La santanderina
Blanca Maza Gómez es una de las más
importantes especialistas, en la actualidad, de la
inteligencia de negocio en el sector de farmacia.
Fraguó su experiencia en los laboratorios Almirall,
para pasar más tarde a Procter & Gamble
y Novartis (Spain), desde donde llegó a su
actual destino, los laboratorios Mylan.
Es Licenciada en Economía
y Dirección de Empresas por la Universidad
de Cantabria, ha desarrollado estudios en EADA- Escuela
de Alta Dirección y Administración-
y ESADE Business School.
Pregunta.-
Háblame de la empresa
para la que trabajas, Mylan.
Respuesta.- Mylan es el tercer laboratorio
farmacéutico de medicamentos genéricos
del mundo (en unidades vendidas) y el primero en USA,
con delegaciones en 140 países y más
de 15.000 empleados y con una facturación a
cierre del pasado año de más de 10.000
millones de dólares, de los cuales unos 60
millones corresponden a la filial española.
P.-
¿Qué
son los medicamentos genéricos?
R.- Cuando a un medicamento
con marca (como por ejemplo Gelocatil) le caduca su
patente, otros laboratorios tienen derecho a fabricar
ese mismo producto pero sin que lleve marca alguna.
Sólo pueden llamarse por el nombre del compuesto
principal de ese medicamento más el nombre
del laboratorio que lo fabrica. Es decir, en el caso
del Gelocatil- cuyo principal componente es el paracetamol
-como su patente ya ha caducado, Mylan puede fabricarlo,
llamándolo "Paracetamol Mylan".
La gran ventaja de estos
medicamentos genéricos es que, llevando los
mismos componentes, son mucho más baratos que
las marcas, dado que cuando más dinero invierte
un laboratorio en una marca es en los primeros años
de su comercialización- en los que trata de
hacerse conocida (marketing, publicidad, congresos
médicos, etc). Estos son los gastos que los
laboratorios de genéricos nos ahorramos, dado
que el producto ya es conocido y su eficacia comprobada
desde hace al menos una década.
P.-
¿Cómo
os habéis visto afectados por la crisis económica?
R.- Aunque
parezca una contradicción nos hemos visto parcialmente
favorecidos por la crisis.
Me explico, para la mayoría de laboratorios
nuestro principal cliente es la seguridad social (o
sea, el Gobierno español), luego, en época
de crisis, el presupuesto para medicamentos se recorta
igual que el resto de presupuesto.
Esto debería suponer una menor venta para nosotros,
pero en nuestro caso, como el Gobierno no puede dejar
de financiar los medicamentos -dado que es un artículo
de primera necesidad- lo que hace es dejar de comprar
marcas y comprar muchos más medicamentos genéricos.
Además, este año ha coincidido que caducaban
patentes de medicamentos de enorme venta en nuestro
país como la Atorvastatina, que representa
una venta anual de nada menos que 445 millones de
euros.
P.- ¿Cuáles
son tus funciones como jefa de inteligencia de negocio?
R.- El objetivo principal de la
Inteligencia de Negocio es ofrecer a los directivos
de las empresas herramientas para tomar decisiones
inteligentes y de valor que les ayuden a hacer la
empresa más competitiva cada día.
Una empresa está compuesta por multitud de
departamentos y personas que generan y demandan información.
A través de las herramientas que mi departamento
proporciona podemos suministrar esa información
y canalizarla a los diferentes departamentos de modo
que queden todos interconectados. Pero no sólo
nos quedamos ahí, tratamos de añadir
indicadores de negocio que nos ayuden a saber si vamos
por buen o mal camino y cómo evolucionamos
respecto al ritmo del mercado.
El inicio radica en la búsqueda y captación
de información tanto de fuentes internas como
de fuentes externas (información sobre competencia,
ventas, inversiones, visitas, gastos, tendencias del
mercado, etc). Pero no toda información vale,
ésta debe estar cualificada, ser fiable y accesible
en los momentos precisos. En definitiva, tiene que
ser de calidad.
Mis funciones son buscar esas
necesidades de información, contactar con las
empresas que ofrecen soluciones. Para ello, negociar
las condiciones e implantarlo en la empresa. Una vez
implantado, se elaboran manuales y se da la pertinente
formación a los usuarios, además de
realizar el mantenimiento de esa herramienta de información
(actualizar datos, dar de alta nuevos usuarios, etc)
P.-
¿Puedes
enumerar algún ejemplo del tipo de proyectos
que llevas?
R.- Ahora
mismo tenemos muchos proyectos importantes. Por un
lado estamos implementando un proyecto de clienting,
es decir, orientamos todas las acciones comerciales
a identificar, conocer y tratar a cada cliente como
diferente. Es justo lo contrario de lo que veníamos
trabajando hasta ahora. Antes se tendía a realizar
acciones de grupo tratando a todos nuestros clientes
por igual y ahora hemos realizado diferentes estudios
que identifican qué cliente es más productivo
para nosotros (a menor inversión nos genera
mayor venta), qué tipo de comportamiento tiene,
a qué congresos acude, qué actividades
le motivan, etc.
También estamos
trabajando en un sistema de BI (Business Intelligence),
esto es un sistema informático que aglutine
todas las fuentes de información que existen
en la empresa de modo que desde cualquier departamento
podamos tener acceso a la misma calidad de información
y en el mismo momento. Parece un trabajo sencillo,
pero este proyecto en concreto nos lleva ya dos años
de intenso trabajo y quedan aún un par más
para perfeccionarlo.
P.-
Por último,
¿cómo ves el futuro del sector farmacéutico
en España?
R.- Creo que
como con el resto de sectores tenderá a liberalizarse.
Es decir, ahora estamos totalmente en manos del estado.
El Gobierno decide nuestras bajadas de precio, cuándo
y cómo cobramos, quién puede suministrar
a un hospital medicación y quién no.
Como ejemplo, hoy en día el 90% de los medicamentos
necesitan de una receta prescrita por un médico
de la seguridad social para poder ser adquiridos en
la farmacia.
La tendencia en el resto de Europa nos lleva
a pensar que cada vez el estado va a intervenir menos
y va a ser más el paciente el que decida. Tenderemos
más hacia el perfil norteamericano donde es
el paciente quien decide su medicación casi
en el 90 % de los casos.
También tenderemos a
comprar "tratamientos" en lugar de "cajas".
Es decir, si nos recetan tomar 2 gramos de paracetamol
diarios durante 10 días, el farmacéutico
nos suministrará los 20 gramos necesarios para
cumplir con ese tratamiento y no necesitaremos tener
en nuestras casas cajas y cajas de medicación
sobrante como hasta ahora. Esto supondrá un
ahorro importante para el Gobierno y para el paciente.

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