¿Cómo
es esa enfermedad de la que tanto nos advierten todos
los medios de comunicación? ¿Es tan
grave como afirman? ¿Realmente merece la pena
gastar tanto dinero en fármacos o es sólo
un intento de los gobiernos para quitar importancia
a la crisis? ¿Ayudarán las vacunas recién
aprobadas o es un negocio para salir del pozo?
El virus AH1N1, más conocido como la gripe
A, está sembrando el pánico en todo
el mundo. Durante el otoño y el invierno las
temperaturas comienzan a bajar y el riesgo de contagio
es mayor. Todos los años durante esta época
comienzan las campañas de vacunación
contra la gripe estacional, pero este año las
vacunaciones aumentarán increíblemente
gracias a esta nueva enfermedad ya catalogada como
pandemia.
Es irónico defender la gravedad de la, en
origen, gripe porcina, cuando su mortalidad es bastante
más baja que la gripe común, a lo que
se añade el que, a día de hoy, aún
no está del todo claro qué es cierto
y qué no lo es sobre esta enfermedad.
El 29 de abril, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) afirmó que nos encontrábamos
en el nivel cinco de alerta (el siguiente nivel era
un contagio masivo en distintas partes del planeta)
pero, de repente, contra todo pronóstico, los
países con el mayor número de afectados
dejaron de contabilizar sus casos y el ambiente se
relajó. Ello no ha disipado las dudas sobre
la realidad científica de esta enfermedad.
Su gravedad sigue a día de hoy en el aire y
entre la gente sigue existiendo la duda y el miedo.
Los denominados grupos de riesgo (a los cuales se
ha comenzado a vacunar el 16 de noviembre) están
compuestos por embarazadas, enfermos crónicos,
personal médico, cuerpos de seguridad y funcionarios
de prisiones. Asimismo las personas entre 18 años
y 60 sólo recibirán una dosis, aunque
es probable que también ocurra esto con los
menores de 18 y mayores de 60.
Ya de entrada la confusión en este terreno
ha sido motivo de dudas y recelos. No es raro que
a una persona mayor de 65 años se la vacune
por considerarla de riesgo, debido a cualquier patología
asociada. Como tampoco lo es que no se la vacune,
aunque tenga patologías serias, porque se aduce
que está inmunizada, dado que ya vivió
la gran epidemia de gripe del siglo pasado.
Con todo esto y la vuelta al colegio el número
de contagios en niños aumenta. Las familias
no quieren que sus hijos e hijas sean un blanco fácil,
y no les importa gastarse el poco dinero que tienen
en antibióticos y medidas sanitarias para prevenir
la enfermedad.
He aquí cuando entran en juego los antivirales
(único medicamento apto para frenar la gripe
A). Estos medicamentos habían sido retirados
el pasado abril tras la detección de los primeros
casos del virus, aparentemente para evitar que se
abusara de estos medicamentos y que su uso indebido
creara resistencia al virus. A día de hoy,
Sanidad ha recomendado que estos medicamentos vuelvan
a las farmacias y sean distribuidos únicamente
con receta médica a aquel que padezca los síntomas,
con lo que están al alcance de nuestra mano,
y por supuesto, de nuestros bolsillos. En algunas
comunidades sin más control, en otras con receta
y en otras con receta enviada por internet, tras ser
diagnosticado por teléfono o rellenado un cuestionario
web en algún site de cualquier consejería
de Sanidad o del Ministerio.
Esto es, sin duda, una gran noticia para los distribuidores
de estos antivirales contra la gripe A y B ya que
únicamente los fabrican dos laboratorios Hoffman-La
Roche bajo el nombre de Tamiflu y PROCAPS bajo el
nombre de Tazamir.
Estos medicamentos son vendidos en las farmacias europeas
a unos 30 o 40 euros la caja de diez dosis, pero también
son vendidos mediante vía on-line a unos precios
que alcanzan los 150 euros por la caja de diez, y
unos 667 euros por una de cincuenta.
Aprovechando la red y el actual estado nervioso de
la población hay pruebas de que existen falsificaciones
de estos medicamentos, que son vendidas por internet
como "antivirales potencialmente eficaces".
Partiendo de aquí es normal que se plantee
la pregunta de qué es realmente la gripe A
y qué hay detrás de ella.
Con numerosos programas de detección, vacunas
y publicidad han creado una nueva preocupación
y, ya que la salud está por delante del dinero,
se ha dejado un poco apartado el tema de la crisis
y a la población no le ha importado ayudar
a su recuperación mediante los altos precios
de los antivirales, los jabones desinfectantes y otras
numerosas tonterías creadas por y para la prevención
de la supuesta gravísima enfermedad.
De esta manera, aprovechan también para apartar
de la mente de la población cuestiones importantes
que tendrán lugar el año próximo
tales como la subida de dos puntos del IVA, con lo
que pretenden sacar 1.000 millones de euros, el encarecimiento
de la gasolina en 15 céntimos y la subida impuestos
del alcohol y el tabaco de donde se pretende conseguir
la cantidad aproximada de 3.000 millones de euros,
entre otros.

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