuente.
P.-¿Fue
gente a verlos o fue un partido sin público?
R.-Sí fue gente, más
de la que esperábamos. Los días previos
se pincharon cuñas publicitarias en las emisoras
de radio locales, pusimos carteles por la ciudad.
Además, el partido empezó el día
que comenzaban las fiestas patronales. Como el 'Vicente
Trueba' está donde se ubican las atracciones
de feria, mucha gente entraba. Tras los fuegos artificiales,
cerca de quinientas personas estaban en las gradas,
nos aplaudían las canastas y nos animaban todo
el tiempo. Recuerdo incluso que amigos de un jugador
llevaron cartulinas con las letras de su nombre. El
ambiente era muy bueno.
P.-¿El
público aguantó bien todas esas horas?
R.-Evidentemente, no. El público
no estuvo todo el tiempo, ¡sería una
locura! Yo recuerdo a mis padres en bastantes momentos,
porque ya estaban jubilados, y a mis hermanos cuando
sus trabajos se lo permitían.
P.-¿Qué
sintieron cuando terminaron el partido?
R.-Yo, satisfacción, alegría,
orgullo, sueño y dolor en los tobillos. Imagino
que los otros veintitrés jugadores tuvieron
las mismas sensaciones, aunque no sé si en
ese orden. Cuando superamos la marca anterior el partido
se detuvo unos instantes, nos abrazábamos y
sonreíamos. Y seguimos jugando un poco más.
P.-¿Cuánto
tiempo le sacaron al anterior récord al partido
de baloncesto más largo?
R.-Creo recordar que superamos la
marca anterior en cuatro horas.
P.-A
día de hoy otros han superado su récord,
¿qué sensación le produce?
R.-Efectivamente,
ya está superado. Me alegra pensar que en otro
lugar del planeta otros cuatro amantes del baloncesto
han conseguido reunir dos equipos de buena gente y,
siguiendo la máxima olímpica, nos han
superado.
P.-
¿Sigue jugando al baloncesto?
R.- Bueno, a veces pienso que afirmar
que "yo juego al baloncesto" es un eufemismo.
Pero sí, sigo jugando. Ahora me divierto mucho
en los recreos echando 'veintiunos' con los alumnos.
Cuando tenga cincuenta años seguiré
tirando a canasta. Es casi imposible que deje de practicar
este deporte, me aficioné de la mejor manera
posible: viendo por la tele a Fernando Martín,
Iturriaga, Epi, Corbalán, Sabonis, Petrovic,
Tarakanov, Kurtinaitis, Larry Bird o Julius Erving;
y en vivo, a históricos de aquí, como
Leto Revuelta, Chus Cruz, Tilio, Mikel Rojo o Toño
de Miguel.
P.-¿Nunca
han pensado en reunirse para volver a superar el récord?
R.-No hemos hablado del tema. Me
gusta ver las imágenes que grabó mi
hermana, y las que emitieron por Televisión
Española en el informativo regional. Pero no
atrae la idea. Las inquietudes ahora ya no son las
mismas.
P.-Para
poder entrar en el libro Guinness, ¿basta con
hacer el récord o hay que hacer algún
otro procedimiento?
R.-Hay que ponerse en contacto con
la organización del libro Guinness y ellos
darán las condiciones para la realización
del récord.

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