Las
reacciones de una pareja de adolescentes cuando se
enteran de que ella está embarazada pueden
ser muy variadas. El miedo y la inseguridad salen
a la luz. El primer pensamiento suele ser: ¿estoy
preparada para ser padre/madre? Y siempre surge la
duda de: ¿Cómo se lo digo a mis padres?
¿Cómo reaccionarán?
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Una adolescente embarazada.
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A pesar de que cada vez estamos más informados
sobre métodos anticonceptivos, los embarazos
adolescentes, es decir los de las jóvenes menores
de 19 años, siguen sucediendo.
En ningún caso hay que tratar un embarazo adolescente
como un problema, todo lo contrario, hay que apoyar
a la madre y desear que todo se desarrolle adecuadamente
y sin ningún contratiempo.
Las familias suelen poner el grito en el cielo cuando
se enteran de que su hija, nieta, sobrina o lo que
sea en ese caso está embarazada, ya que la
siguen viendo como una niña. Todo esto es en
algunos casos, hay excepciones.
Una cosa muy importante para la madre del futuro bebé
es que el padre le dé su apoyo, ya que en algunos
casos no se hace responsable y es una falta de autoestima
enorme para la futura mamá.
Una vez que está decidido el tener el bebé
y la familias lo saben, los padres se plantean varias
cosas, seguir estudiando o no, casarse o sólo
convivir con la pareja, o ni siquiera vivir con ella
y seguir viviendo en la casa de los futuros abuelos.
Un problema muy importante suele ser la economía,
ya que los recursos de los adolescentes suelen ser
muy escasos o nulos. Aquí entran los padres,
tanto como por la parte materna como paterna, para
mostrar su voluntad y ayudar en todo lo posible para
que todo llegue a buen término.
La prevención es la manera más adecuada
de evitar un embarazo, pero ya que está hecho,
no hay por qué tachar de irresponsables a los
futuros padres, ni sacar a la luz los precarios temas
económicos de los que se dispongan.
Lo más lamentable es que sigue habiendo casos
en las que las jóvenes se quedan embarazadas
y los padres no las quieren ni ver. Las chicas se
sienten defraudadas y no sienten el apoyo de sus padres,
el cual es muy importante para un buen embarazo, ya
que si la joven está amargada el bebé
lo va a sentir.
Las jóvenes empiezan cada vez antes a practicar
sexo y no son plenamente conscientes de las consecuencias
de no practicarlo con seguridad, ya que un fallo te
puede marcar toda la vida. No sólo me refiero
a quedarse embarazada demasiado pronto sino a las
enfermedades de transmisión sexual.
Este embarazo está considerado de alto riesgo,
ya que el cuerpo de la embarazada no está plenamente
desarrollado. También es importante mencionar
que no es suficientemente madura como para soportar
tanta presión como es tener un hijo.
Las relaciones sexuales no son un juego, no son simplemente
una forma de pasarlo bien. Para disfrutar de ellas
es necesario tomar precauciones y ser conscientes
de por qué se llevan a cabo.
También están las repercusiones en cuanto
a la vida diaria de la joven, como tener que dejar
de estudiar, enfrentarse a la decepción familiar,
asumir responsabilidades que aún le quedan
muy grandes.
Entre las opciones encontramos:
- Decidir seguir adelante y cuidar del bebé,
preferiblemente con ayuda de la familia.
- Abortar, pues la ley lo permite en supuestos de
menores de edad cuando la salud de la paciente corre
peligro.
- Darlo en adopción, para lo cual también
hay poseer cierta madurez o será una decisión
que marcará negativamente toda su vida.
Hoy en día esta situación se está
convirtiendo en algo demasiado habitual. Sobre su
causa hay muchas hipótesis. Si lo miramos desde
un punto de vista médico preventivo, podemos
decir que el inicio temprano de las relaciones sexuales
y la no utilización de métodos anticonceptivos
o su mala utilización es un factor importante.
Si lo miramos, en cambio, desde la situación
de las familias, diríamos que la desintegración
familiar, la poca comunicación con los padres
o la falta de enseñanza sobre la capacidad
de medir riesgos son otras variables que intervienen.
La realidad es que estas adolescentes se convierten
en madres antes de construir su propia vida, por lo
carecen de madurez física o emocional. Esto
implica para el bebé una red de sustentación
muchas veces no adecuada.
Muchas veces las adolescentes están sin pareja
en su embarazo. Y muchas veces están solas,
sin el acompañamiento afectivo familiar que
necesitan. No han dejado de ser hijas y ya tienen
que ser madres. Es por eso que el embarazo adolescente
es cosa de todos, y todos podemos hacer mucho.

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