Pero
¿qué es el miedo hoy? ¿cómo
actúa en nuestra vida diaria como seres sociales
y desde un punto de vista de la existencia y desarrollo
individual?
Tal y como nos ha mostrado la evolución histórica
de lo que es el miedo y qué implica, hemos
pasado de ser seres humanos que sienten miedo ante
entes, procesos y conceptos simplemente considerados
como desconocidos o desconocidos además de
potencialmente dañinos, a ser seres humanos
sociales con una apreciación impuesta del miedo.
Esto es, el hombre de las cavernas sentía miedo
como respuesta natural hacia un tigre amenazante o
hacia un trueno, el hombre de hoy en día ha
utilizado en sus sistemas de creación y control
social el miedo, incorporando diferentes formas no
inherentes al ser humano de miedo a diferentes subsistemas
de control/modelado social, como el sistema educativo,
penal, civil etc... El miedo es pues hoy en día
algo en un tanto por ciento inherente y necesario
al ser humano, pero en otro tanto por ciento más
importante, un sistema de control, una barrera para
hacer la vida más cómoda al hombre medio
de hoy en día y contribuir al tan ansiado estado
de bienestar.
Pero hablemos en concreto: el miedo hoy toma diferentes
formas y, como podemos ver diariamente en los medios
de comunicación, está al orden del día.
¿Y cuáles son los principales miedos
de la gente hoy en día?
En primer lugar y viendo cómo se desarrollan
los acontecimientos, los miedos han cambiado, el miedo
del hombre moderno radica en temas recurrentes como
la muerte, el desamparo o el dolor. A ello habría
que sumarle los miedos típicos hacia lo desconocido,
como todo lo relacionado con la existencia de vida
tras la muerte, existencias de vida en otros planetas
y demás, temas que casarían mejor con
un folletín de asuntos paranormales que con
un artículo serio como éste.
Por ello es esencial identificar de qué fuente
provienen los miedos de los que antes hemos hablado:
hablamos de fuentes como las nuevas enfermedades pandémicas,
especialmente las de transmisión aérea
que tan de moda están hoy en día como
la gripe aviar o la porcina, u otras aún más
serias como virus del ébola; hablamos asimismo
del terrorismo, de las crisis económicas y
lo que conllevan (paro, miseria y pobreza) y de las
acciones personales de cada individuo tendentes a
eliminar parte de nuestra libertad o dañarnos
física o psicológicamente.
En definitiva el miedo nos permite día a día
convivir con los peligros que nos rodean sin que nos
sean finalmente dañinos, y eliminar toda su
potencialidad, así como también en ocasiones
limita nuestra perspectiva y modifica nuestra percepción
de las cosas, pudiendo obstaculizar un desarrollo
real de nuestra existencia.
A lo largo de la historia, el hombre ha estado condicionado
por el miedo. Pueblos enteros han podido ser gobernados
gracias al miedo durante épocas. Normalmente
el ser humano teme lo que no conoce y esto ha servido
de instrumento para mantener cierto orden en la tierra.
Las religiones supieron aprovecharse de ello y exprimirlo
para beneficio propio durante miles de años.
En general, las religiones son algo abstracto, es
decir, no es tangible, sólo se basan en la
fe sobre algo desconocido. Por ejemplo: la fe cristiana
utilizaba la ira de Dios y el infierno. Si no cumplías
con lo que Dios decía, ibas derecho al infierno
donde te esperaba un insufrible dolor eterno. Esto
ayudaba a mantener a raya al pueblo. Nadie conoce
a Dios y nadie puede saber de qué es capaz
si estás en contra de él, al igual que
no sabes cuánto de dolor te espera llegado
el momento de pagar. Pero había gente que sí
lo sabía y que tenía la palabra de Dios
en su boca. La gente no peca, se porta bien, trabajan,
comen, cagan, duermen y todo está bajo control.
Todas las religiones monoteístas acostumbran
a inculcar la cultura del miedo desde la mas tierna
infancia y así saber qué es lo que está
"bien" y lo que está "mal".
Lo que está mal acarrea dolor y castigo de
un ser superior al que nunca has visto y que nadie
puede demostrar que existe, pero ¿por qué
no va a existir? ¿Y si existe? ¿Estoy
dispuesto a correr ese riego? Todo está bajo
control.
A lo largo de los años, el miedo a la ira
de Dios ha ido perdiendo importancia. La gente se
culturiza y se va dando cuenta de las cosas y utilizando
la razón, y no la fe ciega. Pero siempre queda
la espinita clavada. Demasiadas generaciones de miedo,
y seguimos sin saber si hay un ser superior o no,
así que mejor no arriesgarse.
Hoy en día la influencia del miedo inculcado
en épocas anteriores ha ido disminuyendo, ya
sea por descubrimientos científicos que dan
a conocer lo desconocido o porque la gente se va insensibilizando.
Pero aún con la cantidad de incógnitas
desveladas por la ciencia, el pecado sigue ahí.
Desde un punto de vista más científico,
el miedo puede traducirse como incertidumbre, inseguridad,
tensión, estrés… El cuerpo es
capaz de prepararse física y mentalmente para
combatir este fenómeno. De esto se encarga
el sistema nervioso autónomo y endocrino, que
segrega sustancias y hormonas, como la catecolamina
o la adrenalina; sustancias que afectan a todos los
órganos del cuerpo, de forma que el corazón
late con más fuerza, la sangre llega con más
abundancia a todo el cuerpo, los sentidos se agudizan,
la transpiración aumenta y los pulmones se
dilatan. Todo para que el cuerpo se prepare para entrar
en acción.
A pesar de esto, hay varias maneras de reacción
frente al miedo, como el ataque, la huida, el hecho
de quedarse paralizado, o la sumisión.
El ser humano siente miedo cuando se enfrenta a algo
nuevo o desconocido, al dolor o a la pérdida
de algo preciado. Hay otro tipo de miedos, como las
fobias, que son trastornos emocionales por los cuales
se siente un pánico desproporcionado hacia
cosas concretas como a las arañas, los lugares
cerrados o incluso el miedo a hablar, conocido como
lalofobia.
La mayoría de personas que padecen fobias saben
que su miedo es irracional e injustificado, aunque
el saberlo no implica que no sigan sintiendo el estímulo
emocional ante las causa de su fobia.
Pero las fobias tienen tratamientos mediante los
cuales una persona se puede curar de su fobia. Y si
una persona puede dejar de sentir miedo hacia una
fobia, ¿se podrán curar otros tipos
de miedos más comunes en un futuro? ¿Podrá
el hombre reaccionar con normalidad ante una situación
en la que sienta miedo? Pero, ¿y si el miedo
es beneficioso?
Cuando una persona siente miedo puede llegar a límites
insospechados. Por ejemplo, un deportista cuando tiene
miedo a perder un gran premio, el título del
mundo, a que le quiten un record, o a hacer el ridículo,
se esfuerza al límite y consigue su objetivo.

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