Allí, parapetado tras sus clásicas Ray-Ban,
un uniforme militar y el gesto serio, el cantante
Michael Jackson se erigía como una figura de
leyenda. Tras él, una cascada de chispas y
fuego caía sobre el escenario. En derredor,
la gente gritaba desesperada. El mayor espectáculo
del mundo iba a comenzar.
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Michael Jackson
en uno de sus conciertos. |
Querido y odiado, archiconocido sin discusión,
Michael Jackson ha sido el ídolo de masas de
varias generaciones. El auténtico rey del pop
y de la puesta en escena, el Dios del directo. Creador
de tendencias, convirtió su vida en un escaparate
para la música; además de sus gafas
de sol, son ya míticos sus sombreros, sus tiritas,
sus pantalones regaderos pero, en resumen, su estrafalaria
y genial forma de vestir que incluía un amplio
abanico de chaquetas de cuero, americanas de muchos
colores, camisas de terciopelo, trajes espaciales
y camisetas blancas.
Ese hombre de la cara obtusa, de mirada risueña
y nariz perfilada sorprendía con su capacidad
creativa. De su cabeza surgieron canciones tan cosmopolitas
como 'Billie Jean', 'Man in the Mirror', 'Smooth Criminal',
'Heal the World', 'Black or White', 'Earth Song',
'Ghosts', 'Privacy' o 'The Lost Children'. Era un
artista con un repertorio musical irrepetible que
convirtió el Pop en mito y la música
en un canto a la solidaridad y ecología.
El intérprete consiguió cuanto quiso
y su marca alcanzó un valor incalculable. Tras
tres de los discos más vendidos de todos los
tiempos, incluyendo el más vendido y tres giras
muy exitosas, Jackson se recluyó con sus premios
en su misterioso y tétrico Neverland. Sus apariciones
en público continuaron por cuenta gotas pero
desapareció de los medios de comunicación.
En plena crisis decidió grabar un olvidado
disco de estudio, 'Invincible'. Su atormentada mente
se esforzó en crear un aséptico cd repleto
de efectos de sintetizador, sonidos del futuro y algunas
voces suyas. Nadie le comprendió y fue un desastre
sin promoción que muy pronto desapareció
de las tiendas de música. A pesar de todo,
si hoy se reproduce, es tan atemporal y fue tan novedoso
que podría haber salido hoy mismo a la venta.
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Jackson con
sus dos hijos. |
Sin embargo aun le quedaba un golpe fatal que soportar.
En 2003 su imagen fue resquebrajada para siempre cuando
fue apresado en sus dominios por un supuesto abuso
de menores. Dos años de juicio dejaron a un
Michael no culpable pero si repelente para la sociedad.
Parodiado sin descanso, fue acusado de abuso de analgésicos,
de adicto a la cirugía y de vivir de rentas.
Se calculaba que en 2008 saldría a la venta
su nuevo trabajo, pero nunca llegó. Michael
definitivamente se había acabado.
A comienzos de 2009, Jackson continuaba con sus rarezas;
sus hijos deambulaban con mascaras venecianas, él
con mascarilla hospitalaria mientras los rumores sobre
su regreso se incrementaban.
En marzo, mediante una multitudinaria rueda de prensa,
Jackson anunció una serie de shows que pondrían
el broche de oro a su carrera. Se despediría
de sus fans y demostraría a sus hijos quien
fue otrora.
Dos semanas antes del primer concierto en Londres
su corazón dijo basta. Debido a una sobredosis
o a un sabotaje, Michael abandonó el mundo
rumbo a los cielos dejando en tierra a sus hijos y
entregando sus himnos a la humanidad para que resuenen
hasta la eternidad. Probablemente Dios, en un arranque
egoísta, decidió que quería ver
los últimos conciertos de Michael Jackson en
su olimpo. Mientras tanto los mortales seguiremos
durante años escuchando al indiscutible King
of Pop.

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